Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

jueves, 10 de mayo de 2018

EL SENTIDO Y LA DIMENSIÓN NOÉTICA por el Dr. Charles McLafferty


Charles McLafferty  - Purpose Research, Director.

Publicado en Logotherapy – The Third Viennese School of Psychoterapy (Grupo público de Facebook, 10/05/2018)

Publicado en inglés en traducción aquí del Dr. José Martínez-Romero Gandos.

El Dr. McLafferty nos propone analizar si tenemos la opción de descubrir el sentido y si, al hacer esa elección, (una elección de sentido en sí misma) comenzamos a descubrirlo. Es en la dimensión noética donde conocemos nuestra unidad con los demás, nuestra singularidad y, paradójicamente, nuestra "unidad en la diversidad" (Frankl). Y encontramos que el sentido está siempre disponible, en cada situación

El problema con la "creación de sentido" en cualquier forma derivada es que el ser humano no puede "dar sentido". El sentido no es auto derivado, auto definido o auto actualizado. El descubrimiento del sentido siempre implica algún aspecto que es mayor que el Yo.

Esto nos lleva a las bases de la logoterapia y las teóricas "escalas de la existencia"  mencionadas por Frankl. Los lados de estas escalas están igualmente equilibrados, y cada persona debe decidir qué lado es verdadero. Por un lado está la idea mecánica de la existencia: somos actos aleatorios del universo, meras manchas en una roca gigante que nos arroja al espacio, accidentes del ADN. En definitiva, nada de lo que hacemos importa, ya que todo es relativo. El universo es indiferente, si no hostil. No importa si una persona enferma es curada, o una persona analfabeta aprende a leer, si una persona hambrienta es alimentada ... En un millón de años no importará si alguna vez existimos - será como si nunca lo fuimos.

Por otro lado está la visión teleológica de la existencia. En este punto de vista, somos creados por una razón; todo el universo es solidario y útil. Ayudando a los pobres, sanando a los enfermos, ayudando a los incultos a aprender ... Cada acto de sentido, cada decisión hacia el bien - es un monumento que trasciende el tiempo y el espacio y nunca puede ser quitado. Cada uno de nosotros es único y tiene una tarea única que nos espera y que nadie más puede cumplir.
Los lados de estas escalas están equilibrados y no podemos saber (intelectualmente) qué lado es verdadero. Frankl afirma que solo en la fe podemos arrojar el "peso de nuestro ser" del lado de la balanza que elijamos.

Y aquí estamos con la discusión actual. Si somos simplemente accidentes aleatorios de ADN, entonces nos vemos obligados a crear sentido, porque posiblemente no existe en el universo. Sin embargo, si somos totalmente honestos en este punto de vista mecánico, sabemos que el sentido no puede existir, y esa auto-creación no es más que una efímera y fugaz ilusión. Mi opinión: solo en el intelecto se puede concluir que el universo es un accidente al azar: un intelecto que "toma prestado" de la dimensión noética conceptos tan singularmente humanos como la aleatoriedad, el orden, el significado, el tiempo, el espacio ... El intelecto extrae su energía de la dimensión noética, pero se convierte en un sistema cerrado, sin reconocer su origen, lo que da como resultado los objetivos humanísticos más elevados: la ilusión de la autorrealización.

Y en el lado teleológico, tenemos la opción de descubrir el sentido, y al hacer esa elección, (una elección de sentido en sí misma) comenzamos a descubrirlo. Es en la dimensión noética donde conocemos nuestra unidad con los demás y con algo más grande que nosotros mismos. En lo noético, encontramos nuestra singularidad y, paradójicamente, nuestra "unidad en la diversidad" (Frankl). Y encontramos que el sentido está siempre disponible, en cada situación. La idea de "realizar" el sentido desaparece en el ámbito noético, reemplazada por la auto-trascendencia y la autorrealización, siempre en referencia a algo más grande que el yo.

Por lo tanto, la cuestión de crear versus descubrir sentido está en el corazón de la logoterapia misma.

