Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

lunes, 30 de noviembre de 2015

Familia: transmisora de valores y conductora del aprendizaje para la relación grupal de las personas

Dr. José Martínez-Romero Gandos
A Coruña – Galicia – España
Noviembre 2015

Nuestra tarea como Logoterapeutas es preguntarnos si podemos hoy ayudar al Hombre existencialmente frustrado a encontrar un sentido. Tal vez se piense que es tarde para esta tarea. Creemos que no. La búsqueda de sentido es específicamente humana y es, también, propio del hombre someter a crítica ese sentido. El sentido no se nos dá por añadidura, debemos descubrirlo. No salta a nuestra mirada como una síntesis automáticamente conformada. Se trata de un descubrimiento paulatino, único y trabajosamente proyectado sobre el fondo de la realidad circundante. ¿Cómo aprendemos a seguir este camino? Nuestra primera maestra es la Familia, agente socializador excelente que nos permite la búsqueda y la realización posterior de ese sentido de vida, personal, único y autotrascendente.
Actualmente vivimos en un mundo en crisis. Esta crisis puede definirse, sintéticamente, como la “gran crisis de valores” en los comienzos del siglo 21. Nuestra sociedad consumista, fanática, adicta, golpea en nosotros con una influencia importante que lleva a la horrible sensación de “vacío”. Un vacío que muy bien ha descripto Viktor Frankl en su libro “Ante el vacío existencial” (Editorial Herder). Comienza nuestro maestro este libro diciendo: “En realidad hoy no nos enfrentamos ya, como en los tiempos de Freud, con una frustración sexual, sino con una frustración existencial”(...)”bajo un abismal complejo de falta de sentido, acompañado de un sentimiento de vacío”. Luego nos explica que este vacío existencial, que va a llevar a la mayoría de la población a una neurosis debida a conflictos de conciencia, a colisión de valores, a frustraciones existenciales que él denominó “neurosis noógena” (término originado en “nous”, espíritu).
La familia debe enseñar a amar y transmitir conocimientos de modo que el hombre-niño preste oído atento al requerimiento de las situaciones de vida que va a enfrentar, No nos alcanzan ya 10 mandamientos. Frankl dice que el hombre debe estar capacitado para percibir los 10.000 mandamientos encerrados en 10.000 situaciones de su vida cotidiana. Nuestra sociedad en crisis presiona para impedir la realización de este sentido creatural infiltrándose en la urdimbre familiar y debilitando su estructura fundamental.

          La familia es la célula embrionaria fundacional del sentido y la primera escuela de valores. Su salud o debilitamiento están ligados estrechamente a la suerte y a la situación histórica de las comunidades o sociedades a las que influye y por las que se ve influída. Es una red peculiar que otorga firmeza y unidad, fuente de la energía por la cual la vida se hace mas humana. La educación que realiza es una educación para la libertad y para la responsabilidad. Enseña a distinguir lo que es esencial de lo que no lo es, lo que tiene sentido de lo que no lo tiene, entre lo que se necesita para ser responsable y lo que es superfluo.
          Podemos afirmar aquí que esta institución fundamental de la sociedad es una verdadera y fundamental escuela de “reciprocidad”. De allí extraeremos los fundamentos que nos permitirán, luego, manifestarnos en los diferentes grupos que integremos con la actitud que definimos como de “autotrascendencia recíproca”. Cada uno de los miembros de esa familia, persona única e irrepetible.
          El hombre, como persona trascendente, es la materia prima para construir la comunidad de trascendencia reciproca que mencionamos. La familia es la escuela principal porque su actuación está basada en un “pacto de amor”. El concepto de familia asigna a cada uno de los miembros la acogida recíproca y en cualquier edad. Lo contrario es la habitual patología de las relaciones interpersonales en la familia. La educación (“conducir al hombre hacia su máxima realización y trascendencia”) está basada en una infinita gama de manifestaciones culturales. La preocupación por esta educación exige el cuidado de la salud de todos y esta actividad de “cura” (cuidado) es la verdadera riqueza que cada familia posee. El instrumento principal de cuidado es el amor. Este amor se manifiesta a través de la comunicación y su alteración impide la participación y la posibilidad de compartir y encontrarse.
          Numerosos son los estudios actuales que, desde la antropología, la psicología y la sociología, subrayan la importancia fundamental para el logro de esa reciprocidad de las relaciones madre-niño en los primeros días de vida. La educación en esos momentos no es un rosario de afirmaciones intelectuales sino una inconmensurable red de comportamientos vocales, visuales y tactíles que garantizan la transmisión de la seguridad en el logro del sentido de la vida.
          Sobre una dotación biológica e instintiva la madre aporta los “valores” y la “cultura”, manifestados en la simple y a la vez inefable, transmisión del amor. La salud o el debilitamiento del niño están ligadas a la salud de la familia. La crisis de ésta llevó a comunidades, sociedades o culturas, históricamente, a la crisis y a la desaparición.


