Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

martes, 1 de mayo de 2018

RECUPERAR EL SENTIDO DE LA EXISTENCIA. Un aporte desde la Logoterapia


Dr. José Martínez-Romero Gandos
A Coruña - Galicia - España

Un famoso neurólogo, psiquiatra y psicoterapeuta vienés del S.XX, Viktor E. Frankl (1905 – 1992) nos dice que el hombre de hoy carece de instintos que le digan lo que tiene que hacer, contrariamente a los hombres del pasado que conservaban tradiciones y regulaciones éticas que le indicaban lo que debía ser. Al no saber lo que tiene que hacer puede caer en la tentación de hacer lo que los demás hacen o desean (conformismo) o hacer lo que los demás imponen (totalitarismo). Un tercer riesgo es desarrollar lo que el autor llamó “neurosis noógenas”.
Diferenciar esta “neurosis noógena” de la neurosis en sentido estricto se hace necesario porque los conflictos que desarrolla son conflictos de conciencia, colisión con los valores e intensa frustración existencial.
Aquí debemos preguntarnos si podemos hoy ayudar al Hombre existencialmente frustrado a encontrar un sentido en su vida. Muchas personas piensan que tal vez es tarde para esta tarea en un mundo totalmente globalizado, en crisis y vacio existencialmente. Creemos que no.
Las presiones económicas, la recesión, la pobreza estructural y la crisis generalizada golpean a la sociedad sin horizontes claros de reacción. Solamente una perspectiva "holística" y no "globalizante" permitirá descubrir sus verdaderas necesidades y proveer al desarrollo de su condición esencial: Ser Persona. La clave para evitar la caida en el vacío existencial, la profusión de adicciones, el aumento de las enfermedades de todo tipo y las guerras es la solidaridad. Afirmamos que cada persona es única e irrepetible, libre y responsable para decidir sobre su futuro y sobre su autotrascendencia.
Para responder a las preguntas que las personas le formulan frente a la creciente frustración existencial provocada por nuestra sociedad consumista, exitista, competitiva y carente de oportunidades (especialmente en el ámbito del trabajo) se ha desarrollado, en el mundo entero y en especial en Argentina y toda Latinoamérica, la Logoterapia creada por el Dr. Viktor E. Frankl. En esta dimensión de fenómenos auténticamente humanos es en el que se muestra, dramáticamente, la frustración existencial y el cada vez mas difundido “vacío existencial”, que tan maravillosamente describiera su creador.
Nos decía Frankl que esta frustración existencial no es manifiesta sino latente. El vacío existencial permanece larvado y se muestra con varias máscaras. Una de ellas es la depresión. No aquella reactiva al sufrimiento, la carencia de alimento para los hijos o a la pérdida de un ser querido. La depresión por la conciencia de una vida sin sentido. Aquella depresión “de los ejecutivos, ricos o poderosos” que aún arrojados a la intensa actividad social, cultural o deportiva, reprimen su “voluntad de sentido” por una “voluntad de poder y dinero”. La frustración existencial no es patógena en muchas personas pero es muy posible que pueda llegar a serlo y desembocar en neurosis si no se mantiene la meta de un sentido de vida autotrascendente.
Para evitar la enfermedad el Logoterapeuta debe ser conciente y hacer conciente en el paciente que ahora mas que nunca, en este momento de crisis social, la vida del hombre común y también la del hombre que sufre, sigue teniendo sentido A PESAR DE TODO.
 “¿Qué derecho tenemos para atrevernos a decir que la vida nunca deja de tener un sentido para todos y cada uno?  Lo afirmamos desde la convicción de que el hombre es capaz de transformar en servicio cualquier situación que, humanamente considerada, no tiene ninguna salida. (Frankl)”.
El desafío es construir un sistema en el que la solidaridad sea el centro. Prever los problemas psicopatológicos derivados de sentimientos profundos de soledad provocados por esta sociedad globalizada, vigilar la aparición de comportamientos alterados que modifican e impiden esa plenitud de vida, encarar las sutiles y a veces brutales circunstancias en las que se altera la convivencia familiar y contribuir al bienestar de nuestros niños y mayores, es el desafío de la hora.
El hombre común, sin la necesidad de ningún estudio sistemático, vivencia esta naturaleza espiritual de su ser Persona. Vivencia esta angustia por su finitud y se esfuerza en su autotrascendencia. No se le escapa que su vida vale la pena vivirla, plenamente. Y se esfuerza para encontrarle sentido a pesar de las circunstancias que, inevitablemente, lo rodean y frustran muchos de sus proyectos.
En muchas oportunidades encuentra ese sentido a pesar del sufrimiento que le produce el dolor por la pérdida de un hijo, el dolor físico de una enfermedad o trauma, la carencia de un empleo o una casa, o la necesidad de enfrentar catástrofes naturales.
Si el Hombre es capaz de esto y mucho mas, ¿porqué llega hasta un psicoterapeuta en busca de ayuda? Algunos porque se encuentran en una profunda crisis frente a estos avatares de la existencia. Otros porque reconocen que padecen síntomas desagradables, penosos, indeseables, que amenazan la tranquilidad de su existencia. Aquellos porque no han podido superar estos trances y dirigir su dolor hacia algo o hacia alguien a quien amar, cayendo en la angustiosa sensación de la carencia de sentido.
Todos buscan la “cura”, el cuidado de un otro. Ese “otro” puede ser hermano, amigo, hijo o compañero. Muchas veces esta compañía es el verdadero trampolín que los coloca, nuevamente, en la senda del sentido.  Aceptan la transitoriedad de la existencia, superan el sufrimiento y recobran la esperanza.

Cuando esto no es posible recurren a un profesional en busca de la “cura”. Según de que “cura” se trate consultan a un médico, un psicólogo, un psicopedagogo o un religioso. Cualquiera de estos profesionales es la persona que “impulsada por su eros terapéutico, aprovecha su preparación técnica para cuidar a sus semejantes, como prójimos, cuando lo necesitan o están enfermos”.
Quienes nos dedicamos a esta profesión, y en especial los Logoterapeutas, aceptamos y reconocemos nuestra “Misión” como aquella destinada a colocarnos al servicio del otro para ayudarlo a mejorar sus “dolencias” cuando éstas lo agobian, librarlo de su angustia cuando el daño es positivo y facilitar su reencuentro con el sentido, a pesar de todo y contando con los valores de su propia existencia.
Hemos desarrollado estos conceptos porque creemos, firmemente, en los beneficios de la prevención. Discutir sobre estos temas facilita la comprensión y la toma responsable de decisiones con respecto al sentido de vida de cada persona.

Dr. José Martínez-Romero Gandos

No hay comentarios:

Publicar un comentario