Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

lunes, 4 de julio de 2011

UTOPÍA EGOISTA VS. UTOPÍA ALTRUÍSTA. Una alternativa: la solidaridad

Galicia – Spain - 2011


La globalización nos somete a cambios y presiones a veces no deseados. Debemos prepararnos para incorporarnos a esta etapa del desarrollo mundial sin que perdamos, ni un ápice, nuestra condición de Persona.
A pesar de los beneficios atribuídos a este fenómeno para el desarrollo de la Humanidad, nos han tocado algunas consecuencias inmediatas no del todo gratas: RECESIÓN, POBREZA GENERALIZADA Y ESTRUCTURAL, DÉFICIT ECONÓMICO GENERAL Y FAMILIAR. Padecemos un altísimo déficit económico y social. Las consecuencias de este proceso caen sobre toda la población y los economistas del Establishment aún no han encontrado soluciones. Tanto discuten en Jornadas y Congresos que han instalado lo que podemos denominar una UTOPIA EGOISTA y su pseudo contrapartida la UTOPIA ALTRUISTA.
Ustedes se preguntarán acerca de estas definiciones  Veamos la primera, la utopía egoista.
A partir de un conocimiento personal les diré que la igualdad de oportunidades que nuestros antepasados encontraron en América permitió el desarrollo de países como Uruguay, Venezuela y Argentina. Estas naciones no se construyeron en base a la inversión de capitales sino a partir del trabajo y creatividad de los emigrantes de toda la gama de nacionalidades.
En los periódicos leemos, a menudo,  acerca de la importancia de los capitales que grupos de inversión colocarán en Uruguay, Brasil y Argentina. Estos inversores prometen importantes transformaciones para esas economías. Pero su interés se verá condicionado por la posible rentabilidad de sus inversiones que dependerá del crecimiento y éste de la creatividad y motivación de los encargados para manejarla.
La economía globalizante tiende a motivar el esfuerzo individual para que la persona obtenga ventajas De esta forma no se contribuye al bien común, la comunidad se resiente, los éxitos de UNOS se convierten en fracasos de los OTROS. La lucha se establece por el bienestar personal, el ascenso económico y social, la posesión de bienes. En este tipo de relaciones comunitarias cada hombre es un potencial enemigo de su vecino o compañero de trabajo, su familia y aún los amigos. El resultado es el aumento de la agresividad, dificultades en las relaciones interpersonales y una ansiedad general.
En el otro extremo, las instituciones oficiales y algunas ONG’s tienden a programar la distribución indiscriminada de pseudos beneficios sociales, siempre generales, mínimos y decididos por el poder. Se desconocen las condiciones individuales, las conformaciones culturales y la libertad del Hombre
Estas instituciones tienden a seguir mal el modelo evangélico ofreciéndo pescado y a veces la caña de pescar. Pero nunca se ponen al lado del que necesita para acompañarlo en la búsqueda.
Debemos llamar la atención sobre la verdadera esencia del Hombre y denunciar, una vez mas, el hambre, la desocupación, la miseria, el aumento de la deuda, flagelos con los que cerramos el Siglo XX e incrementamos en el nuevo siglo.
Sin posibilidad de clonación, cada Persona necesita cuidados que van ligados a un complejo entramado psicosocial en la que manifiesta sus valores y desarrolla sus propios procesos de adaptación. Solamente en una perspectiva holística del problema podremos descubrir las verdaderas necesidades del Hombre. La génesis de este proceso es UNIVERSAL. Universal, que no globalizante porque cada persona es única e irrepetible, libre y responsable para decidir sobre su futuro y su autotrascendencia.
Cuando la consideramos en estas dimensiones bio, psico, social y espiritual queda claro que la totalidad del Hombre no puerde reducirse a un solo fenómeno y debe entenderselo como una unidad de sentido y como una unidad estructural. En esta pluralidad de dimensiones el Hombre experimenta el sí mismo y su relación con el mundo.
Cuando busco el sentido de mi vida lo primero que descubro es mi asombro ante la existencia. En especial ante esta existencia vaciada de sentido por la sociedad consumista.
