Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

jueves, 1 de diciembre de 2011

¡TENGO MIEDO! Intervención quirúrgica y asistencia psicológica)

¡Tengo miedo! ¡No me quiero operar!

Todos hemos tenido oportunidad de escuchar esto en boca de alguien cercano o lo hemos sentido frente a un diagnóstico con indicación de una intervención quirúrgica.

En muchas oportunidades el miedo parece justificado por la dificultad o difícil pronóstico de la intervención. Pero sucede también con intervenciones menores. Familiares y profesionales enfrentan la situación de muy variadas formas. Intentan transmitir confianza. Si se trata de menores, en el mejor de los casos, dialogan buscando la aprobación porque saben que esto mejora las posibilidades de llegar al éxito mucho más fácilmente.

Muy pocas veces se dá intervención a un Psicólogo o Psicóloga especializado. Estos profesionales están formados con sólidos fundamentos teóricos sobre el tema y disponen de estratégias y técnicas específicas en la preparación para estas intervenciones, formación que se denomina Psicoprofiláxis Quirúrgica.

En muchos hospitales y centros médicos integran equipos asistenciales interdisciplinarios para comprender la problemática tanto del paciente como todo lo referido a las intervenciones propiamente dichas. Pero, lamentablemente, no es muy común su presencia y asistencia en los momentos previos a una intervención de las que mencionamos. Su acción es preventiva y redunda en enorme beneficio para paciente y familiares.

Antes de continuar con los aspectos teóricos de esta especialidad me gustaría ilustrar esta comunicación con el recuerdo de algunos casos difíciles que tuve a mi cargo en los años de actuación como Psicólogo en el ámbito hospitalario y en el privado.

Es sabido que los médicos cirujanos son, muchas veces, reacios a este tipo de intervención psicológica pues opinan que no deben dar “tantas explicaciones”. Pero existen aspectos éticos y deontológicos que no se pueden obviar. Especialmente en los países o comunidades en los que existen normas que garantizan los derechos de los pacientes a la información y la decisión sobre sus tratamientos.

Pero vayamos a un caso concreto. Asistí en consulta privada a una madre, profesional odontóloga, que manifestaba un montante importante de angustia frente a la operación (una hernia) de su hija de 3 años. Sabía de la relativa seguridad en este tipo de operaciones pero el problema no resultó seguir esa dirección sino que la angustia tenía relación con la decisión de su esposo, padre de la niña, médico cirujano, que quería intervenir personalmente a la niña.

La madre se oponía porque el esposo había intervenido quirúrgicamente a su padre y éste falleció en la mesa de operaciones.

La intervención psicológica aparecía como difícil y con pocas posibilidades de éxito. Decidimos aplicar no solamente todos los procedimientos especializados de la Psicoprofiláxis Quirúrgica sino enmarcarlos dentro de un proceso de Análisis Existencial y Logoterapia. La intervención no era urgente y nos tomamos tiempo para planear el proceso. Se citó a la abuela materna, viuda, quien manifestaba igual montante de angustia que incrementaba el círculo negativo familiar. Con la niña se iniciaron sesiones de juego con muñecos preparados al efecto y elementos propios de la actuación médica en intervenciones.

En las sesiones con la madre se trabajó tratando que ella misma dialogara con su esposo sobre este espinoso asunto y/o lo convenciera de asistir a una sesión con el Psicólogo. Éste aceptó concurrir y la sesión fue muy intensa por varias razones: a) descalificación inicial de la opinión del Psicólogo frente a la Medicina y en especial la Cirugía. b) Resistencia a reconocer su parte en la responsabilidad de haber aceptado operar a su suegro, especialmente por razones éticas del Código Médico. Elaboradas estas cuestiones finalmente aceptó no intervenir a su hija pidiendo, a cambio, que se le permitiera seguir la operación desde el observatorio del quirófano.

La operación fue exitosa, como se preveía. La niña, tranquila todo el tiempo,  asombró a su médico cirujano con las explicaciones que dio para quitar los puntos (parte de su juego con muñecos). La familia completa celebró la oportunidad de haber elegido una psicoprofilaxis quirúrgica como método de solución del problema.

Desde el punto de vista Logoterapéutico se apeló a la libertad y responsabilidad de cada uno de los miembros de la familia para que encararan la situación con éxito.

La resistencia a dar consentimiento para una intervención quirúrgica llega, en algunos casos, hasta el límite de poner en peligro la propia vida del paciente. El trabajo psicoprofiláctico no se limita en el doliente sino que se extiende a la familia. A veces esa familia no existe y el profesional debe trabajar, muy cuidadosamente, la relación paciente-psicólogo para no caer en un paternalismo fácil ni en violaciones de la ética profesional.

Un caso díficil que debí afrontar como Psicoprofilácta tuvo lugar ante la consulta del Cirujano por un paciente que se negaba a operarse pese a unas úlceras estomacales sangrantes que urgían la intervención.

El paciente, un ciudadano polaco, había sido intervenido de urgencia por un problema similar en el ejército. Sostenía que había pasado muy malos momentos, con riesgo de muerte, y no deseaba sufrir nada similar en absoluto.

Trabajé con la urgencia que el caso requería elaborando esos miedos y resistencias proporcionando información cierta sobre el caso, el tipo de intervención y su post-operatorio. En cuanto a éste expliqué al paciente que despertaría en una sala especialmente preparada, en un brazo el suero, en otro una transfusión de sangre, sonda naso-gástrica, sonda rectal, oxígeno a su disposición y aparatos medidores de su estado post-operatorio. Prometí acompañarlo hasta la entrada a quirófano y verlo luego.

Cuando fui a visitarlo, en la sala de recuperación, me vió entrar y se largó a llorar. Traté de insistir que todo había salido muy bien y que se recuperaría pronto. “NO, me dijo con fuerza, no lloro por eso. Lloro de agradecimiento porque encontré al despertarme todo tal como usted me había explicado”.

El conocimiento de todo el proceso no siempre es un inconveniente o está contraindicado. Aunque muchos médicos no estén de acuerdo con el procedimiento estas explicaciones y elaboraciones permiten “elegir” y “responsabilizarse” de su propia existencia, valorando a la vida como muy importante y rescatando la voluntad de “encontrar sentido a la vida, a pesar de todo”.

Otros artículos en este mismo blog permitirán completar los fundamentos teóricos y prácticos de la Logoterapia para la asistencia “del otro que padece y sufre”.