La familia influye y es influída. Es una red peculiar que otorga firmeza y unidad, fuente de la energía por la cual la vida se hace más humana. La educación que realiza es una educación para la libertad y para la responsabilidad. Enseña a distinguir lo que es esencial de lo que no lo es, lo que tiene sentido de lo que no lo tiene, entre lo que se necesita para ser responsable y lo que es superfluo.
          En estos tiempos la institución “familia” ha sufrido como quizás ninguna otra, acometida por las transformaciones amplias, rápidas y profundas de la sociedad contemporánea. Su suerte se ha visto ligada al contexto de la situación histórica de la sociedad en la cual se desarrolla.
          Sobresaturados de la sociedad de consumo, competitiva y masificada, la posibilidad de hallar un sentido en la vida no depende del sexo, del coeficiente intelectual, del nivel de formación académico, de la religiosidad o del carácter. El ser humano no solamente busca un sentido sino que lo descubre por tres caminos: en el amar a alguien, en lo que hace o crea y en las situaciones límites. En estas tres situaciones o caminos posibles realiza su obra primordial y particular: transformar el sufrimiento, la pérdida, la privación, el desastre o la soledad en servicio.
          Nadie se salva en el individualismo. La comunidad es imprescindible “aún en las peores circunstancias”. En las situaciones límites, tanto de la familia como de las comunidades, podemos observar que su capacidad de superación depende de esa “autotrascendencia recíproca”.
¡Y qué no hace una familia sana, una madre, un padre o un hermano por lograr esos propósitos de auténtica comunidad y ofrecer la actitud o el talante que ayude a superar la crisis! La fuerza cohesionadora del amor hace posible la unión de personas distintas permitiendo el despliegue de la existencia, respetando la libertad y la autodeterminación para lograr el sentido individual y comunitario. Es una ligazón fundada en un primer eslabón, que es el amor, y una cadena de acontecimientos que conforma el “nosotros”.
Conceptos absolutamente alejados de los componentes de odio y agresión insertos en todo racismo, discriminación o abandono.
Para lograr que la familia transmita el amor, la posibilidad de realización trascendente, la consideración de los valores, la enseñanza de la libertad y la responsabilidad y el sentido comunitario ésta debe fundarse en que cada amante de la pareja fundacional conserve su identidad y peculiaridad pero supere el individualismo en el compromiso de duración, permanencia y sentido comunitario. La secularización conyugal, el individualismo erótico y el egoísmo atacan el “nosotros” familiar y lo convierten en espacio inadecuado para la auténtica comunidad que es la familia.
          Si la familia fracasa como promotora de la interiorización del hombre, como transmisora de valores, como lugar de reflexión sobre el sentido de la vida, como vida comunitaria y como lugar de aprendizaje y respeto por la autoridad, los jóvenes retoños se sienten desprotegidos, solos y proclives a crisis y adicciones. Su rebelión no es un hecho atípico, novedoso o temporal. Es la respuesta angustiada a una sociedad, a una familia, a unos padres que promueven exclusivamente el hedonismo, la masificación y el bienestar superficial.
          En este contexto la soledad del joven sin modelos válidos lo predispone a un vacío interior. López Ibor solía decir que “la falta de sentido de la vida carga de sentido a la droga”. En estas megalópolis en las que vivimos muchos padres renuncian a su notable tarea formadora por omisión más que por elección. El Estado complementa, en muchos aspectos, esta renuncia a asumirse como autoridad formadora.
          La acepción universalmente aceptada del término “autoridad” la define como la actividad que radica en llevar a los que están bajo su tutela a la posibilidad de ser ellos mismo, de desarrollar su propia existencia en un crecimiento que le permita ser artífice de su proyecto personal.
          Nos place, entonces, afirmar repetidamente el concepto de familia como unidad creadora de proyectos y valores. Una unidad basada en el amor pero que debe considerar la posibilidad de comunicación efectiva y afectiva entre sus miembros, equilibrar la armonía entre la autoridad y la libertad de sus hijos,  promover la reflexión sobre los valores y el sentido de la vida y no olvidar la integración psicológica y social.
Cuando el otro me ama, me identifica, me dice quien soy, como soy, como le apetezco. Esto produce satisfacción y respondo con un movimiento semejante que hace a la reciprocidad de la relación interpersonal. Esto será fundamental en nuestra prédica sobre la posibilidad de recuperación de esta capacidad de amar y ser para el otro en los grupos logoterapéuticos.
Si en los grupos me preocupo solamente de mi me aparto de la posibilidad de comunicación verdadera y de autotrascendencia recíproca. Cuando el otro reclama mi atención me lleva fuera de mi realidad egocéntrica. Gracias a la mirada del otro conozco lo distinto que hay en mí. Aunque esto provoque una gran angustia por “la mirada del otro”. Superado el bloqueo que el otro me provoca con su mirada (“me petrifica”) me reencuentro con la capacidad de ser “auténticamente” yo y desarrollar un proyecto de vida que considere la existencia de la comunidad, indispensable para mi realización.
Es la capacidad de ser-allende-en-el-mundo-en-el-amor (Binswanger). Ser capaz de ser con el otro, hacerme con el otro, co-ser, co-existir, existir juntos en el seno de una comunidad.
Esta capacidad de sentirse junto al otro abre a la posibilidad de solidaridad, de simpatía y de compromiso. Ser uno y todo. Alojar dentro de mi a los otros y ser huesped de ellos en su amor. Considerar como propios sus problemas y sufrir su pérdida con inconmensurable pena. Descubrir que la soledad patológica no la produce la pérdida del ser querido sino la imposibilidad de reconocer la profunda e íntima relación con el amor que nos unía a ella. El otro del que recibimos la identidad porque nos ha llamado por nuestro nombre.
En esto consiste la esencia de la familia. Nombrar y hacer propio a cada uno de los miembros.
Cuando debemos asesorar en la consulta logoterapéutica sobre temas relacionados con la familia nuestro proceder no será ni ideal, ni técnico ni aferrado a interminables consideraciones teóricas. Los Logoterapeutas nos encontramos comprometidos en ayudar al ser humano desde un enfoque humanista que ayude a superar el enorme y creciente complejo de vacuidad que provoca nuestra sociedad consumista y elitista.