Aristóteles decía que con el asombro comienza la Filosofía. Nos va a servir de mucho esta contemplación filosófica de la realidad, auxiliándonos con la Antropología, la Sociología, la Psicología y por supuesto la Economía.
Cuanto mas reflexiono sobre mi existencia mas oscura veo mi existencia particular. La comprensión, la inteligencia y el lenguaje me quedan cortos para explicar esta realidad que produce hambre, desocupación, miseria y agresión. ¿Cuál es la actitud específicamente humana a seguir? Es una época difícil para dar lugar al asombro.
En este mundo con influencia globalizante de los poderes temporales y la economía las soluciones propuestas vienen de la mano de alianzas empresariales, aumento de los negocios en la Web, crecimiento sostenido de las principales potencias, cambios en las bolsas mundiales, etc.
¿Y el hombre?
A este hombre de la era de la globalización se le promete “mejor calidad de vida”. Esta promesa pretende afirmarse en un aumento de la asistencia sanitaria, en un mejoramiento de los niveles de vida y cambios sociales adecuados a las exigencias de la hora. Las consecuencias no deseadas son el aumento de la población de mas de 65 años, las carencias en la educación de una extensa franja de la población y la “pobreza estructural”.
El desafío es construir un sistema en el que la solidaridad sea el centro. La vertiginosidad con que la globalización difunde sus mensajes impide a los ciudadanos una elaboración crítica y ética de su verdadera influencia. Deslindar la verdad es muy difícil e impide la expresión auténtica de sentimientos y proyectos.
Desde nuestra posición ideológica debemos reconocer los cambios en la realidad social pero alertar sobre las posibilidades, casi seguras, de caida en el vacío existencial, en la vida sin sentido y en la superficialidad de la actividad cotidiana. Debemos preocuparnos intensamente por ese futuro porque pronto nos toca insertarnos en él.
La esperanza de vida aumenta y con ella la necesidad de asistencia especializada. Los sectores que necesitan mas apoyo son los ancianos, los desocupados y los niños La carencia de modelos aptos para la consideración respetuosa de la Persona permiten el aumento de la delincuencia, las adicciones y las conductas agresivas.
Prever los problemas psicopatológicos derivados de sentimientos profundos de soledad provocados por esta sociedad globalizada, vigilar la aparición de comportamientos alterados que modifican e impiden esa plenitud de vida, encarar las sutiles y a veces brutales circunstancias en las que se altera la convivencia familiar y contribuir al bienestar de nuestros niños y mayores, es el desafío de la hora.
Las alteraciones mencionadas son multifactoriales. Una inadecuada utilización de los recursos de las comunidades lleva al aumento de los problemas mencionados, limitando la pretendida eficiencia del sistema.
La gestión de proyectos que incorporen rápidas y profundas innovaciones en la atención sanitaria y en la educación son los parámetros iniciales necesarios. Aceptar la sugerencia de los economistas implica buscar formas modernas de aumento de la eficacia y la eficiencia del sistema. Pero esta eficiencia debe complementarse con la actividad comunitaria que genere en la población espacios culturales para evaluar sus propias necesidades y encontrar criterios definidos para que las soluciones sean, cualitativa y cuantitativamente, aceptables y aceptadas por todos. Esta es la verdadera innovación.
El concepto de “salud” de la Organización Mundial de Salud comprende el bienestar biológico, psíquico, social y espiritual de las personas y no solamente la ausencia de enfermedad. Los técnicos diferencian “salud objetiva” de “salud subjetiva” definida la primera como “la capacidad para la función” y la segunda como “la significación que la persona otorga al sentirse bien”.
La economía provee los parámetros necesarios para el desarrollo de un aspecto esencial de las comunidades. Pero no el principal. Sin posibilidad de clonación, cada persona necesita cuidados que van ligados a un complejo entramado psicosocial en el que se encuentra ligado afectivamente, en el que manifiesta sus valores personales y en el que desarrolla sus propios procesos de adaptación. Solamente una perspectiva holística del problema permitirá descubrir sus verdaderas necesidades. La génesis de este aspecto evolutivo humano es universal. Universal, que no globalizante, porque cada persona es única e irrepetible, libre y responsable para decidir sobre su futuro y sobre su autotrascendencia. La globalización no siempre permite este aspecto esencial de la Persona. Si no es obligado a abandonar aquello que le pertenece por esencia, el hombre es capaz de incorporarse a un proceso intenso de desarrollo como el que comentamos. La condición es el respeto por su esencia: la libertad.