Comprender las problemáticas de las enfermedades médicas de resolución quirúrgica es muy importante para el paciente y su familia. Pero mucho más importante es abordar el problema para facilitar la preparación de la persona en el momento de una decisión, ante sus miedos y angustias y ante los cambios esperables luego del proceso. Sin olvidar las implicancias de la diversidad cultural ante estas situaciones.

lunes, 17 de octubre de 2011

Viktor E. Frankl: Actitud y práctica logoterapéutica frente a la adversidad

         Las actitudes y modos con los que el Dr. Viktor E. Frankl ha superado las adversidades que le ha presentado la historia a través de su larga y fecunda vida son conocidos abundantemente. Tal vez usadas casi abusivamente como ejemplo para ilustrar escritos a él referidos, conferencias, cursos y libros publicados.
Sin embargo, Frankl hacía uso de ellos en muy contadas ocasiones. He tenido la inmensa fortuna de escucharlo y verlo en acción durante conferencias y encuentros entre amigos en varios países iberoamericanos. Siempre encontraba la forma de hacer llegar a un determinado interlocutor un mensaje cargado de afecto, comprensión o apoyo, según las circunstancias y hasta con una nota de humor.
América del Sur atraía a Frankl por la comprensión inmediata de sus teorías. Señalaba (a menudo) que esa comprensión se basaba en la conciencia de determinados valores esenciales: libertad, responsabilidad y solidaridad, afecto en el ámbito de la familia y ejercicio de la paternidad responsable.
Estos valores, decía, ayudan a superar transitorios “vacíos existenciales” o “crisis sociales” si priman sobre angustias y depresiones, reubicando a la Persona en el desarrollo de una vida “con sentido” y “a pesar de todo”.
Siguiendo a Frankl y observándo esas actitudes personales que desplegaba en todo sitio y ocasión he podido acumular en mi espíritu una cantidad enorme de ejemplos, anécdotas y expresiones que me atrevo a transmitir para homenajearlo.
Vinculada a ese concepto de familia que Frankl sustentava y que opinaba protegía ante cambios bruscos causados por la globalización y las consecuencias de conceptos científicos aún en experimentación y discusión (clonación, modificaciones genéticas, uso libre de drogas, eutanasia) he presenciado en Caracas, en el año 1985, una lección inolvidable del Maestro.
Seguía yo sus palabras desde el fondo de un enorme salón de conferencias repleto de asistentes. En la fila previa a la de mi ubicación estaba sentado un señor con evidente discapacidad producto del efecto de la talidomida sobre su gestación. Sentado con dificultad en el asiento grababa la conferencia y tomaba fotos con evidentes muestras de una enorme dificultad superada, supongo, con un lento y difícil aprendizaje. Me llamó la atención y pensé en él un largo rato.
Al finalizar la conferencia del Dr. Frankl en la que había acentuado la importancia de la familia y el valor de la vida y su “sentido a pesar de todo”, nuestro vecino de audiencia pidió la palabra que le fue cedida. Allí, ante un auditorio especialmente atento a las cuestiones planteadas por el Maestro vienés, afirmó que compartía y sustentaba esas ideas defensoras de la vida como “siempre posible” ya que él mismo era el resultado de la responsable consecución de esos principios.
Relató que su madre se había negado a abortar su embarazo y asumió los riesgos ciertos sobre el niño que le anunciaban. El declarante, víctima de la talidomida como suponíamos, era ahora periodista, escritor, conferenciante y agradecido hijo que bendecía la decisión de su madre, aún ante científicos que opinaban lo contrario.
Frankl escuchó atentamente. Finalizada la presentación del participante del público dejó su sitio en el estrado, se acercó al borde del escenario e invitó a ese señor a subir a él. Cuando lo tuvo delante le dio un abrazo, lo invitó a sentarse a su lado y dijo: “He venido desde muy lejos, desde mi Viena natal, en un largo viaje hasta estas tierras que mi edad y salud no hace fácil. Mi viaje hubiera tenido sentido si solamente hubiera llegado hasta aquí para escuchar este relato”. Se paró y se retiró por el foro dejando a este señor en el sitial de honor para que recibiera todos los aplausos. Actitud logoterapéutica.
La adversidad no se presenta siempre en su máxima intensidad. A veces son solamente “factores adversos” que interrumpen, distorsionan o modifican proyectos que pretendemos llevar adelante.
Las circunstancias casi siempre nos exigen reaccionar con la mirada puesta en el otro o proyectando nuestras posibilidades de solidaridad y respeto.
El Dr. Viktor E. Frankl visitó Mendoza (República Argentina) donde fue recibido con honores por el Intendente (Alcalde) de la ciudad y por la Universidad del Aconcagua donde recibiría un Doctorado Honoris Causa, uno más de la larga lista de los recibidos en todo el mundo.
Era éste el primero de su tipo que aprobaran las Autoridades de esta nobel Universidad. Me tocó acompañar a Frankl en una antesala mientras esperaba su entrada a la sala de ceremonias actuando de intérprete improvisado para aclarar algunas cuestiones técnicas y protocolarias que planteaba un Funcionario local (aunque yo estaba seguro que él entendía perfectamente lo que le estaba planteando). Una de las cuestiones que le presentaban era la referida al clima de hostilidad manifiesta de los alumnos de la Facultad de Psicología que mostraban su disconformidad con el otorgamiento de un Doctorado a un científico ajeno al Psicoanálisis, doctrina predominante en los estudios de grado.
Transmití a Frankl la previsión efectuada por las Autoridades y no pareció inmutarse. Entró en la sala que contaba con platea, repleta de autoridades y profesores, y una bandeja superior en la que se ubicaban los alumnos.
La confirmación del clima anunciado fue inmediata. Comenzó a hablar y dedicó varios minutos iniciales de su presentación a comparar su visión de las montañas alpinas (era un consumado alpinista) y las cumbres de la cordillera andina que observara muy bien en el descenso de su avión y desde la terraza de la Intendencia (Alcaldía) donde había sido declarado “Huesped de Honor”.
Luego, con pausado y brillante discurso se dedicó a describir los aportes y avances que surgieron de las ideas de Freud. La ya casi larga conferencia sobre este tema no preveía un lugar en tiempo y forma para explicar algo sobre Logoterapia.
Llegado, evidentemente, el tiempo previsto para el desarrollo de la presentación por el recibimiento de su Doctorado Honorario Frankl cerró su panegírico diciendo: “Freud fue un gigante de la ciencia”. “La Logoterapia apenas puede subirse a sus hombros para mirar un poco más allá y afirmar el valor del sentido de vida”. La explosión de aplausos provenientes de toda la sala y especialmente de los alumnos fue el colofón necesario a sus palabras.
Otra vez la “actitud” logoterapéutica, ahora al servicio de la comprensión del Hombre como un ser bio-psico-social-espiritual. Como tantas veces repitiera en otras conferencias, Freud con su aporte a la comprensión de la represión del instinto sexual, Adler haciendo el suyo para comprender la represión del instinto de poder y él mismo, Frankl, acentuando la represión del inconciente espiritual tantas veces responsable de la caída en el “sinsentido” y en el “vacío existencial”.
Queda explayarse sobre otras tantas anécdotas sobre su humor, fundante de una actitud ante la vida, no solamente en sus intervenciones psicoterapéuticas sino también en innumerables señalamientos dirigidos “sus colegas” según él y “discípulos” llenos de admiración, nosotros, para corregir tal o cual situación determinada, muchas veces relacionadas con las circunstancias que nos rodeaban. Muchos de esos señalamientos eran “galardonados” luego con una caricatura del observado, que todos guardamos con especial afecto.
La actitud “frankleana” está reflejada en muchos de sus libros. Con ellos él practicó lo que llamó “auto-biblio-terapia”. Muchas personas han encontrado el sentido perdido de sus vidas en situaciones límite apelando a esta bibliografía. Especialmente con “El Hombre en busca de sentido”, libro que se ha publicado en 24 idiomas y del que se vendieron más de nueve millones de ejemplares.
Parece ser que la Logoterapia es en alto grado adecuada para ello. Porque quien ha desarrollado en sus aspectos teóricos esos libros ha correspondido estas formulaciones con un compromiso personal. Frankl ha afirmado cientos de veces: “Yo he encontrado sentido a mi vida ayudando a los otros a encontrar sentido a la suya”.
Y lo ha demostrado en su actuación profesional y personal también cientos de veces.

sábado, 3 de septiembre de 2011

CONSIDERACIONES SOBRE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y SU IMPORTANCIA PARA LA FORMULACIÓN DE TESIS DOCTORALES

CONSIDERACIONES SOBRE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y SU IMPORTANCIA PARA LA FORMULACIÓN DE TESIS DOCTORALES.
Dr. José Martínez-Romero Gandos
Galicia -Septiembre de 2011.