Citaremos a consulta a la familia completa, si es posible. Aplicaremos las técnicas básicas de asistencia a un grupo en entrevista. Observaremos la posibilidad de descubrir y analizar los valores fundamentales que los distinguen. Trataremos que nuestra observación distinga aquello material que intenta imponerse sobre lo espiritual, los condicionamientos sociales y económicos que provocan alteraciones en el orden natural de la familia que es el amor y aquellos índices generales de la comunicación interpersonal que se presentarán, seguramente, alterados.
          La Logoterapia, miembro joven de un movimiento humanístico-existencial centenario, busca el desarrollo de una acción que se proyecte sobre la comunidad contribuyendo a la promoción y perfección del Hombre en función de valores éticos de solidaridad y amor, logros en el marco superior de la responsabilidad social y bienestar respetuoso de la dignidad creatural de la Persona. Para ello tenemos muy claro que la Ciencia y la Técnica tienen que estar al servicio del Hombre y no a la inversa.
          Para desarrollar nuestra tarea, en el marco de una actividad ético profesional, ofreceremos un lugar de encuentro personalizante, un ámbito de reconciliación con los valores, un campo de expresión de la conflictiva personal pero con sentido de la responsabilidad común, respeto de la pertenencia cultural y la realidad histórico-social de los consultantes.
          Nuestra tarea debe extenderse a la familia sin desconsiderar el análisis de la condición de persona de cada uno de sus integrantes, que consideramos constituídos bio-psico-social y espiritualmente. Postulamos a la Persona como hipercompleja, indeterminada y posible, pluridimensional en la simultaneidad, única e irrepetible, que culmina la afirmación de su esencia como ser creatural en un paso mundano trascendente.
          Definida así la persona, nuestra tarea no descansa únicamente en las metodologías utilizadas que pueden ser variadas y dinámicas, sino en ayudar al otro a detenerse en el análisis de su situación presente, a posibilitar su apertura atenta y a ofrecer una voz que apele a su sentido.
          No es tarea fácil. La exigencia de contribuir a la perfección de la Persona a través de la promoción de valores éticos obliga a preparar Logoterapeutas que en su paso por la vida universitaria y en los Institutos de formación haya encontrado un modelo que considere primordiales y válidos estos conceptos de libertad, de responsabilidad, de superación del vacío existencial, de reencuentro con el sentido de la vida a pesar de todo, del fin trascendente de este sentido y de la comunión valorativa personal y comunitaria. No debieran tener lugar en este círculo trabajador cosmovisiones de persona y vida epistemológicamente incoherentes ni profesionales débiles para aceptar las dificultades personales y de modelo que no todos entienden por igual ni despliegan con la misma intensidad o compromiso.
La Logoterapia familiar no es, específicamente, una terapia de grupo sino un lugar de encuentro para intercambiar y contrastar estilos de comunicación, fundamentos valorativos y algo más. Lo que interesa saber no es el análisis de los componentes inconcientes de cada integrante, ni ofrecer la racionalización de una teoría de la cura, sino desarrollar una creatividad operativa centrada en el descubrimiento paulatino de lo que oculta la naturaleza esencial de su constitución que es el amor.
Allí reside el alfa de nuestra tarea profesional. Cualquier Psicología que prescinda del amor separa al ser humano de sus referentes originales e intencionales. La cualidad trascendente de la realidad humana se potencia en el encuentro auténtico de la coexistencia familiar. Para lograr éxitos en el campo de la psicoterapia familiar debe combinarse las técnicas (estimulantes y bienvenidas) con la incorporación de un elemento de arte que supere las limitaciones de la Ciencia en la consideración de su genuina dimensión que es la dimensión espiritual (Frankl).
          Veamos si podemos encontrar ahora la omega de nuestra profesión. En las familias que consultan por conflictos se advierte una preocupación por la ambivalencia frente a la autoridad, las crisis en el encuentro, la relación de autoridad con los hijos y las dificultades en la vida comunitaria. Los especialistas debemos buscar las verdaderas causas del conflicto no solamente en el plano psíquico o social sino también en el plano noético, el terreno espiritual verdadera señal de la crisis. La relación se manifiesta a los ojos del Logoterapeuta como motivadora de desencuentros, agresiones mutuas, discusiones que siempre suponen una lucha por el poder. Abandonaron la preocupación fundamental de la pareja por ir en busca del otro, eliminar el individualismo y participar de la intersubjetividad. Está latente la ruptura poniendo el peligro el futuro de todos los miembros y de la familia como institución.
          Para evitar esta ruptura y ayudar a la pareja a encontrar nuevas posibilidades de encuentro es necesario cambiar la dirección de la crisis para favorecer la concreción de un proyecto positivo.
       Este proceso común lo van desarrollando, con la ayuda logoterapéutica, aceptando fallas, revisando fidelidades y créditos y buscando lugares en común para lo indeterminado. Esta indeterminación apareció o va a aparecer en las situaciones límite, en el sufrimiento, en la enfermedad, en el dolor o en la pérdida. Superar la crisis es encontrar la “camaradería itinerante” para lograr compromiso mutuo y superación de facticidades y límites. Límite máximo cuando se trata de la muerte de alguno de sus miembros. La característica esencial del ser humano se expresa en esta situación límite máxima que es la del amor más allá de la muerte.
Oportunidad trascendental. Posibilidad de rechazo de uno u otro miembro. Posibilidad de caida en el egoísmo o el sinsentido. Imposibilidad de encuentro con el otro. O realización de valores superando todas las barreras. Aún las de la muerte.
          La Logoterapia no ayudará al grupo familiar ni se llegará a una conclusión positiva sobre la solución de problemas si no se ayuda a superar las barreras que obstaculizan la realización de los valores, motivo básico expresado en el sentido trascendente de la existencia. El Logoterapeuta se dirige al otro, apela al “sé conmigo” con estos valores, insta a la superación  de las facticidades y muestra la importancia de los sentimientos frente al otro.
          La ayuda principal reside en la reconciliación con estas tres áreas fundamentales: los valores, la relación trascendente y la importancia del otro. La expansión de cada uno y todos estos sentimientos se convertirá en un escudo protector contra la violencia, el desprecio, la agresión, la indiferencia y la infidelidad. La actividad profesional implicará juegos de dramáticos silencios convocantes, actitudes de espera, continencia de la angustia, desarrollo de caminos de libertad sin imposiciones, creando el lugar apropiado para la confianza y desarrollando una creatividad técnica basada en la imposición de “palabras límites”: fe, camaradería, sufrimiento, sentido, esperanza, amor, solidaridad, cuidado del otro, que forman parte de lo que en algunas Conferencias denominamos “el almacén logoterapéutico”.