¿Cómo es posible aumentar la solidaridad en un mundo egoísta, consumista y superficial? Volviendo a lo clásico sin abandonar lo actual.
Mostrar a los responsables de la producción que sin la debida motivación, sin el ejercicio periódico de la creatividad, sin la esperanza en un bienestar futuro para su familia, sin la atención sanitaria debida, sin educación generadora de estructuras valorativas, el Hombre se aliena y rinde menos.
¿Podrán las empresas redescubrir estos conceptos? Si alertamos a los ejecutivos que las dirigen que ellos caen, rápidamente, en la pendiente del proceso si no modifican el ángulo de visión de sus técnicas productivas, sí habrá cambios.
Los jóvenes necesitan una fuerte motivación que movilice sus potenciales creativos y productivos. Ellos ven el porvenir con nubarrones y dejan cesantes sus energías solamente dirigidas a sostener una vida provisional llena de adicciones, agresiones o depresiones. Cada día aumenta la marginación y muy pocos de ellos llegaran a ser los ejecutivos a los que les proponemos este esquema.
Recordar que el hombre es lobo del hombre llega a tiempo para reconocer que tambien es el que ha desarrollado su creatividad hasta los límites insospechados de la actualidad. Luz y sombra de la historia. Creación y destrucción. Amor y guerras.
Apuntemos al amor y a la solidaridad.
Desde el punto de vista de los rendimientos empresariales estos parámetros resultan de fácil aplicación, aumentan la estima personal de los funcionarios y mejoran el logro de utilidades. Fácil presentación, difícil demostración.
Aumenta el índice de desocupación. Los principales actores, preocupados por este fenómeno, son los Ministros de Economía. ¿No debieran preocuparse los Ministros de Salud y de Educación?
Algunas grandes empresas organizan Fundaciones para contribuir al desarrollo de tal o cual aspecto social y canalizar por esa vía fondos que debieran entregar al Fisco como impuestos. De esta forma parecen ser solidarios y aprovechan el efecto de promoción de su empresa. He analizado un listado de Fundaciones creadas por Empresas. En ninguna se promueven cursos de formación de “colaboradores solidarios”. He aquí la sencilla fórmula de desarrollo comunitario.
La formación de estos “colaboradores solidarios” permitiría un doble efecto positivo inmediato.
El hombre común, sin ninguna elaboración intelectual, sin la necesidad de ningún estudio sistemático, vivencia esta naturaleza espiritual de su ser Persona. Vivencia esta angustia por su finitud y se esfuerza en su autotrascendencia. No se le escapa que su vida vale la pena vivirla, plenamente. Y se esfuerza para encontrarle sentido a pesar de las circunstancias que, inevitablemente, lo rodean y frustran muchos de sus proyectos.
En muchas oportunidades encuentra ese sentido a pesar del sufrimiento que le produce el dolor por la pérdida de un hijo, el dolor físico de una enfermedad o trauma, la carencia de un empleo o una casa, o la necesidad de enfrentar catástrofes naturales.
Si el Hombre es capaz de esto y mucho mas, ¿porqué llega hasta nosotros en busca de ayuda? Algunos porque se encuentran en una profunda crisis frente a estos avatares de la existencia. Otros porque reconocen que padecen síntomas desagradables, penosos, indeseables, que amenazan la tranquilidad de su existencia. Aquellos porque no han podido superar estos trances y dirigir su dolor hacia algo o hacia alguien a quien amar, cayendo en la angustiosa sensación de la carencia de sentido.
Todos buscan la “cura”, el cuidado de un otro. Ese “otro” puede ser hermano, amigo, hijo o compañero. Muchas veces esta compañía es el verdadero trampolín que los coloca, nuevamente, en la senda del sentido.  Aceptan la transitoriedad de la existencia, superan el sufrimiento y recobran la esperanza.
