Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

jueves, 13 de septiembre de 2012

SI YO TUVIERA ALZHEIMER QUERRIA QUE TÚ ME CUIDARAS


 Dr. José Martínez-Romero Gandos
A Coruña – setiembre de 2012.


“Siempre consideré que mi vida tenía sentido. Ahora no sé que significa eso de “tener sentido”. Se lo pregunté a mi logoterapeuta y me dijo que yo no lo entendía porque padecía de la enfermedad de Alzheimer.”

          ¿Alguna vez te preguntaste quién debiera cuidarte si contrajeras esa enfermad? No quién eligirías sino quién sería el más adecuado, el más indicado y el más valiente.
          Lo primero que yo decidiría es elegir a alguien que pueda llegar a encontrar sentido a su vida ayudando o cuidando a un enfermo de Alzheimer. No es fácil encontrarlo.
          Creo que no podría ser alguien que hubiera reprimido esa voluntad innata que nos acompaña de encontrar sentido a la vida, aún en las peores circunstancias.
          Siento que el mejor cuidador o cuidadora será aquel que se acerque con una clara vocación de servicio. Que no lo haga por obligación. Aunque luego sufra o padezca remordimientos por haber aceptado o por sentirse cansado, agobiado, triste o sin recursos frente a la realidad de la progresión de la enfermedad.
          Nos enfrentamos a la realidad de la asistencia a colectivos de drogadictos, de enfermos terminales, de pacientes con HIV o de disminuídos psíquicos o físicos. Conocemos “protocolos” para su atención. Existen entidades asistenciales específicas o asociaciones protectoras.
          Pero pocos sabemos que el número de personas que padecen la enfermedad de Alzheimer va en aumento. O se diagnostica mejor.
          En España su número se pude aproximar a las 800.000 personas. No es muy dificil contar con estadísticas de otros países.
          Lo que no se dice tan fácilmente es esta enfermedad ocasiona el deterioro progresivo e irreversible de las funciones cerebrales, alcanzándose la dependencia absoluta de su cuidador en no mucho tiempo.
          ¿Podré elegir mi cuidador o cuidadora? ¿Será un profesional o un familiar? ¿Sabrá hacerlo? Lamentablemente, si te toca, no podrás elegir.
          Lo que te aseguro es que, aún en las peores circunstancias, seguirás siendo Persona, con tu libertad, tu responsabilidad, tus valores, tus proyectos y tus afectos. Todo drásticamente restrigido por la enfermedad. Un Ser humano preso en un cuerpo que lo limita como una boa constrictor lo hace con su víctima.
          Allí estará tu cuidador o cuidadores para intentar salvarte de esa opresión. Cuidadora o cuidador que sentirán que su vida tiene sentido porque están ayudando a otro a mantenerlo el mayor tiempo posible en la condición plena de Persona. Su satisfacción será muy grande cuando tú avances o mantengas una acción. Será muy grande aunque el avance de la enfermedad parezca ganar la batalla.
          Pero la verdadera batalla es la de dar sentido a tu vida, a pesar de todo. Dirán que es una entrega peculiar porque son familiares. Y no es cierto. Tu pareja, tus hijos, tus padres o tus hermanos encontrarán en esa dura tarea una forma de devolver el amor que le habías brindado cuando estabas sano o sana.
Y los cuidadores ¡qué decir de los cuidadores! que con su trabajo esforzado encuentran en la tarea útil un refuerzo importante a su sentido de vida. Todos nos dan una magnífica lección acerca de la forma en la que es posible encontrar sentido a la vida, aún en las peores circunstancias. Saber que el sufrimiento propio o ajeno se supera con el sentido de servicio a los otros.
          ¿Recuerdas como al principio de tu enfermedad te negabas a concurrir al Centro Especializado, a confiar en los profesionales, a confiar en la Esperanza que ellos y tu familia depositaban en el trabajo cotidiano, duro, a veces desesperante? Nunca “desesperanzado”.
          Sé, perfectamente, que a veces te niegas a ir diariamente al Centro para no ser una carga para tu familia. Pero, al fin, te has convencido que todo vale para sentirte un poco mejor. Especialmente porque todos te tratan con cariño, te ayudan, se acercan, te acarician.
       No lo podrían hacer mejor. Aunque sientan, a veces, que no saben cómo seguir adelante. Especialmente tu familia.
          Llegará el momento en que todos decidan que estarás mejor en casa para que te acompañen, con el afecto y con dolor, en tu despedida.
          Lamentarán mucho tu partida pero lo superarán, con el tiempo, porque sentirán que valió la pena darle a la vida su completo valor como existencia.
          Ahora nadie podrá convencerlos de lo contrario. Con su experiencia, tan valiosa, sabrán apoyar la labor de otros que realizan la misma tarea o convencer a los que aún dudan que un enfermo de Alzheimer es siempre e indefectiblemente Persona.


jueves, 30 de agosto de 2012

RESUMEN DE ARTÍCULOS PUBLICADOS EN EL BLOG LOGOTERAPIA – Encontrar sentido a la vida


http://logoterapiagalicia.blogspot.com.es/
Publicado por el Dr. José Martínez-Romero Gandos
entre febrero de 2011 y agosto de 2012.

EMPRESA Y LOGOTERAPIA – agosto de 2012.