          La labor del Logoterapeuta se centrará en los procesos de interacción que ocurren entre sus miembros coordinando las reflexiones sobre las situaciones presentes y futuras. Buscará ayudar a establecer nuevos modelos de relación vincular. Para ello deberá apelar a las enseñanzas teóricas y prácticas que nos llegan desde la Dinámica Grupal.

          Con el desarrollo de estas actividades habremos ayudado a superar las barreras que imposibilitaban la plenitud de las relaciones familiares y habremos asegurado la condición esencial de la familia como transmisora de valores y como conductora del aprendizaje de las relaciones grupales. El capital fundacional de esta institución básica en el desarrollo social, la familia, se basa en la adquisición de ese entramado de relaciones amorosas cotidianas que permitirán la trascendentalidad recíproca.


jueves, 12 de noviembre de 2015

CAMINOS QUE NOS CONDUCEN AL ANÁLISIS EXISTENCIAL: Actualidad de la re-lectura de autores clásicos.



  
Dr. José Martínez-Romero Gandos
A Coruña, Galicia, España
2015

"Yo había encontrado mi religión: nada me parecía más importante que un libro.
 En la biblioteca veía un templo." Jean-Paul Sartre
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RESUMEN: En esta presentación queremos destacar los avances realizados en el Análisis Existencial y la práctica de la Psicoterapia Existencial. Muchos trabajos presentados en varios Congresos de carácter internacional nos hablan sobre el desarrollo de esta práctica. Los Psicoterapeutas Existenciales debemos trabajar para mostrar al mundo nuestros proyectos, práctica e investigación de acuerdo a los conceptos fundamentales de esta teoría. Tenemos que aumentar nuestro bagage teórico que nos lleve a releer a los autores clásicos. Proponemos con este trabajo una comparación entre autores clásicos.[1]

SUMMARY: In this presentation we want to emphasize the advances that have been realized in the Existential Analysis and Psychoterapy practice. A lot of works presented in several Congress of international character speak to us about the Existential Analysis development. The intention of the Existential Psychotherapists is to work to show to the world our projects, practises and investigations in agreement to the fundamental concepts of this theory. We need to increase our theoretical bagage returning to re-read classic authors. We propose in this work a comparison between classics authors.



En esta presentación deseo subrayar el desarrollo continuado e intenso de los trabajos teóricos y clínicos en el campo de la Psicoterapia Existencial en Latinoamérica en los últimos quince años. Trabajamos para mostrar al mundo como promovemos, proyectamos, practicamos e investigamos según los principios de la Analítica Existencial. Del tronco central de nuestra teoría se desprenden ramas que aportan las diversas miradas enriquecedoras.
En el XIII Congreso Argentino de Logoterapia realizado en el año 1998, a poco de sufrir la comunidad científica la desaparición física de Viktor E. Frankl, me permití anunciar en una presentación la necesidad para la Logoterapia de entrar en el S. XXI sin la presencia del Maestro pero contando con sus consejos precisos y admirables. Proceder a su desarrollo sin la presencia de “gurúes” surgidos tras su desaparición. Parece que, en ese sentido, vamos por el buen camino.
La Psicoterapia Existencial nos exige a los responsables de su realización en el campo de la Salud una marcha hacia el desarrollo por los caminos de la fundamentación, de la aplicación de la teoría a la práctica, de las investigaciones basadas en tests y estadísticas y en nuestro compromiso.
Este compromiso obliga a considerarla más que una mera ciencia como un elemento de arte y sabiduría donde técnica y encuentro desaparecen como dicotomía.
Son claras las necesidades de nuestra disciplina en el campo investigativo. Es una tarea que, con agrado, hemos desarrollado muchos de nosotros y que ha promovido numerosos discípulos que aplican esos avances con creatividad y responsabilidad.