Hace unos años era habitual que me solicitaran dirigir Tesis, tanto de Licenciatura como de Doctorado. A raíz del traslado de mi residencia a Galicia (España) estos pedidos disminuyeron hasta desaparecer seguramente vinculado con la distancia de los centros Universitarios que integrara. La participación más activa en blogs y foros sociales reactivó esos pedidos. Acepté dirigir dos Tesis pero el contacto con los Doctorandos me llevó a concretar algunas ideas sobre la investigación científicia.
No es necesario abundar aquí sobre los vericuetos propios de la investigación científica. Sí es necesario para un Director de Tesis intentar transmitir saberes, inducir el pensamiento reflexivo y motivar la creatividad. Este trabajo siempre acarrea provecho para el Doctorando y para mí mismo.
Me ceñiré a mi campo particular de experiencia: la Psicología, la Sociología y la Pedagogía con referencias a la Analítica Existencial y la Logoterapia.
Cuando se trata acerca de la programación de una investigación científica en éstas áreas del conocimiento las recomendaciones de aquellos que hemos trabajado tantos años en el tema deberían ceñirse a simples bocetos que no pretendan una exhaustiva descripción del proceso en sí mismo sino que señalen una situación de partida, un contexto hacia el cual dirigirse, una oportunidad de interrelación recíproca experto-iniciado que fecunde la Tesis respectiva.
La clave del éxito de la tarea emprendida estará en una correcta diagnósis del fenómeno a estudiar incluyendo la máxima cantidad de variables psicológicas y sociológicas que nos permitan orientar con éxito al Doctorando.
Ésta o éste estará dotado de la mejor disposición para describir fenomenológicamente no solamente el entramado teórico referencial sino también los aspectos metodológicos respectivos sin caer, fatalmente, en un practicismo rudimentario o vacío de originalidad.
En otras palabras, solamente una fundamentación teórica idónea, una metodología apropiada y una dedicación responsable pueden dotar al diseño del rigor y la racionalidad que hagan del trabajo un verdadero aporte original y congruente en su conjunto.
No es este un ejercicio docente. La diferencia entre docencia e investigación reside en que el diseño no constituye un ejercicio académico sino que ésta última va destinada a actuar sobre la realidad social ya que, al basarse en los resultados de la Tesis, otros investigadores y profesionales encontrarán un análisis veráz y efectivo para aplicar a una futura realidad psico-social y transformar su acción en una dirección que promueva el bienestar general.
En los albores del siglo XXI se dispone ya de Tesis que han sido capaces de hacer una diagnósis certera de problemáticas encaradas desde la óptica de varias disciplinas (Psicología, Sociología, Antropología, Economía, Política, Filosofía). Agregar a estos aportes la visión personal del investigador que ha observado el fenómeno en primera fila permite el uso de conceptos propios y originales que se apartan de la aplicación automática o mimética de otras investigaciones generales o generalizantes.
Mi propia Tesis Doctoral y algunas otras que he dirigido han ingresado en igualdad de condiciones que otras teorías en las Universidades latinoamericanas y europeas siguiendo la Analítica Existencial y la Logoterapia. Siguiendo indicaciones del propio Dr. Viktor E. Frankl y acompañando a numerosos profesores que contribuyeron con sus propias ideas creando un “corpus” de ideas, reflexiones, categorías conceptuales y prácticas se constituyó y afianzó una “escuela” con diferentes y diversos caminos en el campo de las ciencias sociales.
El aporte de otras escuelas es muy relevante y las exigencias para el desarrollo de una Tesis Doctoral son iguales para todos. Si la lente con que se analiza esa realidad no tiene el nivel y la responsabilidad correspondiente, distorsiona la realidad y le hace flaco favor a la ciencia.  Esto no quiere decir que cuando se investiga desde diferentes escuelas, en diferentes realidades psico-sociales, las conclusiones sean intercambiables o generalizables automáticamente.
 La entrada en la escena universitaria de los aportes de la Escuela de la Analítica Existencial ha permitido incorporar conceptos a otras escuelas que los han elaborado y aplicado en sus intervenciones profesionales.
Conceptos como “empatía”, “libertad”, “responsabilidad”, “elección”, “sentido de vida”, “intención paradojal”, “amor”, son comunes en el léxico interdisciplinario e interescolar.
Si ejemplificamos acerca de estos conceptos podemos decir que su aplicación a la investigación deberá, como es de rigor en todo saber científico, considerar la conjunción de lo universal con lo particular.
Nuestra Tesis estaba centrada en los aspectos psicológicos de los procesos migratorios. En el inicio de la investigación contábamos con un abanico de diagnósis sobre este fenómeno. Algunas de ellas fragmentarias, otras referidas a fenómenos específicos y pocas referidas al fenómeno como tal desde la óptica de la Psicología.
Todas parecían coincidir, aún que se referían a contextos y tiempos diferentes, en una misma matriz para la aparición de las grandes migraciones que es el carácter de muchas sociedades o comunidades, con fuerte crisis estructural de carácter socioeconómico imbricadas en características muy relacionadas con la dependencia o influencia de imágenes, informaciones o idealizaciones de formaciones sociales externas.
De esa matriz diagnóstica común debemos desprender, como corolario, un postulado de imprescindible consideración para estas Tesis: la lógica de la fundamentación de teoría y metodología del desenvolvimiento económico de economías subdesarrolladas o no desarrolladas convenientemente según el modelo capitalista imperante. Por tanto esas comunidades en las que encontramos fuertes procesos migratorios buscan, genuinamente, encontrar o reproducir las soluciones socioeconómicas de los países desarrollados. Soluciones que terminan en una reproducción a escala mínima y producen numerosas patologías, muchas veces endémicas. Tal es el caso, por cierto, de Galicia comunidad que lleva siglos de pérdida de millones de ciudadanos que emigran según este esquema.
Este es un ejemplo como otros proyectos que he dirigido y que estaban orientados a bucear en los problemas en Educación relacionados con los fenómenos socio-económicos imperantes en el medio elegido por los Doctorandos.
Mi recomendación a futuros Doctorandos es que intensifiquen la búsqueda y ordenamiento de una buena casuística referencial. Que valoren la necesaria curiosidad científica y la apropiada sensibilidad para comprender los fenómenos a considerar.
Luego, explicitar convenientemente los motivos por los que realiza la investigación definiendo, en términos generales su finalidad, los motivos particulares que han llevado a realizarla y los principales resultados obtenidos en trabajos previos realizados.
El procedimiento metodológico encarará el análisis de los factores etiopatogénicos, identificará los procesos desencadenantes y estudiará las condiciones medioambientales de la historia social y personal del colectivo  observado  para relacionarlos con la salud o enfermedad posibles, analizará la imprescindible influencia social desde el individuo y hacia la comunidad y tendrá en cuenta compleja estructura y dinámica de la Personalidad.
La elección del marco teórico nunca es un azar. Siempre está relacionado con la influencia o admiración de Maestros, esos trabajos previos y la literatura conocida ya por el Doctorando.
Se puede incluir el alcance con el que se usarán las categorías científicas y las definiciones operacionales (Una definición operacional es aquella que provee de conceptos a nivel empirico). Recordar que en ciencias sociales, especialmente en Educación, los conceptos no designan “preceptos” sino que refieren a cualidades de objetos y relaciones entre ellos. Estos conceptos de las Ciencias Sociales proveen “descripciones” que se alejan relativamente del plano empírico en que va a manejarse la medición. Esto quiere decir que no se mide como en las Ciencias Exactas. Una regla de Durkheim dice que “los hechos sociales no manifiestos han de ser medidos por otros hechos manifiestos que los representan”. A estos hechos manifiestos que miden otros no manifiestos él los llama “indices”. Un índice o un “indicador” es una variable que traduce a otra que se manifiesta en el plano empírico.
Es muy importante, por tanto, la revisión de la literatura sobre el tema elegido.
Entramos en el campo de los interrogantes. Necesitamos hacernos muchas preguntas para construir un sistema de categorias a ser analizadas. Las preguntas importantes a plantearse al construir un sistema de categorías son:
a)    Cuáles son los grupos más significativos respecto a la variable a medir
b)    De esos grupos, cuáles son los que intersa discriminar especialmente y comparar con el resto como un todo
c)     Cuál es el número de individuos de la muestra y por lo tanto, cuáles son los grupos que una vez discriminados son suficientemente representativos como para permitir la comparación. 

