Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

martes, 28 de julio de 2015

PSICOTERAPIA EXISTENCIAL: CELEBRAMOS LAS 30.000 VISITAS A NUESTRO BLOG DEFINIENDO SUS BASES.

Según Stephen Diamond es difícil definir, especialmente, que es la Psicoterapia Existencial porque representa una muy diversa colección de variables y enfoques, incluído el filosófico. Sin embargo, a pesar de diferencias significativas, los terapeutas existenciales comparten una visión del mundo o cosmovisión similar que distingue a la Terapia Existencial de otras formas de asesoramiento psicoterapéutico.
Este autor continúa ofreciéndonos su opinión sobre este tema cuando nos dice: “La terapia existencial es un método con base filosófica  de asesoramiento o psicoterapia, que se centra en [asistir] personas que están sufriendo, "atrapados" o en crisis y que enfrentan diversas dificultades en la vida, como la pérdida, la enfermedad, el aislamiento, el estrés, etc., La terapia existencial es un enfoque pragmático, colaborativo y experiencial que emplea principios y técnicas filosóficas y psicológicas, y otorga una importancia central a la naturaleza y la calidad del aquí-y-ahora la relación entre el paciente o cliente y el terapeuta, así como entre la persona y su mundo interpersonal, fenomenal y  contextual.
En muchas oportunidades, los colegas que practican la Psicoterapia Existencial tratan de hacernos llegar su pensamiento acerca de esta práctica. Es el caso de nuestro colega Gilberto Santaolalla, quien desde México nos transmite los siguientes conceptos de una forma didáctica y a la vez científica :(http://www.dialogoexistencial.com/psicoterapia-existencial/ )
Se pregunta Santaolalla ¿Qué es la Psicoterapia Existencial? Y nos explica:
La Psicoterapia Existencial  investiga la existencia humana y sus preocupaciones fundamentales. Identifica, mediante el diálogo, nuestros prejuicios y maneras de proceder en la vida. Tiene una disposición abierta a la situación particular del paciente y a las formas de experimentar su vida. Se centra en los conflictos que surgen por enfrentarnos a un mundo que, insospechadamente, amenaza la manera particular en que nos hemos explicado nuestra existencia.
Para la Psicoterapia Existencial, todo “conflicto es el inicio de la conciencia” (E. Spinelli, http://www.plexworld.com/ ). El conflicto es reconocido como una condición inseparable a la existencia humana, de manera que no es algo que se encuentra externo a nosotros, ni tampoco algo que sea inadecuado, sino que es originado (principalmente) por la manera particular en que hemos entendido el mundo. Así, todos padecemos —por lo menos— un conflicto en nuestra vida.
Ante este padecer, la Psicoterapia Existencial clarifica y comprende los valores, significados y creencias que han facilitado u obstaculizado las estrategias que hemos implementado para entender el mundo. Busca poner a la luz (o en la sombra) lo que previamente callábamos o suponíamos respecto a nuestra forma de vivir, pues hemos comenzado a dudar sobre la apropiación de nuestra existencia.
La Psicoterapia Existencial no es un método y sí una actitud filosófica que, partiendo del arte de plantear preguntas y no del diseño de respuesta, atiende y cuida —también— aquello que surge como fenómeno en el espacio terapéutico. Mantenerse en las preguntas promueve la posibilidad de un diálogo más honesto, verdadero e íntimo, hacia nosotros mismos y hacia lo otro, teniendo sólo por objeto la vida, como medio la razón y el lenguaje, y como fin la verdad.
En este sentido, el psicoterapeuta existencial invita al paciente a que, juntos, den cuenta de su cotidianidad, centrándose en: 1) la manera de interrelacionarnos con los otros (donde lo otro pueden ser otros individuos, objetos, ideas, creencias, fantasías, etc.), 2) nuestras preocupaciones existenciales y 3) nuestra expresión fundamental: la angustia.
La Psicoterapia Existencial confía en que, el entrelazado de los “momentos existenciales, su tensión, su conflicto y su armonía mutua” (E. Fink) son un proyecto abierto que no se limita a explicar la existencia exclusivamente de manera biológica, anímica o espiritualmente. Más bien, la Psicoterapia Existencial penetra comprensivamente en las paradojas y dilemas que se nos presentan en nuestra vida vivida y que nos llevan a un encontrarnos “siempre-ya-con-nuestro-ser-en-el-mundo” (Heidegger) y el estado de ánimo que eso nos infunde, pues “ser es ser afectado” (Ortiz-Osés), es decir, nuestros pensamientos siempre irán acompañados de un afecto y no de la neutralidad en la que, comúnmente, nos decimos estar.
Por último, la Psicoterapia Existencial se sumerge en los asuntos humanos más desde un saber (como la luz que surge del desconocimiento, un saber inmerso en la obscuridad, en el no saber, en el misterio) y menos desde la explicación, pues hay vivencias que las palabras no alcanzan a describir. El mundo y sus fenómenos se muestran para todos: el río que se crece, el llanto de un niño, el amor no correspondido, la muerte de los padres, el sentido que se nos desvanece, en concreto, una totalidad infinita desplegada “más allá del dominio de nuestra experiencia” (E. Fink) de la que no siempre podremos dar sentido y/o explicación.
Stephen Diamond opina que, a diferencia de otras formas de asesoramiento o psicoterapia, la terapia existencial no se define principalmente sobre la base de cualquier técnica particular. Sin embargo, los terapeutas existenciales escogen selectivamente diversas técnicas para ser utilizadas, algunas de las cuales son usadas en psicoanálisis, la psicología analítica, la terapia centrada en la persona, la terapia Gestalt, la terapia cognitivo-conductual, etc.
Si hay una técnica fundamental común a todos los practicantes existenciales, ésta  sería la aplicación del método fenomenológico que se considera la forma más eficaz de discernir y comprender al paciente y empáticamente responder a la experiencia subjetiva de esa persona y de su modo-de-ser-en- el mundo.