ATTITUDE AND COMMUNICATION WITH A TERMINAL PATIENT – julio de 2012   http://logoterapiagalicia.blogspot.com.es/2012_07_01_archive.html  


Actitud y comunicación con un enfermo terminal. 2 de abril de 2012

BIBLIOGRAFÍA SOBRE ANALISIS EXISTENCIAL Y LOGOTERAPIA.
http://logoterapiagalicia.blogspot.com.es/2012/03/bibliografia-sobre-analisis-existencial.html
 
Necesidad de validación de la Logoterapia- Con motivo de la realización del Congreso de Logoterapia en Viena en 2012. http://logoterapiagalicia.blogspot.com.es/2012/03/necesidad-de-validacion-de-la.html

TENGO MIEDO! Intervención quirúrgica y asistencia psicológica (diciembre 2011)
http://logoterapiagalicia.blogspot.com/2011/12/tengo-miedo-intervencion-quirurgica-y.html

Viktor E. Frankl: Actitud y práctica logoterapéutica frente a la adversidad. (octubre de 2011)
http://logoterapiagalicia.blogspot.com/2011_10_01_archive.html

Consideraciones sobre la Investigación Científica y su importancia para la formulación de Tesis Doctorales. (septiembre de 2011)
http://logoterapiagalicia.blogspot.com/2011_09_01_archive.html

“El pretendido Sindrome de Alienación Parental (SAP)” por Consuelo Barea y Sonia Vaccaro (agosto 2011)
http://logoterapiagalicia.blogspot.com/2011_08_01_archive.html

UTOPIA EGOISTA VS. UTOPIA ALTRUISTA. Una alternativa: la solidaridad (julio de 2011)
http://logoterapiagalicia.blogspot.com/2011_07_01_archive.html

Lenguaje, salud y psicopatología (mayo de 2011)
http://logoterapiagalicia.blogspot.com/2011_05_01_archive.html

La autotrascendencia de la obra del Dr. Viktor E. Frankl en nuestra práctica psicoterapéutica (abril de 2011)
http://logoterapiagalicia.blogspot.com/2011_04_01_archive.html

Salud y sentido. Aportes de la Logoterapia a la enfermería  (marzo 2011)
http://logoterapiagalicia.blogspot.com/2011_03_01_archive.html

Video de Viktor E. Frankl y Pepe Eliaschev (febrero 2011)
http://logoterapiagalicia.blogspot.com/2011_02_01_archive.html


Apelación y Cura en enfermos de cáncer (febrero 2011)
 http://logoterapiagalicia.blogspot.com/2011_02_01_archive.html

Introducción al existencialismo (febrero 2011)
http://logoterapiagalicia.blogspot.com/2011_02_01_archive.html



jueves, 2 de agosto de 2012

EMPRESA Y LOGOTERAPIA


Dr. José Martínez-Romero Gandos
A Coruña – Galicia – España
JULIO 2012

  












 Cuando una Empresa define sus objetivos o inicia una campaña de ventas no es posible que deje de lado la consideración de aspectos psicológicos y sociológicos de esas estrategias. Todo especialista en marketing coincide en que es fundamental definir la misión, la visión y los valores que sustentan una campaña.
   La misión, visión y valores representan el sentido de la empresa. De ello depende el futuro y no siempre estos conceptos son considerados en las reuniones de trabajo. Conceptos como “rentabilidad”, “desarrollo empresarial” o “éxito y bienestar” del empresario están estrechamente vinculados al “sentido” de la empresa y no podrían completarse plenamente sin el compromiso con la misión, la visión y los valores.
   Además de los valores de actitud y de experiencia que describe Frankl como impulsores del sentido agrega los valores de creación, fundamentales en la relación de la persona con el mundo y especialmente con el mundo del trabajo.
   Como Logoterapeutas hemos trabajado conjuntamente con equipos empresariales que han comprendido plenamente esta necesidad. La Logoterapia se acerca a la empresa considerando la mutua necesidad de empleador y empleado de encontrar en el trabajo un espacio de desarrollo personal que favorezca la calidad de vida y de la productividad. Esta propuesta se realiza mediante técnicas grupales o individuales, al ingreso o en situaciones puntuales, para generar cambios en la cultura empresarial que favorezcan estos objetivos.
   La Logoterapia es una teoría desplegada por Viktor E. Frankl y sus seguidores por todo el mundo y podemos sintetizar que se centra en el sentido de la existencia humana para afirmar que la búsqueda del sentido es la fuerza principal y motivante de la vida.
   Tanto a nivel personal como empresarial esta “voluntad de sentido” permite la realización de ideales y está basado (el sentido) en valores. Cuando debemos enfrentarnos a una crisis personal o empresarial serán estos valores y este sentido que dará lugar a la posibilidad de seguir adelante, a pesar de todo. Será un tropiezo pero no un fracaso. Éxito o fracaso no son los verdaderos polos de la existencia. Según la Logoterapia estos polos son el sentido o la desesperanza.
   Nada ayuda tanto al hombre o a la Empresa a superar las dificultades como la conciencia de tener una misión. Frente a las dificultades que la vida presenta, el "como" queda relegado a segundo plano en el momento en que es importante el "para qué". Recordemos la afirmación frankieana: "La vida, aún en las peores circunstancias, siempre vale la pena vivirla".
   Recordemos que el creador de la Logoterapia (Viktor E. FrankI) mencionó en su artículo "La crisis de la economía y la vida espiritual desde el punto de vista del pastor de almas" (FrankI, V.E.  "Wirtschaftskrise und Seelenleben vom  Standpunkt des Jugendberaters", Seelenárztliche Rundschau 43,1933) el concepto de "neurosis de la desocupación", cuyo síntoma principal es un estado de apatía, una vivencia de vacío existencial, sentimientos de inutilidad y de vida sin sentido.
   La Empresa puede ayudar al otro a obrar de modo tal que pueda luchar para superar la frustración que conlleva no mejorar o prosperar en el trabajo o temer por el desempleo. La Logoterapia puede proveer un modelo que evite a las Personas la caída en crisis o neurosis, ofreciendo modelos que les permita desplegar su posibilidad y responsabilizarse en la tarea encomendada.
   Encontrar sentido a la vida, motivación principal de la existencia humana. En el trabajo encontramos una vía principal para el logro de este sentido porque no solamente permite desplegar los valores creacionales sino que contribuye, fundamentalmente, a nuestra subsistencia.
   Es fundamental fomentar la coincidencia y comunicación tanto de los valores que espera alcanzar el empresario como los propios de las personas a cargo del trabajo. El trabajo logoterapéutico busca encontrar vías para que la tarea se lleve a cabo con compromiso y satisfacción en el interior de la organización.
   Toda empresa es una organización con un grupo de personas que realizan su trabajo e interactúan conformando lo que se llamó “una cultura organizacional” con diferentes niveles de participación y responsabilidad. Es un doble concepto de la responsabilidad compartida por la empresa y el empleado. La que corresponde al empresario incluye la implementación de condiciones laborales, salariales y ambientales necesarias para que el trabajo tenga “sentido”.
   La responsabilidad que corresponde al empleado es individual y no solamente se relaciona con su función sino también con la búsqueda de un sentido auténtico de su trabajo que solamente puede él alcanzarlo y solamente puede ser facilitado por empresa y relaciones interpersonales dentro de la organización.
   Es allí donde la colaboración de un Logoterapeuta experimentado en las relaciones interpersonales en las empresas puede contribuir a que esta relación sea clara y bien establecida haciendo uso de técnicas específicas.