Entrar en la descripción minuciosa del modo en que se desarrollará la investigación, concretar el diseño de la misma y mencionar las hipótesis previas y procedimientos a usar en determinado universo y consiguiente muestra, nos ubica en pleno trabajo.
Espero que estas consideraciones que escribo en una tarde gris del verano que se escapa sirvan para que muchos profesionales se animen a concretar un proyecto de investigación doctoral que seguramente pensaron muchas veces en llevar adelante pero que les ha parecido siempre un mundo casi inaccesible.
Es un trabajo arduo pero fascinante. El premio es el aplauso y reconocimiento de la comunidad científica en el proyecto concluído con éxito. 

lunes, 1 de agosto de 2011

"El pretendido Sindrome de Alienación Parental" por Consuelo Barea y Sonia Vaccaro

El “pretendido síndrome de alienación parental”, tal como lo ha denominado la Asociación de Psicología Americana (APA), “SAP” por sus siglas en castellano, y la ideología que lo sustenta, son un constructo pseudo-científico que ha sido utilizado, desde su creación en Estados Unidos en 1985, en el ámbito de la justicia y en las causas de divorcio en las que se disputa la custodia de los hijos, generando situaciones de alto riesgo para las criaturas y provocando una involución en los derechos humanos de niñas y niños y de las madres que pretenden protegerles.

El efecto intimidatorio que produce su sola mención en la justicia, facilita que algunos profesionales, regidos sólo por el afán de ganar, lo utilicen habitualmente en los casos controvertidos de divorcio. Este atributo del “SAP” lo convierte en un instrumento “ad hoc” que además invisibiliza el incesto y la violencia de género preexistentes. La aparición del “SAP” en cualquier litigio judicial lo reduce todo a la alienación paterna y convierte automáticamente a las víctimas en victimarios. En este libro las autoras presentan, a través de una exhaustiva investigación, la auténtica realidad de este infundado síndrome, carente de toda base científica, desechado en la actualidad en EEUU.

Pretenden con él formar e informar a profesionales del derecho, la salud mental y los servicios sociales que quieran llevar a cabo una buena praxis en el campo del divorcio y la custodia y aportar argumentos, desde el conocimiento y la racionalidad, que permitan reintegrar a las víctimas la credibilidad de sus legítimas quejas sobre un progenitor abusivo y negligente. El objetivo final de este libro es proteger a las niñas y niños, víctimas inocentes de la aplicación de este supuesto síndrome, de la “terapia de la amenaza”, coacción que proponen quienes lo aplican como único “tratamiento” válido.

Sonia Vaccaro es Psicóloga clínica con especialidad en victimología y violencia de género. Trabaja desde hace más de veinte años en temas relacionados con la violencia basada en el género: en la prevención, asistencia a las víctimas, formación a profesionales y supervisión de casos clínicos. En Argentina fue integrante del Equipo de Investigación Interdisciplinar en Violencia Familiar de la Dirección Nacional de Política criminal. Actualmente vive y trabaja en España para la Comisión de Investigación de Malos Tratos a Mujeres.

Consuelo Barea Payueta (Barcelona, 1949).

Se licenció en Matemáticas en 1976 y en Medicina en 1984. Trabaja como médica psicoterapeuta desde 1984. A partir de 1995 ha centrado su práctica profesional en la Prevención de la Violencia de Género con la asistencia a las víctimas, realización de peritajes, formación a profesionales, y asesoramiento a instituciones y organismos.