Cuando esto no es posible recurren a un profesional en busca de la “cura”. Según de que “cura” se trate consultan a un médico, un psicólogo, un psicopedagogo o un religioso. Cualquiera de estos profesionales es la persona que “impulsada por su eros terapéutico, aprovecha su preparación técnica para cuidar a sus semejantes, como prójimos, cuando lo necesitan o estan enfermos”.
Esa es nuestra “Misión”. Pero una misión debe enunciarse en forma operativa, de lo contrario, será una mera declaración de buenas intenciones. Según Viktor E. Frankl, nuestra “Misión” como Logoterapeutas es la “cura médica de almas”. Es una pastoral “médico-psicológica”. Según los griegos, la persona encargada de “cuidar” el cuerpo era el “mëdos”, derivando de allí la palabra “médico”. Para esa cultura el “therapeutikós” era el siervo encargado de cuidar el templo, es decir, el lugar por excelencia para la vida espiritual.
Quienes nos dedicamos a esta profesión, y en especial los Logoterapeutas, aceptamos y reconocemos nuestra “Misión” como aquella destinada a colocarnos al servicio del otro para ayudarlo a mejorar sus “dolencias” cuando éstas lo agobian, librarlo de su angustia cuando el daño es positivo y facilitar su reencuentro con el sentido, a pesar de todo y contando con los valores de su propia existencia.
Deberíamos contribuir con nuestra experiencia para el desarrollo de una acción logoterapéutica que se proyecte sobre la comunidad contribuyendo a la promoción y perfección del Hombre en función de valores éticos de solidaridad, logros en el marco superior de la responsabilidad social y calidad de vida respetuosa de la dignidad  de la Persona. La Ciencia y la Técnica tienen que estar al servicio del Hombre y no a la inversa. Ambos, logoterapeutas y pacientes, debemos ser fieles a esta Misión.
Nuestra “Misión” no necesita de grandes tratados de Psiquiatría, Psicopatología o Técnicas Psicoterapéuticas. Los “Maestros” y “Tratadistas” han contribuído a nuestra formación básica imprescindible. Ahora nos basta la definición del diccionario: “Misión es la acción de enviar. Es el poder que se dá a un enviado para cumplir su cometido. Es, también, el deber moral que cada hombre le impone su condición o estado”.
Somos enviados para servir en la “cura” o cuidado del otro y es para nosotros un deber que nuestra condición nos impone. “Pastores de almas” que buscan encarrilar la oveja hacia la recuperación del “sentido” de vida. El Derecho nos otorgaría la condición de “curadores ad-bona” que define a quien cuida los bienes de un incapacitado. ¡Y qué mayor incapacidad que carecer de la voluntad necesaria para encontrar sentido a la vida a pesar de todo!
Esa es nuestra “Misión”. ¿Y cuál es nuestro pago? El diccionario vuelve a ser útil para definir la cuestión citando la acepción que atribuye a “Misión: alimento que se señalaba a los segadores por su trabajo”. El cumplimiento de la Misión es nuestro alimento y pago verdaderos.
¿Cómo podemos lograr estos propósitos en esta sociedad en crisis?
Debemos ajustar nuestra Misión para afirmar, repetidamente, el concepto de Logoterapia como propuesta facilitadora del desarrollo de proyectos y valores. Una propuesta que debe considerar la posibilidad de comunicación efectiva y afectiva,  promover la reflexión sobre los valores y el sentido de la vida, no olvidar la integración psicológica y social y facilitar la armonía entre la libertad y la responsabilidad.
Nuestra tarea como Logoterapeutas es preguntarnos si podemos hoy ayudar al Hombre existencialmente frustrado a encontrar un sentido en su vida. Muchas personas piensan que tal  vez  es tarde para esta tarea en un mundo totalmente globalizado, en crisis y vacio existencialmente. Creemos que no.
Concluímos que es necesario considerar la posibilidad de establecer una sociedad basada en el respeto por la Persona. Esta persona necesita obtener el máximo de oportunidades para realizarse dentro de la comunidad de su elección, desarrollar y usar sus potencialidades y encontrar un trabajo digno.
En ese contexto es posible que pueda dar y recibir, encontrando en la comunidad su oportunidad de ser solidario.