jueves, 12 de julio de 2012

ATTITUDE AND COMMUNICATION WITH A TERMINAL PATIENT



Dr. José Martínez-Romero Gandos – 2012.

Versión castellana más abajo.
                                                         
“Learn to get in touch with the silence within youself,
and know tht everything in life has purpose.
There are no mistakes, no coincidences,
all events are blessings given to us to learn from.
Elisabeth Kubler-Ross

I read a web page on "Psychology and Death Science”. I read, also, some articles about patients who confront a terminal illness. They do not convince me because I find a coldness in the speech that will not be pleasing to a reader who happens to this situation.
I do not believe in the "chances" nor in the "causalities" from an infinite multiplicity of factors. Someone of these factors puts me in touch with an ex-patient in consultation does more than twenty years that writes to me:
 I feel better in my fight against the "ca. of pros" (cancer of prostate), which after many years it developed a metastasis of the bones (I felt it in the waist) and after treatment against the pain I initiated the treatment of chemotherapy . When it began years ago I received your help. Now I remembered those help and I fight against my illness as hard as I could (it refers to the psychotherapy received by having discovered the cancro), this time with the support of … (… wife, daughter, grandson). And thinking about God and the Virgin, under diverse dedications, I am improving. Or it's the least that I could do. I am grateful for the help received in that opportunity, which is a very useful today. With all my affection for you, XOSÉ. "
After a lot of time of that meeting between psychologist and patient I felt sadness. Our encounter today is not based on the words that we say but in our common feelings.
"Now I remembered those help and I fight against my illness as hard as I could”, said my old patient. This words help us to remember something that comes from the past and is updated in a present attitude to face the uncertain future.
For the Psychologist to share the feelings of a patient is "to be arranged", is to agree to offer support still in the distance or in the time. Is to update the commitment when he chose to be a professional and when he accepted the encounter with any patient. The professional commitment implies helping other one in its entirety while we offer him the possibility of choosing to be helped in agreement to his way of being-in-the-world, to his unique and particular way of facing the death. To respect his project to be and take charge of his imminent and emergent need of facing the death. We all will face some day the death but today this behaviour becomes "clear".
We think that is the "fact” of his disease that modifies him and forces him to choose his new way to live or to die.
It is less complicated for the Psychologist to help to diminish his physical and psychic pain if the patient knows diagnosis, treatment and prediction. The Psychologist must continue with the assistance (as in this case also does the family) in order that the patient does not feel alone or even abandoned.
The professional don’t places the patient in a situation opposite to his transcendency, the proper function of a religious who assist it, but it help to understand that “when we are no longer able to change a situation – just think of an incurable disease, say, an inoperable cancer – we are challenged to change ourselves” (V.E.Frankl, “The unheard cry for meaning” p.39). Probably now in a form of being more near the others who love him and allow him to understand the valuable thing that has been to live "his own life”.
I answered, immediately, their mail: "I’m very happy for the improvement and be sorry about the complications that have derived from the treatment of the prostate. I’m glad, yes, that you can share everything with his family because it favours a fullness in the sense of life. To feel well with others helps to value the positive of the life, valuable for having being lived. And a very important thing is that you don’t forget lady Hope. The Hope is the weapon of the defenseless ones. For that reason has efficiency. Hope opens the possibility of future in the worst circumstances of the life. Think that life always needs be lived with intensity."
Doctors and Psychologists not always have a clear attitude when they treat patients who does not know his real diagnosis and prediction. The legislation indicates the obligation of the professional to communicate the diagnosis. Not always it happens this way. The consideration of impediments for motives of medical or psychological care can be justified and the professional postpone the advertisement. His professional performance is lawful always and when these actions do not constitute a projection of fears before the proper death or waiting for possible negative reactions of the patient.
The suitable information is indispensable when a patient has demonstrated his "real" desire to be able and capable to bear the situation. If this information is denied to him, if he is prevented from knowing the truth and cannot choose, we are in a situation of denial of death’s dignity. The patient is a human being, free and responsible, who has right to develop according to his temporality, corporeal nature and the “cure” of his existence. 
Otherwise will be "treated as an object”, pushed to an "unauthentic" life, without weapons to confront the future, freed at random of the doubt and will not have the possibility of an organization of the rest of his existence, how he wishes. The patient may use a battery of values that he will find in the experience of his life.