lunes, 4 de julio de 2011

UTOPÍA EGOISTA VS. UTOPÍA ALTRUÍSTA. Una alternativa: la solidaridad

Galicia – Spain - 2011


La globalización nos somete a cambios y presiones a veces no deseados. Debemos prepararnos para incorporarnos a esta etapa del desarrollo mundial sin que perdamos, ni un ápice, nuestra condición de Persona.
A pesar de los beneficios atribuídos a este fenómeno para el desarrollo de la Humanidad, nos han tocado algunas consecuencias inmediatas no del todo gratas: RECESIÓN, POBREZA GENERALIZADA Y ESTRUCTURAL, DÉFICIT ECONÓMICO GENERAL Y FAMILIAR. Padecemos un altísimo déficit económico y social. Las consecuencias de este proceso caen sobre toda la población y los economistas del Establishment aún no han encontrado soluciones. Tanto discuten en Jornadas y Congresos que han instalado lo que podemos denominar una UTOPIA EGOISTA y su pseudo contrapartida la UTOPIA ALTRUISTA.
Ustedes se preguntarán acerca de estas definiciones  Veamos la primera, la utopía egoista.
A partir de un conocimiento personal les diré que la igualdad de oportunidades que nuestros antepasados encontraron en América permitió el desarrollo de países como Uruguay, Venezuela y Argentina. Estas naciones no se construyeron en base a la inversión de capitales sino a partir del trabajo y creatividad de los emigrantes de toda la gama de nacionalidades.
En los periódicos leemos, a menudo,  acerca de la importancia de los capitales que grupos de inversión colocarán en Uruguay, Brasil y Argentina. Estos inversores prometen importantes transformaciones para esas economías. Pero su interés se verá condicionado por la posible rentabilidad de sus inversiones que dependerá del crecimiento y éste de la creatividad y motivación de los encargados para manejarla.
La economía globalizante tiende a motivar el esfuerzo individual para que la persona obtenga ventajas De esta forma no se contribuye al bien común, la comunidad se resiente, los éxitos de UNOS se convierten en fracasos de los OTROS. La lucha se establece por el bienestar personal, el ascenso económico y social, la posesión de bienes. En este tipo de relaciones comunitarias cada hombre es un potencial enemigo de su vecino o compañero de trabajo, su familia y aún los amigos. El resultado es el aumento de la agresividad, dificultades en las relaciones interpersonales y una ansiedad general.
En el otro extremo, las instituciones oficiales y algunas ONG’s tienden a programar la distribución indiscriminada de pseudos beneficios sociales, siempre generales, mínimos y decididos por el poder. Se desconocen las condiciones individuales, las conformaciones culturales y la libertad del Hombre
Estas instituciones tienden a seguir mal el modelo evangélico ofreciéndo pescado y a veces la caña de pescar. Pero nunca se ponen al lado del que necesita para acompañarlo en la búsqueda.
Debemos llamar la atención sobre la verdadera esencia del Hombre y denunciar, una vez mas, el hambre, la desocupación, la miseria, el aumento de la deuda, flagelos con los que cerramos el Siglo XX e incrementamos en el nuevo siglo.
Sin posibilidad de clonación, cada Persona necesita cuidados que van ligados a un complejo entramado psicosocial en la que manifiesta sus valores y desarrolla sus propios procesos de adaptación. Solamente en una perspectiva holística del problema podremos descubrir las verdaderas necesidades del Hombre. La génesis de este proceso es UNIVERSAL. Universal, que no globalizante porque cada persona es única e irrepetible, libre y responsable para decidir sobre su futuro y su autotrascendencia.
Cuando la consideramos en estas dimensiones bio, psico, social y espiritual queda claro que la totalidad del Hombre no puerde reducirse a un solo fenómeno y debe entenderselo como una unidad de sentido y como una unidad estructural. En esta pluralidad de dimensiones el Hombre experimenta el sí mismo y su relación con el mundo.
Cuando busco el sentido de mi vida lo primero que descubro es mi asombro ante la existencia. En especial ante esta existencia vaciada de sentido por la sociedad consumista.
Aristóteles decía que con el asombro comienza la Filosofía. Nos va a servir de mucho esta contemplación filosófica de la realidad, auxiliándonos con la Antropología, la Sociología, la Psicología y por supuesto la Economía.
Cuanto mas reflexiono sobre mi existencia mas oscura veo mi existencia particular. La comprensión, la inteligencia y el lenguaje me quedan cortos para explicar esta realidad que produce hambre, desocupación, miseria y agresión. ¿Cuál es la actitud específicamente humana a seguir? Es una época difícil para dar lugar al asombro.
En este mundo con influencia globalizante de los poderes temporales y la economía las soluciones propuestas vienen de la mano de alianzas empresariales, aumento de los negocios en la Web, crecimiento sostenido de las principales potencias, cambios en las bolsas mundiales, etc.
¿Y el hombre?
A este hombre de la era de la globalización se le promete “mejor calidad de vida”. Esta promesa pretende afirmarse en un aumento de la asistencia sanitaria, en un mejoramiento de los niveles de vida y cambios sociales adecuados a las exigencias de la hora. Las consecuencias no deseadas son el aumento de la población de mas de 65 años, las carencias en la educación de una extensa franja de la población y la “pobreza estructural”.
El desafío es construir un sistema en el que la solidaridad sea el centro. La vertiginosidad con que la globalización difunde sus mensajes impide a los ciudadanos una elaboración crítica y ética de su verdadera influencia. Deslindar la verdad es muy difícil e impide la expresión auténtica de sentimientos y proyectos.
Desde nuestra posición ideológica debemos reconocer los cambios en la realidad social pero alertar sobre las posibilidades, casi seguras, de caida en el vacío existencial, en la vida sin sentido y en la superficialidad de la actividad cotidiana. Debemos preocuparnos intensamente por ese futuro porque pronto nos toca insertarnos en él.
La esperanza de vida aumenta y con ella la necesidad de asistencia especializada. Los sectores que necesitan mas apoyo son los ancianos, los desocupados y los niños La carencia de modelos aptos para la consideración respetuosa de la Persona permiten el aumento de la delincuencia, las adicciones y las conductas agresivas.
Prever los problemas psicopatológicos derivados de sentimientos profundos de soledad provocados por esta sociedad globalizada, vigilar la aparición de comportamientos alterados que modifican e impiden esa plenitud de vida, encarar las sutiles y a veces brutales circunstancias en las que se altera la convivencia familiar y contribuir al bienestar de nuestros niños y mayores, es el desafío de la hora.
Las alteraciones mencionadas son multifactoriales. Una inadecuada utilización de los recursos de las comunidades lleva al aumento de los problemas mencionados, limitando la pretendida eficiencia del sistema.
La gestión de proyectos que incorporen rápidas y profundas innovaciones en la atención sanitaria y en la educación son los parámetros iniciales necesarios. Aceptar la sugerencia de los economistas implica buscar formas modernas de aumento de la eficacia y la eficiencia del sistema. Pero esta eficiencia debe complementarse con la actividad comunitaria que genere en la población espacios culturales para evaluar sus propias necesidades y encontrar criterios definidos para que las soluciones sean, cualitativa y cuantitativamente, aceptables y aceptadas por todos. Esta es la verdadera innovación.
El concepto de “salud” de la Organización Mundial de Salud comprende el bienestar biológico, psíquico, social y espiritual de las personas y no solamente la ausencia de enfermedad. Los técnicos diferencian “salud objetiva” de “salud subjetiva” definida la primera como “la capacidad para la función” y la segunda como “la significación que la persona otorga al sentirse bien”.
La economía provee los parámetros necesarios para el desarrollo de un aspecto esencial de las comunidades. Pero no el principal. Sin posibilidad de clonación, cada persona necesita cuidados que van ligados a un complejo entramado psicosocial en el que se encuentra ligado afectivamente, en el que manifiesta sus valores personales y en el que desarrolla sus propios procesos de adaptación. Solamente una perspectiva holística del problema permitirá descubrir sus verdaderas necesidades. La génesis de este aspecto evolutivo humano es universal. Universal, que no globalizante, porque cada persona es única e irrepetible, libre y responsable para decidir sobre su futuro y sobre su autotrascendencia. La globalización no siempre permite este aspecto esencial de la Persona. Si no es obligado a abandonar aquello que le pertenece por esencia, el hombre es capaz de incorporarse a un proceso intenso de desarrollo como el que comentamos. La condición es el respeto por su esencia: la libertad.