Pero no se han realizado los estudios comparativos necesarios entre diferentes autores, no se ha producido la tan necesaria sistematización de datos, no somos muy afectos a la validación de nuestra tarea por jueces externos por aquello de sostener la “co-visión” y rechazar la “supervisión” y las comunicaciones entre investigadores son muy pocas y se limitan a estos encuentros periódicos.
Es necesaria una mayor motivación para que aumente la asistencia a cursos dictados por prestigiosos profesionales que ayuden a dilucidar definiciones operacionales fundamentales sobre conceptos como, por ejemplo, “auto-trascendencia”, “libertad”, “responsabilidad”, “sentido de vida”, “el poder desafiante del espíritu”, “situación límite” y “capacidad de enfrentar la enfermedad”, especialmente en las enfermedades graves, crónicas o terminales.
          Esta descripción de los aspectos principales a tener en cuenta para la validación del Análisis Existencial y la Psicoterapia Existencial quiere animarlos y desafiarlos, en su más profundo sentido etimológico, para que contribuyan con su trabajo y creatividad al desarrollo de esta disciplina.
Nuestro trabajo es algo más que una técnica. Es apelación. Es cura del otro. Es arte y compromiso. Debemos transmitir nuestro poco saber a los jóvenes, Psicoterapeutas Existenciales del siglo XXI, quienes deben mantener encendida la antorcha que guiará nuestras investigaciones.
Lo obvio, lo cotidiano, lo rutinario no aparece ante el experto, en este caso el Psicoterapeuta, de acuerdo a cánones académicos que puedan ser predeterminados. Nuestro sujeto de análisis está determinado por su proceso histórico y el “aquí y ahora” de su circunstancia. Esa Persona frente a nosotros es el producto de su temporalidad, de su “anclaje” inevitable a un “dasein”, de su modo peculiar de ser-en-el-mundo que se encuentra con otro, en este caso un profesional, que apela a él para que lo ayude a superar esa circunstancia limitante y produzca una respuesta “singular, única e irrepetible”.
No es simple el mecanismo mediante el cual la Ciencia pretende alcanzar “objetividad”. Cuando el fenomenólogo encara este aspecto del conocimiento llama “objetividad” al no-cubrimiento de la realidad. Pretende aceptar que no es él, el científico quien alcanza “cierto grado de objetividad”. Es la “subjetividad” del entrevistado quien la “des-cubre”. El paciente y su realidad, establecen un diálogo, una comunicación en la que ésta se revela a los ojos del Psicoterapeuta que la quiere ver.
La Psicoterapia es el ámbito del encuentro, ideal, casi experimental, en el que se favorece un clima de coexistencia honda y profunda. Todos los recursos disponibles para el terapeuta no deben basarse en un “sistema” sino en una “actitud” que favorezca la eclosión de la intersubjetividad. Solamente en la comunicación con el otro descubrimos y nos descubrimos. Es el comienzo del “asombro”, fundamento de la Filosofía.
Para poder comprender este proceso y avanzar, día a día, en el conocimiento del otro debemos formarnos a partir de la comunicación interprofesional que tiene una faz importante en la realización de Congresos como en el que estamos inmersos.
Mi misión, en esta oportunidad, se vería colmada en su realización si pudiera transmitirles el interés que despierta en los ámbitos científicos el desarrollo de la Analítica Existencial, especialmente en el área Latinoamericana. Europa siempre ha sido centro de su desarrollo y ha realizado en Londres, en mayo de 2015, un Congreso Mundial de Psicoterapia Existencial y el próximo se realizará en Buenos Aires en abril de 2019.
Nuestra alegría inicial deja paso a cierta desazón porque contamos en Latinoamérica con escasas publicaciones y nos falta acceder a su traducción al inglés para su lectura universal. Dejo constancia del elevado desarrollo de la Analítica Existencial en China, Rusia, Grecia y por supuesto en Austria, Inglaterra, Francia y Países Bajos. A ellos debemos llegar con nuestras investigaciones y proyectos
Un camino siempre oportuno es la re-lectura de los autores clásicos en nuestra disciplina. Este camino tiene muchos puntos de inicio, muchas bifurcaciones y accesos laterales. Un modo habitual, lleno de seguidores y también detractores, es comenzar por Heidegger.