martes, 1 de mayo de 2018

RECUPERAR EL SENTIDO DE LA EXISTENCIA. Un aporte desde la Logoterapia


Dr. José Martínez-Romero Gandos
A Coruña - Galicia - España

Un famoso neurólogo, psiquiatra y psicoterapeuta vienés del S.XX, Viktor E. Frankl (1905 – 1992) nos dice que el hombre de hoy carece de instintos que le digan lo que tiene que hacer, contrariamente a los hombres del pasado que conservaban tradiciones y regulaciones éticas que le indicaban lo que debía ser. Al no saber lo que tiene que hacer puede caer en la tentación de hacer lo que los demás hacen o desean (conformismo) o hacer lo que los demás imponen (totalitarismo). Un tercer riesgo es desarrollar lo que el autor llamó “neurosis noógenas”.
Diferenciar esta “neurosis noógena” de la neurosis en sentido estricto se hace necesario porque los conflictos que desarrolla son conflictos de conciencia, colisión con los valores e intensa frustración existencial.
Aquí debemos preguntarnos si podemos hoy ayudar al Hombre existencialmente frustrado a encontrar un sentido en su vida. Muchas personas piensan que tal vez es tarde para esta tarea en un mundo totalmente globalizado, en crisis y vacio existencialmente. Creemos que no.
Las presiones económicas, la recesión, la pobreza estructural y la crisis generalizada golpean a la sociedad sin horizontes claros de reacción. Solamente una perspectiva "holística" y no "globalizante" permitirá descubrir sus verdaderas necesidades y proveer al desarrollo de su condición esencial: Ser Persona. La clave para evitar la caida en el vacío existencial, la profusión de adicciones, el aumento de las enfermedades de todo tipo y las guerras es la solidaridad. Afirmamos que cada persona es única e irrepetible, libre y responsable para decidir sobre su futuro y sobre su autotrascendencia.
Para responder a las preguntas que las personas le formulan frente a la creciente frustración existencial provocada por nuestra sociedad consumista, exitista, competitiva y carente de oportunidades (especialmente en el ámbito del trabajo) se ha desarrollado, en el mundo entero y en especial en Argentina y toda Latinoamérica, la Logoterapia creada por el Dr. Viktor E. Frankl. En esta dimensión de fenómenos auténticamente humanos es en el que se muestra, dramáticamente, la frustración existencial y el cada vez mas difundido “vacío existencial”, que tan maravillosamente describiera su creador.
Nos decía Frankl que esta frustración existencial no es manifiesta sino latente. El vacío existencial permanece larvado y se muestra con varias máscaras. Una de ellas es la depresión. No aquella reactiva al sufrimiento, la carencia de alimento para los hijos o a la pérdida de un ser querido. La depresión por la conciencia de una vida sin sentido. Aquella depresión “de los ejecutivos, ricos o poderosos” que aún arrojados a la intensa actividad social, cultural o deportiva, reprimen su “voluntad de sentido” por una “voluntad de poder y dinero”. La frustración existencial no es patógena en muchas personas pero es muy posible que pueda llegar a serlo y desembocar en neurosis si no se mantiene la meta de un sentido de vida autotrascendente.
Para evitar la enfermedad el Logoterapeuta debe ser conciente y hacer conciente en el paciente que ahora mas que nunca, en este momento de crisis social, la vida del hombre común y también la del hombre que sufre, sigue teniendo sentido A PESAR DE TODO.
 “¿Qué derecho tenemos para atrevernos a decir que la vida nunca deja de tener un sentido para todos y cada uno?  Lo afirmamos desde la convicción de que el hombre es capaz de transformar en servicio cualquier situación que, humanamente considerada, no tiene ninguna salida. (Frankl)”.
El desafío es construir un sistema en el que la solidaridad sea el centro. Prever los problemas psicopatológicos derivados de sentimientos profundos de soledad provocados por esta sociedad globalizada, vigilar la aparición de comportamientos alterados que modifican e impiden esa plenitud de vida, encarar las sutiles y a veces brutales circunstancias en las que se altera la convivencia familiar y contribuir al bienestar de nuestros niños y mayores, es el desafío de la hora.
El hombre común, sin la necesidad de ningún estudio sistemático, vivencia esta naturaleza espiritual de su ser Persona. Vivencia esta angustia por su finitud y se esfuerza en su autotrascendencia. No se le escapa que su vida vale la pena vivirla, plenamente. Y se esfuerza para encontrarle sentido a pesar de las circunstancias que, inevitablemente, lo rodean y frustran muchos de sus proyectos.
En muchas oportunidades encuentra ese sentido a pesar del sufrimiento que le produce el dolor por la pérdida de un hijo, el dolor físico de una enfermedad o trauma, la carencia de un empleo o una casa, o la necesidad de enfrentar catástrofes naturales.
Si el Hombre es capaz de esto y mucho mas, ¿porqué llega hasta un psicoterapeuta en busca de ayuda? Algunos porque se encuentran en una profunda crisis frente a estos avatares de la existencia. Otros porque reconocen que padecen síntomas desagradables, penosos, indeseables, que amenazan la tranquilidad de su existencia. Aquellos porque no han podido superar estos trances y dirigir su dolor hacia algo o hacia alguien a quien amar, cayendo en la angustiosa sensación de la carencia de sentido.
Todos buscan la “cura”, el cuidado de un otro. Ese “otro” puede ser hermano, amigo, hijo o compañero. Muchas veces esta compañía es el verdadero trampolín que los coloca, nuevamente, en la senda del sentido.  Aceptan la transitoriedad de la existencia, superan el sufrimiento y recobran la esperanza.

Cuando esto no es posible recurren a un profesional en busca de la “cura”. Según de que “cura” se trate consultan a un médico, un psicólogo, un psicopedagogo o un religioso. Cualquiera de estos profesionales es la persona que “impulsada por su eros terapéutico, aprovecha su preparación técnica para cuidar a sus semejantes, como prójimos, cuando lo necesitan o están enfermos”.
Quienes nos dedicamos a esta profesión, y en especial los Logoterapeutas, aceptamos y reconocemos nuestra “Misión” como aquella destinada a colocarnos al servicio del otro para ayudarlo a mejorar sus “dolencias” cuando éstas lo agobian, librarlo de su angustia cuando el daño es positivo y facilitar su reencuentro con el sentido, a pesar de todo y contando con los valores de su propia existencia.
Hemos desarrollado estos conceptos porque creemos, firmemente, en los beneficios de la prevención. Discutir sobre estos temas facilita la comprensión y la toma responsable de decisiones con respecto al sentido de vida de cada persona.

Dr. José Martínez-Romero Gandos