miércoles, 1 de julio de 2015

EXISTENCIALISMO EN HEIDEGGER

Podemos ver un resumen muy corto sobre conceptos fundamentales en el aporte de Martín Heidegger en este spot, que insertamos a continuación.


Martin Heidegger

(Messkirch, Alemania, 1889-Todtnauhaberg, actual Alemania, 1976) Filósofo alemán. Discípulo de Husserl, su indiscutible preminencia dentro de la filosofía continental se ha visto marcada siempre por la polémica, sobre todo la de su adhesión al régimen nacionalsocialista, manifestada en el discurso que pronunció en la toma de posesión de la cátedra en la Universidad de Friburgo (1933). La renuncia a la cátedra, muy poco después de ocuparla, no evitó que en 1945 fuera destituido como docente en Friburgo, tras la ocupación de Alemania por los aliados.

Martin Heidegger
Sólo en el año 1952 se reincorporó, si bien su actividad académica fue ya mucho menos constante. Aunque recibió de algunos de sus discípulos, como Marcuse, la sugerencia insistente de que se retractara públicamente de su discurso de 1933, el filósofo desestimó el consejo y nunca quiso dar explicaciones. Si bien para algunos es imposible abordar su obra sin reservas, la mayoría de filósofos y estudiosos actuales prefieren tomar el trabajo de Heidegger en su sentido estrictamente filosófico, que no resulta menos controvertido. Desde la filosofía analítica, su obra ha sido criticada con dureza, sobre todo por Carnap. Pero el pensamiento heideggeriano también ha suscitado adhesiones entusiastas: así, la filosofía francesa de las décadas de 1960 y 1970 (Derrida, Lévinas, Ricoeur) admiró la capacidad de precisión de su lenguaje, así como su aportación al discurso humanístico.
La obra de Heidegger suele entenderse como separada en dos períodos distintos. El primero viene marcado por Ser y tiempo, obra que, pese a quedar incompleta, plantea buena parte de las ideas centrales de todo su pensamiento. En ella, el autor parte del presupuesto de que la tarea de la filosofía consiste en determinar plena y completamente el sentido del ser, no de los entes, entendiendo por «ser» (aunque la definición de este concepto ocupa toda la obra del autor, y es en cierto sentido imposible), en general, aquello que instala y mantiene a los entes concretos en la existencia.En la comprensión heideggeriana, el hombre es el ente privilegiado al que interrogar por el ser, pues sólo a él «le va» su propio ser, es decir, mantiene una específica relación de reconocimiento con él. La forma específica de ser que corresponde al hombre es el «Ser-ahí» (Dasein), en cuanto se halla en cada caso abocado al mundo, lo cual define al «ser-ahí» como «Ser-en-el-mundo». La distinción de la filosofía moderna, desde Descartes, entre un sujeto encerrado en sí mismo que se enfrenta a un mundo totalmente ajeno es inconsistente para Heidegger: el ser del hombre se define por su relación con el mundo, que es además práctica («ser a-la-mano») antes que teórica («ser ante-los-ojos»).

Estas categorías le sirven para comprender por dónde pasa la diferencia entre una vida auténtica, que reconozca el carácter de «caída» que tiene la existencia, es decir, la imposibilidad de dominar su fundamento (el ser), y una vida inauténtica o enajenada, que olvide el ser en nombre de los entes concretos. La dimensión temporal del ser, en cuanto proyecto del «ser-ahí» y enfrentamiento a la muerte (el ser-ahí es también «ser-para-la-muerte»), sería el otro gran olvido de la filosofía clásica. El esfuerzo de Heidegger por pensar el ser como relación de los entes en el tiempo está en la base del posterior movimiento hermenéutico.

En la segunda etapa de su pensamiento, el filósofo estudia la historia de la metafísica como proceso de olvido del ser, desde Platón, y como caída inevitable en el nihilismo (cuando se piensa el ente tan sólo, éste termina por aparecer vacío). En sus últimas obras, realiza un acercamiento al arte como lugar privilegiado donde se hace presente el ser. Para Heidegger, se hace también necesario rehabilitar los saberes teórico-humanísticos, a fin de mostrar que lo que constituye a todo hombre en cuanto tal no es su capacidad material de alterar el entorno, sino la posibilidad que tiene de hacer el mundo habitable: el hombre debe comprender que no es «el señor del ente sino el pastor del ser» y que «el lenguaje es la casa del ser». Antes que la técnica, el lenguaje, y en general la conciencia (la capacidad de interrogarse del Dasein), son los dos elementos que constituyen al hombre en cuanto existente o, lo que es lo mismo, en cuanto hombre.

http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/heidegger.htm