If we consult the bibliography about this matter we find numerous examples that support our quotations. We can select writings of Jones, Freud's biographer. Dr. Freud fall very ill with a cancer and his doctors and relatives thought the possibility of doing a report about the fatal diagnosis. Finally they agreed to comment on this situation to Freud. Surprised he threw a look to his environment and then, infuriated, said to his speakers: - “With which right would you have done it?”
Very different it is the situation when the patient "chooses" not to be able, not ask, not find out about anything brings over of the process of the disease and his possibilities of survival.
This situation reinforces, in many opportunities, the cultural influence, tabúes proper of his community or very deep fears on the nature of his disease and possibility of death.
What attitude must professionals and family assume in this situation? Basically to support the decision of the patient, to analyze especially every case and to elaborate the convenience or not from the elaboration of the problem to familiar level. The professional must have to his disposition a great quantity of technical elements that offer him the certainty of the diagnosis, allowing him to communicate it in the opportune moment, avoiding irreparable damages.
The Psychologists not always we are inserted in an interdisciplinary team (doctors, psychologists, social workers, attorneys) that allows us to act with rapidity and adequately in each of the mentioned cases.
If the Doctor cannot assume the whole responsibility of a psychological treatment of the patient's crisis, he can delegate in the Psychologist the task of "accompanying". In this case the Psychologist act with independence and professional suitable criterion.
The Psychologist will clarify his role perfectly in his interview with the patient or with his family, which will be his responsibility and the differences with the medical treatment. He will avoid the confused, contradictory or ambiguous informations since it is necessary to consider the patient as a "totality", without dichotomies between his "psyche" and his "soma".
Who does take charge of the Man? It's necessary that every person, doctor, psychologist, family and friends, with a permanent communication, they try not to lose this perspective of "totality": that is the demand of the situation. They will continue communication in a relation with the evolution of the patient.
The Psychologist, by his profession and training, is treating to establish an "effective" and "affective" communication with patient and family. This "encounter" will not limit itself to the situation of "crisis", but he will continue in the future, preparing the whole range of modifications that each one will face in the future. This is the theory of 'healing through meaning' posited so many years ago by Dr. Viktor Frankl.
His relation will be "authentic", removed of the promotion of a false climate of pity, with a normal "encounter" of development of the existence of this being that is trying to assume his new "way–of-being-in-the-world-in-the-love” (L. Binswanger) and to be realized "yet in the worst circumstances" (V.E.Frankl) since the suffering, that it is not typical of the Man, but it raises him across the others, now with meaning and transcendence in his existence.
The pity would reduce the patient to the condition of a “thing” to which to treat without consideration of his possibilities, of his choice, of his responsibility, of his temporality and of his corporeal nature.
In simple words to allow to others choosing what to do with his time, with his body and with his existence in hole. To leave it that he does not anticipate, prematurely, the closing of his life and to open it for the Hope. To allow him to share his distress and to tolerate it. Because the opposite is an evident manifestation that we cannot take charge of our own fears, distresses and objections before the death.
Our task like Psychologists is centred in showing to relatives and friends that the care of another one, of the patient, does not imply limiting or abstaining before them. We take care of our own existence if we deal, jointly, with other one who suffers. It is the essence of "cure" (From latin: to take care of other one).
If they are capable of to take part in the project of his own lives across the care of another one, probably the patient will not share all these projects. But he will be present across the absence and of those who "were" in his presence or assistance.
“Life is never lacking a meaning. To be sure, this is only understandable if we cognize that there is potential meaning to be found even beyond work and love. Certainly we are used to discovering meaning in creating a work or doing a deed, or in experiencing something or encountering semeone. But we must never forget that we may also find meaning in life even when confronted with a hopeless situation as its helpless victim, when facing a fate that cannot be changed. For what then counts and matters is to bear witness to the uniquely human potential at its best, which is to transform a tragedy into a personal triumph, to turn one’s predicament into a human achievement. When we are no longer able to change a situation – just think of an incurable disease, say, an inoperable cancer – we are challenged to change ourselves.” (Frankl, V.E., The unheard cry for meaning, pag. 39, 1978)

lunes, 16 de abril de 2012

El paciente necesita razones, esperanza ¿o las dos cosas a la vez?