¿Cómo es posible aumentar la solidaridad en un mundo egoísta, consumista y superficial? Volviendo a lo clásico sin abandonar lo actual.
Mostrar a los responsables de la producción que sin la debida motivación, sin el ejercicio periódico de la creatividad, sin la esperanza en un bienestar futuro para su familia, sin la atención sanitaria debida, sin educación generadora de estructuras valorativas, el Hombre se aliena y rinde menos.
¿Podrán las empresas redescubrir estos conceptos? Si alertamos a los ejecutivos que las dirigen que ellos caen, rápidamente, en la pendiente del proceso si no modifican el ángulo de visión de sus técnicas productivas, sí habrá cambios.
Los jóvenes necesitan una fuerte motivación que movilice sus potenciales creativos y productivos. Ellos ven el porvenir con nubarrones y dejan cesantes sus energías solamente dirigidas a sostener una vida provisional llena de adicciones, agresiones o depresiones. Cada día aumenta la marginación y muy pocos de ellos llegaran a ser los ejecutivos a los que les proponemos este esquema.
Recordar que el hombre es lobo del hombre llega a tiempo para reconocer que tambien es el que ha desarrollado su creatividad hasta los límites insospechados de la actualidad. Luz y sombra de la historia. Creación y destrucción. Amor y guerras.
Apuntemos al amor y a la solidaridad.
Desde el punto de vista de los rendimientos empresariales estos parámetros resultan de fácil aplicación, aumentan la estima personal de los funcionarios y mejoran el logro de utilidades. Fácil presentación, difícil demostración.
Aumenta el índice de desocupación. Los principales actores, preocupados por este fenómeno, son los Ministros de Economía. ¿No debieran preocuparse los Ministros de Salud y de Educación?
Algunas grandes empresas organizan Fundaciones para contribuir al desarrollo de tal o cual aspecto social y canalizar por esa vía fondos que debieran entregar al Fisco como impuestos. De esta forma parecen ser solidarios y aprovechan el efecto de promoción de su empresa. He analizado un listado de Fundaciones creadas por Empresas. En ninguna se promueven cursos de formación de “colaboradores solidarios”. He aquí la sencilla fórmula de desarrollo comunitario.
La formación de estos “colaboradores solidarios” permitiría un doble efecto positivo inmediato.
El hombre común, sin ninguna elaboración intelectual, sin la necesidad de ningún estudio sistemático, vivencia esta naturaleza espiritual de su ser Persona. Vivencia esta angustia por su finitud y se esfuerza en su autotrascendencia. No se le escapa que su vida vale la pena vivirla, plenamente. Y se esfuerza para encontrarle sentido a pesar de las circunstancias que, inevitablemente, lo rodean y frustran muchos de sus proyectos.
En muchas oportunidades encuentra ese sentido a pesar del sufrimiento que le produce el dolor por la pérdida de un hijo, el dolor físico de una enfermedad o trauma, la carencia de un empleo o una casa, o la necesidad de enfrentar catástrofes naturales.
Si el Hombre es capaz de esto y mucho mas, ¿porqué llega hasta nosotros en busca de ayuda? Algunos porque se encuentran en una profunda crisis frente a estos avatares de la existencia. Otros porque reconocen que padecen síntomas desagradables, penosos, indeseables, que amenazan la tranquilidad de su existencia. Aquellos porque no han podido superar estos trances y dirigir su dolor hacia algo o hacia alguien a quien amar, cayendo en la angustiosa sensación de la carencia de sentido.
Todos buscan la “cura”, el cuidado de un otro. Ese “otro” puede ser hermano, amigo, hijo o compañero. Muchas veces esta compañía es el verdadero trampolín que los coloca, nuevamente, en la senda del sentido.  Aceptan la transitoriedad de la existencia, superan el sufrimiento y recobran la esperanza.
Cuando esto no es posible recurren a un profesional en busca de la “cura”. Según de que “cura” se trate consultan a un médico, un psicólogo, un psicopedagogo o un religioso. Cualquiera de estos profesionales es la persona que “impulsada por su eros terapéutico, aprovecha su preparación técnica para cuidar a sus semejantes, como prójimos, cuando lo necesitan o estan enfermos”.
Esa es nuestra “Misión”. Pero una misión debe enunciarse en forma operativa, de lo contrario, será una mera declaración de buenas intenciones. Según Viktor E. Frankl, nuestra “Misión” como Logoterapeutas es la “cura médica de almas”. Es una pastoral “médico-psicológica”. Según los griegos, la persona encargada de “cuidar” el cuerpo era el “mëdos”, derivando de allí la palabra “médico”. Para esa cultura el “therapeutikós” era el siervo encargado de cuidar el templo, es decir, el lugar por excelencia para la vida espiritual.
Quienes nos dedicamos a esta profesión, y en especial los Logoterapeutas, aceptamos y reconocemos nuestra “Misión” como aquella destinada a colocarnos al servicio del otro para ayudarlo a mejorar sus “dolencias” cuando éstas lo agobian, librarlo de su angustia cuando el daño es positivo y facilitar su reencuentro con el sentido, a pesar de todo y contando con los valores de su propia existencia.
Deberíamos contribuir con nuestra experiencia para el desarrollo de una acción logoterapéutica que se proyecte sobre la comunidad contribuyendo a la promoción y perfección del Hombre en función de valores éticos de solidaridad, logros en el marco superior de la responsabilidad social y calidad de vida respetuosa de la dignidad  de la Persona. La Ciencia y la Técnica tienen que estar al servicio del Hombre y no a la inversa. Ambos, logoterapeutas y pacientes, debemos ser fieles a esta Misión.
Nuestra “Misión” no necesita de grandes tratados de Psiquiatría, Psicopatología o Técnicas Psicoterapéuticas. Los “Maestros” y “Tratadistas” han contribuído a nuestra formación básica imprescindible. Ahora nos basta la definición del diccionario: “Misión es la acción de enviar. Es el poder que se dá a un enviado para cumplir su cometido. Es, también, el deber moral que cada hombre le impone su condición o estado”.
Somos enviados para servir en la “cura” o cuidado del otro y es para nosotros un deber que nuestra condición nos impone. “Pastores de almas” que buscan encarrilar la oveja hacia la recuperación del “sentido” de vida. El Derecho nos otorgaría la condición de “curadores ad-bona” que define a quien cuida los bienes de un incapacitado. ¡Y qué mayor incapacidad que carecer de la voluntad necesaria para encontrar sentido a la vida a pesar de todo!
Esa es nuestra “Misión”. ¿Y cuál es nuestro pago? El diccionario vuelve a ser útil para definir la cuestión citando la acepción que atribuye a “Misión: alimento que se señalaba a los segadores por su trabajo”. El cumplimiento de la Misión es nuestro alimento y pago verdaderos.
¿Cómo podemos lograr estos propósitos en esta sociedad en crisis?
Debemos ajustar nuestra Misión para afirmar, repetidamente, el concepto de Logoterapia como propuesta facilitadora del desarrollo de proyectos y valores. Una propuesta que debe considerar la posibilidad de comunicación efectiva y afectiva,  promover la reflexión sobre los valores y el sentido de la vida, no olvidar la integración psicológica y social y facilitar la armonía entre la libertad y la responsabilidad.
Nuestra tarea como Logoterapeutas es preguntarnos si podemos hoy ayudar al Hombre existencialmente frustrado a encontrar un sentido en su vida. Muchas personas piensan que tal  vez  es tarde para esta tarea en un mundo totalmente globalizado, en crisis y vacio existencialmente. Creemos que no.
Concluímos que es necesario considerar la posibilidad de establecer una sociedad basada en el respeto por la Persona. Esta persona necesita obtener el máximo de oportunidades para realizarse dentro de la comunidad de su elección, desarrollar y usar sus potencialidades y encontrar un trabajo digno.
En ese contexto es posible que pueda dar y recibir, encontrando en la comunidad su oportunidad de ser solidario.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Lenguaje, salud y psicopatología