Nos dice Ludwig Binswanger que “entendemos por análisis existencial un sistema antropológico que apunta a la esencia del ser humano. Su nombre y su base filosófica derivan del “Análisis del ser” de Heidegger. Es un mérito suyo el haber descubierto una estructura fundamental de la existencia y el haberla descripto en sus partes esenciales, es decir, en su estructura de ser-en-el-mundo.”
Mucho hay que leer y trabajar en seminarios para comprender cabalmente la obra del autor de “Ser y Tiempo”.
Es lo que ha hecho Binswanger en su tiempo  para poder afirmar, luego, que “Todo esto nos lleva solamente a las puertas más exteriores de la ontología fundamental de Heidegger o de su “Análisis del ser” y justamente al umbral del análisis antropológico o existencial, que se inspiró y fundó en el primero. (…) A este propósito debo mencionar que mi crítica positiva de la teoría de Heidegger me ha conducido a ampliarla: al ser en el mundo como ser de la existencia por amor a mi mismo (que Heidegger denominó “cuidado” o “cura”, yuxtapuesto al “ser-allende-el-mundo” como ser de la existencia por amor a nosotros.”
Riquísimo camino si optamos por estudiar profundamente a Binswanger. Camino lleno de oportunidades y conocimiento porque en él nos encontraremos con referencias a E. Minkowski, a Erwin Straus y a von Gebsattel y un atajo hasta los trabajos de Roland Kuhn sobre Interpretaciones de las máscaras en el test de Rorschach escrito en el año 1945.
Seguramente no nos quedaremos extasiados solamente ante la escuela alemana que aún puede completarse con los magníficos trabajos de Von Uexküll y de von Weizsaecker, firme defensor de la unidad polar entre sujeto y objeto.
Un camino al que éramos afectos los que estudiábamos la Psicología Existencial allá por los años 1970 en Buenos Aires era el seguimiento y lectura de los autores de lo que podríamos denominar “la Escuela Francesa”: Sartre, Simone de Bouvoir o Eugène Minkowski.
Un mentor y formador de varios discípulos algunos aquí presentes, el Dr. Pablo Rispo, que lamentablemente no está entre nosotros, nos introdujo en el estudio de Sartre, Binswanger y Minkowski junto a su esposa Francoise Minkowska especialista en Rorschach, entre otros.
Como anécdota agregaré que en los círculos estudiantiles y en algunas cátedras se discutía la formación en la Analítica Existencial de Jacques Lacan, que más tarde se uniría al Psicoanálisis, formando su propia escuela de conocida influencia en círculos porteños.
No acreditaban la formación existencial de Lacan nuestros colegas y buscaban subterfugios innecesarios para su justificación. Frutos en el camino que no esperaban encontrar.
Las principales raíces como exponente de la corriente existencial de J.P. Sartre abrevan en la afirmación que todo acto humano contiene una intencionalidad de conciencia, distinguiendo tres regiones del ser: el ser-en-sí, el ser-para-si y el ser-para-el-otro. Sus descripciones sobre la vivencia de la nada, la vivencia de la angustia y su manifestación principal el vacío existencial dieron pié a la formulación de estudios de otros importantes autores.
La concepción de Sartre de las tres dimensiones temporales (pasado, presente y futuro) y de los éxtasis de la temporalidad reconocen la influencia de Heidegger. Decía Rispo que “Sartre era el filósofo de la acción”. Sartre criticó a todos los teóricos que hablan del ser del hombre sin un compromiso social adecuado. A partir de una interpretación malintencionada por parte de ciertos círculos de la influencia negativa de Sartre en la formación de Analistas Existenciales su figura y su obra no han sido estudiadas convenientemente. Es un camino que sugiero transitar sin prejuicios y abrevar en los múltiples e importantes aportes de este autor.
Dijimos que los caminos son múltiples. Podemos seguir esta andadura por la referencia a Sartre y llegar a Holanda. Una anécdota que pocos conocen es aquella que describe la visita de Sartre y Simone de Bouvoir a Holanda. Lo hicieron en el año 1946. Sartre fuera invitado por van Lennep a dar una conferencia en la ciudad de Utrecht donde él era profesor. Acababa de terminar la IIa. Guerra Mundial y Sartre llevaba publicadas novelas y estudios filosóficos.
Los neerlandeses no conocían esa obra apreciada por los intelectuales del mundo entero. Sabían y consideraban que Sartre no era ni el primero, ni el principal, ni el más original de los pensadores existenciales de post-guerra. Se apreciaba, sí, que fuera uno de los pensadores que vulgarizaran el pensamiento de esta corriente filosófica a través de obras de teatro y novelas.