Dr. José Martínez-Romero Gandos

A Coruña – Galicia – Spain - 2012

 “La esperanza implica una especie de rechazo radical del cálculo de posibilidades. Lo propio de la esperanza es, quizá, el no poder utilizar directamente o servirse de ninguna técnica; la esperanza es una propiedad de los seres indefensos; es el arma de los indefensos, o más exactamente, es lo contrario a un arma y en esto consiste misteriosamente su eficacia.” (Gabriel Marcel, Être et avoir, pg. 59/60,  Aubier, Paris, 1935)
         

Complementamos con este artículo nuestro anterior titulado “Actitud y comunicación con un enfermo terminal”. En esta oportunidad nos referiremos a la Esperanza.
La enfermedad que se presenta imprevistamente en nuestra existencia altera nuestro proyecto vital de bienestar. Si esa enfermedad es grave, con riesgo de alteración transitoria o definitiva de nuestra salud este imprevisto se cuela en nuestra vida como un componente formal vacío de contenido. El paciente siente que no posee experiencia de este suceso, necesitará vivir para conocerlo.
          Toda situación es siempre nueva con un componente personal y otro “transpersonal”, Y como tal situación nueva es imprevisible. Lo previsible no puede concretarse en “esto nuevo”, sino que configura “la probabilidad de lo imprevisible”.
          Claro que “lo nuevo” puede presentarse como algo de lo cual existan  antecedentes en lo “ya vivido”. Podemos tener conciencia de situaciones que han precedido a esta irrupción de la enfermedad: dolores, malestares, análisis clínicos, antecedentes varios. La novedad, en este caso, no reside en la aparición de la enfermedad sino en su carácter de inesperada.
          Estamos acostumbrados a buscar una adecuación de nuestra conducta ante acciones previsibles o de las cuales poseemos antecedentes en nuestra experiencia. Sentimos temor ante lo nuevo, por desconocido.
          La existencia no se define por un acontecimiento imprevisto, azaroso, sino por el modo como nosotos nos comportamos frente a lo azaroso. Sabemos que el azar puede alterar el curso de nuesta existencia, más allá de nuestras propias decisiones, de nuestra libertad. Pero el azar, en cuanto tal, solamente determina enfrentarse a una situación de cambio. No determina el modo en que enfrentaremos esta modificación de nuestro proyecto.
          ¿Porqué situamos a la enfermedad como un acontecimiento azaroso? Por que le pasa a esta persona en concreto, a este existente. Dentro de un orden particular de situaciones vitales que son posibles para una persona la enfermedad es un acontecimiento “previsible”. Pero para esta persona en particular, para “fulano”, esta enfermedad  es imprevista.
          Los límites de nuestra capacidad afectiva para asumirla dependen de nuestra  disponibilidad o de nuestra aptitud para ser repercutidos por la enfermedad. Esto depende de lo ya vivido, de nuestra experiencia y de nuestra personalidad.
          Hablamos de una receptividad sensorial, emocional y vital para integrar en nuestra existencia este acontecimiento que es la enfermedad y hacer experiencia con ella.
          Como científicos intentamos someter el acontecimiento al principio de objetividad o de total reducción de la experiencia a las estructuras lógicas de un saber universalmente verificable. Es una primera forma de tratar la enfermedad.
          Como pacientes no somos capaces de atribuir enteramente a la razón la explicación de nuestra enfermedad. Los contenidos sensibles frente a su aparición son parte de nuestra existencia única e irrepetible.
          Tal como propuso Gabriel Marcel en su obra nuestra búsqueda debe dirigirse “hacia el reconocimiento conjugado, por así decirlo, de lo individual y de lo trascendente, en oposición a todo idealismo impersonal o inmanentista” (G.Marcel, Homo viator, pg. 192). Sus propuestas, llevadas según él casi hasta la exasperación, lo situaron frente al contínuo equívoco de oponer un “Yo” empírico al “existente singular”. Hablamos de un individuo indeducible, el individuo real que yo soy, con toda mi experiencia, con todos los elementos disponibles para vivir la aventura concreta, yo solo, sin ningún otro, enfrentando las limitaciones y superándolas en la certeza que, siendo un ser-para-la-muerte, elijo vivir mi vida plenamente.
          Aquí es cuando entra en juego la Esperanza. Recordábamos en el acápite una ya clásica expresión de Gabriel Marcel: “La esperanza implica una especie de rechazo radical del cálculo de posibilidades. Lo propio de la esperanza es, quizá, el no poder utilizar directamente o servirse de ninguna técnica; la esperanza es una propiedad de los seres indefensos; es el arma de los indefensos, o más exactamente, es lo contrario a un arma y en esto consiste misteriosamente su eficacia.” (Gabriel Marcel, Être et avoir, pg. 59/60,  Aubier, Paris, 1935)
          En el plano de la salud estamos formados, como profesionales, en establecer la tríada fundamental de acercamiento a una persona doliente: diagnóstico, pronóstico y tratamiento. Para cumplir con estos propósitos hay numerosa bibliografía a nuestra disposición, maestros en la formación profesional, protocolos de actuación, pruebas diagnósticas, experiencia profesional e interconsulta posible.
          Cuando el diagnóstico de una patología es grave, cuando el pronóstico es incierto o de muy dificil evolución, cuando los tratamientos son limitados o no existen, ¿qué le podemos ofrecer al paciente? La “cura” (sorge) o cuidado del otro en su condición de persona bio-psico-social-espiritual. Para ello son imprescindibles razones y esperanza.
          ¿Es la esperanza solamente una ilusión vital? Nos dice Prieto Prini, ensayista especializado en Marcel: “Se pretende afirmarlo así en nombre de un espíritu de objetividad, que sabe abstenerse valerosamente de toda adhesión sentimental a la irrealidad o a las ficciones piadosas del deseo, y a la vez reconocer en la tenacidad del que espera a toda costa, una de las “astucias” de la vida en su extrema defensa contra lo que intenta destruírla. La esperanza del enfermo no sería otra cosa que una especie de negativa orgánica a aceptar como definitiva una situación intolerable”. (P.Prini,”Gabriel Marcel y la metodología de lo inverificable, Fundación Arché, Buenos Aires, 1963)