Dr. José Martínez-Romero Gandos
(Extracto del Capitulo de la Tesis Doctoral “Emigración y Psicología
Alteridad y alienación en los emigrantes gallegos al Río de la Plata” – 2005)


Salud y libertad están siempre íntimamente ligadas, ya que lo que caracteriza al hombre sano es el sentimiento del uso de la libertad en su peculiar modo de existencia pero ligada a la responsabilidad frente a la comunidad a la que pertenece. Cuando hacemos coincidir nuestra libertad con el orden asignado a nuestra vida personal en la comunidad, nos sentimos sanos.
          La enfermedad mental, en cambio, es el anuncio de nuestro apartarnos de la expresión auténtica de nuestro proyecto y la constatación de nuestra integración a un mundo extraño, extranjero  Cabe recordar aquí que, etimológicamente, extranjero está ligado al concepto de aquel que fue desterrado de la patria, el “alienus”, mas allá de la linea demarcatoria de la Ciudad de Roma. Este concepto se relaciona con “extraño” (del latin “estraneu” y de allí se deriva “extranjero”) que es “aquel que viene de otro país”.  Recordemos al gran Pinel quien ha creado el término “alienación” para englobar a todas las psicosis, queriendo significar que el enfermo mental se ha hecho “extraño” (alienus)  a sí mismo.
          En este trabajo continuamente oponemos “alteridad”, como la posibilidad de ser uno mismo, libre y responsable, frente al otro, a “alienación” como el poder ilegítimo de lo inauténtico que ocupa el primer plano de su existencia e impide la plenitud del ser y el uso responsable de su libertad.
          El polémico campo de las neurosis nos muestra personas con distintos modos de condicionamiento de su libertad. Sus manifestaciones se hallan impregnadas de angustia, tanto en el lenguaje como en su expresión significativa corporal. La ambivalencia es el sentimiento predominante. La angustia del neurótico es descripta por Von Gebsattel[1] como “el barómetro que mide la nada”. Y continúa diciendo este autor:”Que se es libre y no se es libre, que aunque se está no se es, que se desea huir, pero no se sabe de qué ni donde, en esto consiste la paralizante, acechante dualidad de la angustia, una osciliación del hombre angustiado entre la posibilidad de querer y la impotencia de la voluntad, una disposición de ánimo que Kierkegaard llama con gran acierto “vahído de la libertad””. En las entrevistas realizadas para nuestra Tesis hemos encontrado muchas referencias a este estado en los momentos previos a la decisión de partir hacia lo desconocido de la emigración. Sujetos pasibles de recibir la influencia de personas cercanas a su circunstancia, no deciden en libertad y responsabilidad y son llevados hacia la partida sin su verdadero consentimiento. Una vez en el país de acogida pueden permanecer en esta ambivalencia, bloqueando la realización auténtica de un proyecto de vida. Este mundo del neurótico, plagado de mecanismos de defensa que pauperizan su creatividad y disminuyen los efectos de la libertad, casi siempre culmina en un colorido repertorio de síntomas de origen hipocondríaco. Si predomina la negación prefieren mimetizarse con el medio de acogida e intentar producir una imagen “adaptada” a las circunstancias del medio.
          Se nos muestra evidente en la enfermedad la importancia de los signos, especialmente los expresados por la palabra y el lenguaje. Este lenguaje nos exige desde su constitución y cualifica nuestras interpelaciones existenciales por la amplitud de su horizonte posible. La palabra y el lenguaje son nuestras principales herramientas en las entrevistas psicológicas.
          Cuando digo “yo” esta palabra, como signo, representa una parte de mi psique muy indiferenciada en la interpelación que realiza “el otro”. Cuando agrego “yo amo”, el horizonte se amplía subjetivamente, casi hasta el infinito. Infinito del amor que solamente “yo” completo. Pero cuando digo “Yo, José, amo a Pilar”, la interpelación no se limita a mi “yo” sino que compromete al “otro”, Pilar.
          Se pone en juego algo que debe centrarse en la lectura cualificada. Pilar interpretará una cualidad existencial especial del signo “amor”. El espectador tendrá su propia versión.
          El signo es la sombra proyectada de “mi amor” pero no debe negarse a comprender lo que ella (la proyección) no ha producido como totalidad. Los distintos momentos en que expreso “mi amor” contienen diferentes subjetividades emitidas por el mismo sujeto. Allí es donde se instaura la necesidad del otro que escucha. Y esta “escucha” puede ser pasible de análisis objetivo. Solamente cabe preguntarse si este análisis será verdaderamente objetivo, efectivo, legítimo y fecundo.
          En el despliegue de la existencia mundana cada hombre se enfrenta con la soledad de su proyecto, una tarea formidable que intenta superar la angustia por la finitud de su propia empresa. Cada uno es único e irrepetible frente a este proyecto. Y la tarea se presenta como una lucha constante por sostener el sentido de vida.
          Frente a la oscuridad que presenta la persona para la captación de ese sentido, el signo intenta la universalización de lo que al saber objetivo le está vedado reseñar. Se establecen, así, conciliaciones posibles entre la vivencia subjetiva y la interpretación de los signos que ésta persona produce, de los cuales el lenguaje es uno de los principales.
          El lenguaje es la expresión de la actividad de la conciencia que da cuenta de vivencias únicas e inenarrables en su verdadera dimensión.
          Podríamos apelar, como tantos colegas prestigiosos lo han hecho, a la proyección de estas vivencias. Utilizaríamos pruebas proyectivas que darían cuenta de una parte del fenómeno. ¿Porqué le damos, entonces, tanta importancia al lenguaje, si no es mas que la huella mundana de un tránsito vivencial? ¿Por qué aceptará la ciencia que en nuestro trabajo hermenéutico alcancemos una reconstrucción aceptable de tantos fragmentos dispersos en el fondo endótimico personal de cada entrevistado?
          Creemos que la proyección, parcialmente, ilustra sobre la conflictiva subyacente. Pero es en la interpelación en que confiamos.
          La interpelación es la apelación que uno realiza al otro, para llamarlo, valga la redundancia, a un destino común. Apelamos al otro como investigadores y como psicólogos para que nos manifiesten, a través del lenguaje, lo que sintieron, sienten y esperan en relación a este proceso migratorio.
          En la apelación al otro para que se exprese en relación a este sentido especial, hacemos uso del conocimiento que poseemos sobre la emigración y proponemos que servirá para alertar a la humanidad sobre las consecuencias psicológicas que enfrentan los migrantes. Prometemos la solidaridad con quienes la padecieron desde nuestro compartir el mismo “solum” natal. Ofrecemos la “cura” (el cuidado) del otro sabiendo que, a través de este vínculo especial establecido en el relato de su historia de vida, nos obliguemos a interpretar de la mejor manera su posibilidad de alteridad o alienación.
          La interpretación de los signos es una predicción que la conciencia del investigador realiza para acercarse a lo originario del saber. Al realizar una investigación comprometida con el otro y su realidad histórica e inmediata, cumple con lo originario de su saber. En nuestra calidad de psicólogos existenciales, este tipo de investigación nos acerca a nuestro deber  esencial que es el de detenerse, escuchar y comprender al otro, con quien nos encontramos en una relación de vínculo circunstancial.
          Llega a nuestra conciencia, es decir, somos concientes que esta tarea nos acerca también a un imaginario de poder. Templados en la escuela de lo inexplicable cuando asistimos al otro que enfrenta la muerte, la enfermedad, la crisis o la angustia, nuestra interpretación del fenómeno aprovecha la perplejidad que todo científico experimenta frente a lo real y se dirige a dar cuenta de muchos acontecimientos que desbordan el alcance de la razón y se acrecentan en la escucha “de corazón” para comprender cabalmente el sufrimiento del otro y el sentido de su vida.