Recordamos que la influencia principal de Sartre consistía en su pensamiento dominado por la tesis de que el hombre es libre. Esta libertad es la consecuencia directa de la conciencia humana que distingue a éste de otros hombres y de las cosas. Se puede afirmar, entonces que el hombre es el único que puede dar sentido a su vida. Una conciencia que lo condena a ser libre pues sabe que aún en el encuentro con otro hombre su existencia es única e irrepetible y esta condición lo aparta en una soledad inevitable.
Ni muy conocido y bastante criticado en los Paises Bajos Sartre fue invitado para poder realizar coloquios destinados a aclarar su pensamiento. A sus conferencias asistieron críticos y defensores. Entre los que lo apoyaban, D.J. van Lennep, opuesto vigorosamente a sus detractores considerando que sus estudios filosóficos y psicológicos “son de la máxima importancia para la psicología científica” (van Lennep dixit).
Van Lennep había nacido en Suiza y se había radicado en Utrecht donde creó la Oficina Municipal para la Orientación Profesional. Dirigiera, asimismo, la Fundación Nerlandesa para la Psicotecnia, aún sin formación específica y proviniendo de la Teología. Sus colegas lo consideraban una feliz combinación de hombre de ciencia y un visionario intuitivo, atribuyéndole cierta genialidad. Todo esto en medio de controvertidas opiniones sobre la moda de la Quiromancia, la Grafología y la Astrología, imperante por esos años en varias partes de Europa.
Su actitud comprometida lo llevó a terminar estudios de Psicología y cierra estos cursos con una Tesis sobre los fenómenos de la proyección que defiende en los años 40, tesis dirigida por H. C. Rümke, de la Escuela de Utrecht, famosa ya por sus integrantes, destacando su jefe F.J.J. Buytendik.
En esta Escuela se sostenía el método fenomenológico en oposición a la Escuela de Amsterdam, que sostenía tesis positivistas. El principal aporte de sus elucubraciones se centraron en la consideración de la importancia del conocimiento intuitivo como algo más importante que el conocimiento de técnicas y métodos. Era para ellos importante “el encuentro” de un hombre con otro hombre y no la investigación distante de sus cualidades psicológicas.
De ahí la importancia de invitar a Sartre cuyo “Ser y la Nada” influyera positivamente en van Lennep a pesar de su origen teológico y las ideas en boga sobre las diferencias entre la posición ética protestante y el nihilismo sartriano. No coincidía Sartre ni moralmente ni políticamente con los integrantes de la Escuela de Utrecht, caracterizados por una “burguesía liberal”.
Van Lennep aprovechó muy bien esta visita y las discusiones con Sartre. Dos años más tarde, en 1948, publica en Holanda su obra fundamental: El Test de las 4 Láminas”. Posteriores investigaciones y presentaciones en Estados Unidos permitieron su aplicación y difusión en el mundo anglosajón. Hacia 1984 “descubrí” este test, comencé solicitando autorizaciones, realicé traducciones, ensayos clínicos y la decisión de elaborar una versión propia de las láminas ante la imposibilidad de conseguir las originales, salvo por fotocopia de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.[2]
El objetivo que se propuso van Lennep fue el de describir las actitudes de un sujeto ante la vida, basado en que tales actitudes dependen de la estructura y dinámica de la personalidad cuando ésta se pone en juego en las relaciones sociales. La aplicación de esta prueba en el marco de una teoría analítico-existencial, con la consideración de aproximaciones fenomenológicas y teóricas por varios años, fue labor de un equipo que remataría su actuación con la autoría de un libro aún inédito que firmamos junto a la Dra. Marta Guberman.[3]
No es menor el aporte de van Lennep al concepto de “proyección” para ser considerado por la Analítica Existencial. En un artículo titulado “Proyección y Personalidad” (1957)[4][5], van Lennep concentra a los fenómenos que han recibido el nombre de “proyección” en dos grupos, con dos subdivisiones. Un grupo está constituido por la percepción de los seres humanos, y el otro, por la percepción de las cosas (Van Lennep aclara que esta distinción se debe a que él considera muy diferente el encontrarse con un objeto que con un sujeto.) A su vez, cada uno de ellos, puede ser vivenciado en consonancia con las propias emociones, o como contraparte de las mismas. De este modo, el autor holandés describe cuatro formas de proyección, que llamará A, B, C y D respectivamente. Cuando una persona proyecta, en la medida que busca para ello a objetos o a seres que le sirvan como análogos de su propio mundo, no se manifiesta abierto al mundo, sino que se distancia de él y se reproduce a sí mismo en el afuera. Más aún: no sólo se distancia del mundo, sino también se distancia de sí mismo, porque al arrojar algo fuera y objetivarlo, nos distanciamos de ello, como si no fuera de nosotros.