          Si como científico me acerco a un paciente y tengo la certeza del diagnóstico grave de una enfermedad en fase terminal estoy seguro que he hecho uso de los elementos de prueba a mi disposición. Pero ¿Qué ha pasado en el encuentro con ese paciente? Sumerjámonos en el maravilloso libro de Pedro Laín Entralgo “Teoría y realidad del otro” (Ed. Alianza Universidad, Madrid, 1983).
          Allí encontramos la descripción minuciosa de las características del encuentro. En esta relación médico-paciente o psicólogo-paciente que consideramos, lo primero que destaca es que la percepción del otro tanto en sentido corporal, de una actividad psicofisiológica compleja como en el plano experimental es en sí misma irreductible y unitaria.
          La aprehensión del otro en totalidad es, en tanto vivencia, fuertemente subjetiva. Esta falibilidad en la percepción de otro ser humano tiene como supuesto psicológico la pluridimensionalidad y la múltiple ambigüedad de la estructura de la personalidad. Un enfermo terminal en igual o semejante circunstancia que otro enfermo con su mismo diagnóstico reaccionará de manera muy diferente ante la  inminencia de la muerte. Y podemos equivocarnos si pretendemos hacer referencia a una historia “objetiva” de su vida. Requiere del profesional la capacidad de distinguir “lo exterior” de lo “interior”, tanto del otro como de “lo mío”.
          En ese “acto médico” del encuentro lo que se nos presenta no es solamente un “yo” y un “tu” sino un “nosotros”, situación creada por lo que Lain Entralgo define como “relámpago perceptivo”. Esa vivencia de nostridad (Wirheit) es, según Binswanger, producto de una actividad “amatoria”, inicio de todo “encuentro” humano. Dice Lain: “La percepción del otro comienza por decirme, aunque yo no tenga de ello noticia: Algo hay fuera de mí de la misma especie que yo”.
          Si el profesional no está preparado para este tipo de encuentro con el paciente ante el diagnóstico fatal, prontamente aparecerán sus mecanismos de defensa y la relación de “nosotros” se descompondrá en un “yo” y en un “tu”.
          El “hacia” de la relación interpersonal amorosa no es solamente proyectivo; es también “elpídico” (relativo a la esperanza) y tiene mayor fuerza que el “hacia” de la relación objetivante. Tengo mi diagnóstico y tengo mi pronóstico. Pero si no aparece la Esperanza en este nivel de “nosotros”, si no aparece el amor caritativo (agapé), la situación es proclive a la instalación de un “yo” solitario. Del paciente y del profesional.
          Solamente en una actividad sumida en el “nosotros”, interpersonal, amoroso, será posible la esperanza. Los participantes de esta “diada” esperan y coesperan. En esta “co-implicación” la esperanza abre a la posibilidad del “bien” y la “felicidad” a la que aspira toda actividad humana. “El encuentro promete más de lo que el abrazo permite abarcar”.
          La instalación en “la patria del amor” será, dice Binswanger, la fusión de un  “haber-llegado” y un “haber-estado-allí-siempre”. Es fugaz, pero mientras dura, la existencia es sentida como interminable. Es una contraposición entre “el amor que dura” y “la vida que desaparece”.
          Un encuentro de este tipo, vivido en la seguridad del amor al otro, es experimentar una versión mundana de lo que para Boecio es la eternidad. Sentir que de una manera fugaz coinciden el “en” y el “hacia” de la propia existencia.
          Aquí viene en nuestra ayuda los dichos del Dr. Viktor E. Frankl (La voluntad de sentido, Herder, pg. 62/63): “Que haría yo en el lugar de esta persona?”. Con esto ya se habrá colocado en la existencia del otro. Esta trasposición lo lleva mucho más allá de la meta simplemente médica, acaso quirúrgica. Significa la metamorfosis del cuidado exclusivamente médico a la cura médica del alma” (recordar que “cura” procede del latín y significa “cuidado”). “Y, en este sentido, es el análisis existencial, como asistencia médica del alma, ya no una terapia del organismo sino una terapia de la persona, de lo espiritual que, de por sí, nunca (ni siquiera en las llamadas enfermedades mentales) llega a enfermarse, pero que, más bien, se conforma con la enfermedad, tanto corporal como psíquica”.
          Y qué puede hacer este paciente que estamos considerando? El hombre no está libre de condicionamientos, solamente puede tomar posición frente a ellos. La libertad es una de sus opciones. Las condiciones no lo determinan sin que pueda hacer nada. Depende de él, en última instancia, si decide someterse a esas circunstancias o no. Puede “elevarse” por encima de esas circunstancias y situarse en una dimensión exclusivamente humana. Puede elegir resistirse o abandonarse. Puede dejarse manejar o no por las condiciones.
          Hay pacientes que se abandonan ante el diagnóstico de enfermedad grave mientras que otros superan la depresión del momento pensando y actuando en función de los otros. Debemos despertar en nuestros pacientes la conciencia de su responsabilidad y que se percaten del carácter irrenunciable de la existencia humana. Abrirlo a la esperanza. Si en este instante tuviera que escribir el último capítulo de su vida, milagrosamente, tiene la oportunidad de pensar en su futuro e introducir enmiendas en este real último capítulo.
          “Vive como si vivieras por segunda vez y como si la primera vez lo hubieras hecho tan mal como estás a punto de hacerlo ahora”. Expresamos la posibilidad del momento siguiente, el cariz que le vamos a dar a la próxima jornada.
          El sufrimiento no es propio de la existencia humana. Pero existe en el mundo. La forma de superarlo es a partir del “nosotros” y que nuestra vida tenga sentido, aún en las peores circunstancias. Ante la aparición de un sufrimiento inevitable debemos ayudar al paciente a ver un valor en esa situación. Para ello, y por lo difícil de la intervención, es necesaria la creatividad, la argumentación y la oposición del terapeuta. A partir de los valores que la persona posee es posible generar un cambio de actitudes.
          Como ya dijimos, el arma es la Esperanza. Evitar con ella la desesperación, la soledad, la impotencia y el desamparo ante la imposibilidad de huir de esa circunstancia de enfermedad. Un afrontamiento centrado en los valores y en el sentido de la vida. Para Frankl y para nosotros “la vida vale la pena vivirla, aún en las peores circunstancias”.
          Introducimos una pregunta en el título de este artículo: “El paciente necesita razones, esperanza ¿o las dos cosas a la vez? La respuesta surge ahora definitiva: necesita razones y esperanza.

lunes, 2 de abril de 2012

ACTITUD Y COMUNICACIÓN CON UN ENFERMO TERMINAL

Laberinto celta
Leo una página web sobre “psicología y tanatología”. Leo, también, algunos artículos sobre pacientes que afrontan una enfermedad terminal. No me convencen porque encuentro una frialdad en el discurso que no será grata a un lector que pase por ese trance.

No creo en las “casualidades” sino en las “causalidades” provenientes de una infinita multiplicidad de factores. Alguno de estos factores me pone en contacto con un ex paciente en consulta hace más de veinte años que me escribe lo siguiente:

Me estoy reponiendo del bendito "ca de pros" (cáncer de próstata), que tras muchos años devino en metástasis a los huesos (lo sentí en la cintura) y tras tratamiento contra el dolor inicié el tratamiento de " quimio ". Como en la primera vez y con tu ayuda pude sobreponerme (se refiere al tramiento psicológico al descubrir el ca), esta vez con el apoyo de (…esposa, hija, nieto) y pensando en Dios y la Virgen,bajo diversas advocaciones, estoy mejorando o al menos lo siento así.-
Agradezco la ayuda recibida en esa oportunidad , que me sirve hoy .-
Con todo afecto para XOSÉ.”

Lejos del encuentro psicólogo-paciente de entonces sentí dolor. El encuentro actual no está dado por las palabras que pronunciemos sino por lo que sintamos en común.

“Con tu ayuda pude sobreponerme”. Recuerdo del pasado actualizado en una actitud presente para enfrentar el futuro incierto.

Para el Psicólogo o Psicóloga compartir los sentimientos de un paciente es “estar dispuesto”, es acceder a brindar apoyo aún en la distancia o en el tiempo. Es actualizar el compromiso cuando eligió ser profesional y cuando aceptó el encuentro con el paciente. El compromiso profesional implica ayudar al otro en su totalidad mientras le ofrecemos la posibilidad de elegir ser ayudado de acuerdo a su modo de ser-en-el-mundo, a su forma única y particular de enfrentar la muerte. Respetar su proyecto de ser y hacerse cargo de su inminente y emergente necesidad de enfrentar lo que todos enfrentaremos algún día pero que hoy se hace “patente”.

Es la “facticidad” de su enfermedad que le modifica y le obliga a elegir su nueva forma de vivir o de morir.

Es menos complicado para el Psicólogo ayudar a aliviar su dolor físico y psíquico si conoce diagnóstico, tratamiento y pronóstico. Estar dispuesto (el Psicólogo) a continuar con la ayuda, tal como en este caso también hace la familia, para que no se sienta solo ni abandonado.

No es una situación en la que el profesional coloque al paciente frente a su trascendencia, función propia de un religioso que lo asista, sino ayudar a comprender que “la vida tiene sentido vivirla aún en las peores circunstancias” (V.E.Frankl). Quizás ahora con mayor plenitud por estar más cerca de los otros que lo quieren y le permiten valorar lo valioso que ha sido vivir “su vida”.

Contesté, inmediatamente:  No puedo menos que alegrarme por la mejoría y lamentar las complicaciones que han derivado del tratamiento de la próstata. Me alegro, sí, que pueda compartirlo todo con su familia porque eso favorece una plenitud en el sentido de vida. Estar bien con los otros ayuda a valorar lo positivo de la vida, valiosa por haber sido vivida.

Y una cosa muy importante es que cuente con Doña Esperanza. La Esperanza es el arma de los indefensos. Y por ello tiene eficacia. Abre a la posibilidad de futuro, aún en las peores circunstancias de la vida. Porque, por supuesto, siempre vale la pena vivirla intensamente.”

No siempre es clara la actitud del médico o del psicólogo frente a un paciente que no sabe su diagnóstico real y su pronóstico. La legislación obliga al profesional a comunicar el diagnóstico. No siempre sucede así. La consideración de impedimentos por motivos de cuidado médico o psicológico puede estar justificado y el profesional postergar el anuncio. Es lícito siempre y cuando no estén proyectando un temor personal ante la propia muerte o ante las posibles reacciones negativas del paciente.

Es imprescindible la información adecuada en el caso de un paciente que a dado a entender su “real” deseo de saber y sobrellevar la situación.

Si se le niega, se le coarta a través de subterfugios la elección de saber se está ante una negación de la dignidad de la muerte de un ser humano, libre y responsable, que tiene derecho a conducir según su propia manera de ser la temporalidad, corporalidad y la “cura” (cuidado) de su existencia.