Utilizar la frase “los caminos del conocimiento de la Analítica Existencial” remite a la comparación con los propios caminos de nuestra existencia. Hace unos años decidí vivir muy cerca de donde confluyen los variados caminos que llegan a Santiago de Compostela. Más que señalar aquí algún contenido religioso me refiero, por su influencia en la cultura, al conocimiento que aportaron durante mil años peregrinos de todo el mundo que se “encontraron”, unos con otros, y dialogaron sobre las realidades de sus mundos de origen.
Mucho podríamos dialogar aquí sobre los aportes de numerosos autores que me he permitido señalar, brevemente. Otros tantos servirán de fundamento teórico a otras presentaciones en este Congreso. Pero no quisiera dejar de señalar los aportes que ha realizado a nuestra práctica psicoterapéutica el Dr. Viktor E. Frankl. Llegaba Frankl en 1986 a esta ciudad de Mendoza para recibir un Doctorado Honoris Causa por la Universidad del Aconcagua. Uno más entre otras decenas de Universidades que lo honraron con ese título. Fui testigo de la emoción que sintió al ser invitado a contemplar la Cordillera de los Andes desde la terraza de la Intendencia Municipal de la ciudad de Mendoza. Allí dejó dicho que, por su condición de alpinista, su cansancio por el largo viaje transatlántico estaba justificado con creces. Más tarde, ante un bullicioso y crítico público estudiantil que colmaba la sala donde recibiría el Doctorado Honoris Causa, rechazado en principio por ellos porque esperaban fuera otorgado por primera vez en esa Universidad a un Psicoanalista, Frankl dictó una de las conferencias más brillantes que yo escuchara. El contenido de esa brillante exposición está en los libros aguardando vuestra lectura.
Como aguardan, diría yo expectantes por contribuir al desarrollo de la Psicoterapia Existencial, libros de Martin Buber, Dilthey, Marcel Gabriel, Husserl, Jaspers, Kierkegaard, Lukas, May, Minkowski, von Uexküll, von Wizsäcker, Yalom y tantos otros.
Reitero mi consejo luego de 40 años de profesión: buena lectura para todos y mejor diálogo y encuentro entre colegas.









[1] Revisión del trabajo presentado en ocasión de celebrarse  el VI Congreso Latinoamericano de Psicoterapia Existencial. Mendoza, septiembre de 2013.

[2] van Lennep, D. J., “Test de los 4 cuadros” (Four pictures Test) en Anderson y Anderson, Técnicas proyectivas del diagnóstico psicológico, 2ª. edición, Ediciones Rialp S.A., Madrid, 1968.
[3] Martínez-Romero, José – Una prueba proyectiva existencial: test de las 4 láminas de van Lennep, publicado en el Boletín informativo Nº 46, Año XVI, abril de 2003 de la Asociación Argentina de Estudio e Investigación en Psicodiagnóstico.
[4] En David, H., von Bracken, H. y col Teorías de la Personalidad Bs. As., EUDEBA, 1977 (4º ed) capítulo XV
[5] Van Lennep, D.: Proyección y Personalidad en David, H y col. “Teorías de la Personalidad”, Bs. As. Eudeba, 1977, Cap. XV