Lo contrario es “cosificarlo”, empujarlo a una vida “inauténtica”, sin armas para enfrentar su futuro, librado al azar de la duda y no permitir la posibilidad que organice el resto de su existencia de la manera que desee o poniendo en marcha una batería de valores que encontrará en la experiencia de su vida.

Si consultamos la bibliografía al respecto encontramos numerosos ejemplos que avalan estos dichos. Podemos seleccionar lo expresado por Jones, biógrafo de Sigmund Freud en los últimos años de vida de éste. Enfermo de cáncer sus médicos y allegados pensaron en la posibilidad de ocultarle su diagnóstico faltal. Finalmente accedieron a comentar esta situación a Freud. Miró extrañado y luego, indignado, dijo a su interlocutor: -“Y con qué derecho hubieran ustedes hecho eso?”.

Muy diferente es la situación cuando el paciente “elige” no saber¸ no preguntar, no enterarse de nada acerca del proceso de la enfermedad y sus posibilidades de sobrevida.

Refuerza, en muchas oportunidades, esta situación la influencia cultural, tabúes imperantes en su comunidad o miedos muy profundos acerca del tema de la enfermedad y muerte.

¿Qué actitud debemos asumir profesionales y familia ante esta situación? Primera medida: mantener la decisión del paciente, analizar cada caso en concreto y elaborar la conveniencia o no de la elaboración del problema a nivel familiar.

El profesional debe tener a su disposición la mayor cantidad de elementos técnicos que le ofrezcan la certeza del diagnóstico, permitiéndole esperar el momento oportuno para comunicarlo, evitando así daños irreparables.

Los Psicólogos y Psicólogas no siempre estamos insertos en un equipo interdisciplinario (médicos, psicólogos, asistentes sociales, abogados) que nos permita actuar rápida y adecuadamente en cada uno de los casos mencionados.

Si el médico no puede asumir toda la responsabilidad en el tratamiento psicológico del momento especial por el que pasa su paciente como “existente”, delega en el Psicólogo tarea de “acompañarlo”. Podemos actuar ante la derivación con independencia y criterio profesional adecuado.

Conviene que el Psicólogo aclare su rol perfectamente ante paciente y familia y cual será su responsabilidad y diferencias con el tratamiento médico. Evitará las informaciónes confusas, contradictorias o ambiguas pues es necesario considerar al paciente como una “totalidad”, sin dicotomías entre “psique” y “soma”.

¿Quién se hace cargo del Hombre? Lo conveniente es que todos, médico, psicólogo, familia y amigos se hallen en permanente comunicación tratando de no perder esa perspectiva de “totalidad” que exige la situación. Seguirán todos estrechamente comunicados en relación a la evolución del paciente.

Por su profesión y formación el Psicólogo asume establecer una comunicación “efectiva” y “afectiva” con paciente y familia. Este “encuentro” no se limitará a la situación de “crisis” o en el desenlace, sino que seguirá despues de ella, preparando toda la gama de modificaciones que cada uno enfrentará en el futuro.

Su relación será “auténtica”, alejada de la promoción de un clima falso de compasión, con un “encuentro” normal de promoción de la existencia de ese ser que está tratando de asumir su nuevo “modo-de-ser-en-el-mundo-en-el-amor” (L. Binswanger) y realizarse “aún en las peores circunstancias” (V.E.Frankl) pues el sufrimiento, que no es propio del hombre, se supera a través de los otros dándole sentido trascendente.

La compasión rebajaría al paciente a la condición de “un ser-en-si”, una cosa a la que tratar sin consideración de su posibilidad, de su elección, de su responsabilidad, de su temporalidad y de su corporalidad.

En palabras simples permitir al otro elegir lo que hacer con su tiempo, con su cuerpo y con su existencia en totalidad. Dejarlo que no anticipe prematuramente el cierre de su vida y abrirlo a la Esperanza. Permitirle commpartir su angustia y tolerarla. Porque lo contrario es manifestación evidente que no podemos hacernos cargo de nuestros propios miedos, angustias y reparos ante la muerte.

Nuestra tarea como Psicólogos o Psicólogas está centrada en mostrar a parientes y amigos que el cuidado del otro, del enfermo, no implica limitarse o abstenerse ante ellos. Cuidamos de nuestra propia existencia si nos ocupamos, solidariamente, del otro que sufre o padece. Es la esencia de la “cura” (del latín: “curare” cuidar del otro).

Si son capaces de co-participar en el proyecto de sus propias vidas a través del cuidado del otro, quizá el enfermo no compartirá todos esos proyectos. Pero estará presente a través de la ausencia y de los que se haya podido cosechar en común en ese período de encuentro.

“Dos campos fundamentalmente distintos dentro de la total estructura de esa entidad que llamamos hombre: por un lado la existencia misma, por otro lado aquello que pertenece a la facticidad. Mientras que la existencia es algo esencialmente espiritual, la facticidad se compone tanto de elementos psicológicos como fisiológicos; contiene hechos tanto anímicos como corporales. (Viktor E. Frankl en pág. 24 de su libro. Solamente la persona espiritual viene a fundar la unidad y totalidad del ente humano. Y lo funda como totalidad corpórea, psicólógica y espiritual“ (Viktor E. Frankl, de su libro “La presencia ignorada de Dios”)

Dr. José Martínez-Romero Gandos

A Coruña  - Galicia – Spain

marzo de 2012.