[1] Voss, Carlos – op. cit.


viernes, 15 de abril de 2011

La autotrascendencia de la obra del Dr. Viktor E. Frankl en nuestra práctica logoterapéutica

          
           Cuando se habla de la influencia que sobre nuestra práctica  logoterapéutica tuvieron las enseñanzas de Frankl se piensa en teoría y práctica de la asistencia a dolientes. Pero se olvida, acentuando este aspecto, que la primera lección del Maestro fue su vida misma.

Ya conocéis su biografía pero resalto de ella su actitud comprensiva, su humor, su disponibilidad y su gran capacidad de ubicación en la circunstancia que le tocara vivir.

La principal influencia para mi práctica logoterapéutica fue escucharle decir: “Yo encontré sentido a mi vida ayudando a los otros a encontrar sentido a la suya”.

El impacto hizo que ese sea el nombre que le dimos a nuestro grupo de trabajo: “Sentido” Centro de Actualización del Encuentro y la Comunicación.

Sabéis que el sentido de vida no se dá por añadidura, que debe descubrirse y renovarse ante cada una de las circunstancias difíciles que nos presenta la existencia. Que son muchas. Pero nunca las suficientes para que nos alejemos del segundo axioma frankleano que influyó en mi práctica logoterapéutica: “Aún en las peores circunstanciass, la vida vale la pena vivirla”.

¿Os dais cuenta de lo que esto significa? Significa una formidable arma para abrirse a la posibilidad de autotrascendencia y superar la culpa por nuestra existencia limitada.

Limitada por la muerte, pero posible.

Limitada por las circunstancias, pero con un margen de libertad inalienable. Siempre que a esta libertad la acompañe una alta dosis de responsabilidad.

Frankl agregó, a través de su trabajo, obra escrita y conferencias, que somos “pastores de almas”· en la procura de aquel que, sintiendo una gran frustración existencial, ha confundido el sentido de la vida y ha caido en el sinsentido.

Somos “therapeuticós” según los griegos, palabra derivada de “therapón”, siervo. Estamos al servicio del otro para acompañarlo en el camino hacia su plenitud.

Somos logoterapeutas, profesionales al servicio del mantenimiento o descubrimiento del “logos”, el sentido.

Somos aquellos que tenemos la obligación de detenernos, de comprender y de hablar, para transmitir el mensaje.

Tenemos la obligación de una formación responsable e intensa en los aspectos bio-psico-sociales-espirituales que definen la multidimensionalidad y la pluritemática de la Persona, porque el modelo frankleano así lo exige.

Esta formación responsable nos fue pedida en numerosos encuentros personales con Frankl a todos aquellos que nos acercábamos para pedir consejo o escuchar su palabra. Recuerdo varias anécdotas acerca de la forma amable y humorística de pedir esto. Pero será para contarlas en otros escritos.

Debemos contribuir al desarrollo de esta Escuela en la que encontraremos una fabulosa arma terapéutica: la Esperanza.  Decía Gabriel Marcel que “la esperanza es el arma de los indefensos. Y por ello tiene eficacia. Por ser todo lo contrario a un arma”.

Para mi práctica logoterapéutica me gusta agregar a esta afirmación de Marcel: si los gobernantes de este universo globalizado tomaran como bandera la Esperanza para calmar el hambre, el sufrimiento, las carencias de los pueblos, el siglo XXI vería concretado el milagro.

La Esperanza abre al hombre a la posibilidad. Tomada como base de la actuación profesional para ayudar al otro en su sufrimiento y frustración nuestra Escuela tiene la posibilidad de convertirse en el paradigma del siglo XXI.

Para ello debemos acudir, una vez más, a las enseñanzas de Frankl y su modelo de autotrascendencia. En su libro “La idea psicológica del hombre” en su segunda edición agrega Frankl en 1984 un epílogo que tituló “La Logoterapia en su camino de degurificación”. En sus conferencias y viajes de los últimos años repetía esto personalmente.

Extraigo párrafos para su mejor comprensión y ustedes irán imaginando un análisis de la personalidad del Maestro. Decía Frankl[1]: “Qué podría decirles yo a personas que son expertos en el campo de la Logoterapia?. (Cuando lo invitaron) El profesor Ghougassian quería que yo elaborara como creo que será el porvenir de la logoterapia después que me haya ido. En otras palabras, quería que desarrollara mi último trabajo antes de morir; se supone que debo dejar un legado. Pero no soy profeta para ver el futuro. (…) De hecho el futuro de la Logoterapia depende de ustedes, y al determinarlo serían independientes. Después de todo, la logoterapia considera al hombre como un sser en busca de sentido, y como un ser que es responsable de la realización del sentido, y la logoterapia ve su propio cometido en hacerle consciente de su “ser responsable” de su “responsabilidad”. Esto vale también para el logoterapeuta, puesto que él, además, debe darse cuenta de su responsabilidad, de su ser libre y responsable. En otras palabras, debe caracterizarse por un espíritu independiente.”

Y agregaba más adelante: “Si uno se define como miembro de la comunidad logoterapéutica, no está obligado a suscribir todo lo que dijo el Dr. Frankl”. (…) “La evolución de la logoterapia no solo concierne a sus aplicaciones en varios campos sino a sus fundamentos”. (…) “La psicoterapia es siempre algo más que una técnica, y es así en la medida en que ella necesariamente incluye un elemento de arte. Y la Psicoterapia es siempre más que mera ciencia en la medida en que ella también necesariamente incluye un elemento de sabiduría. Ambos forman una totalidad y unidad donde las dicotomías entre técnica y encuentro desaparecen y se disuelven”.

Extraigo un párrafo más que sirve de modelo de la autotrascendencia de Frankl para nuestra práctica: “Pero que podemos decir acerca del tema de que cada fundador de una escuela psicoterapéutica describe en su sistema, en última instancia, su propia neurosis y escribe en sus libros la historia de su propio caso? Bien, no estoy autorizado a hablar en este contexto de Sigmund Freud o de Alfred Adler, pero, en lo que a la logoterapia se refiere, confieso de buena gana que cuando joven tuve que pasar por el infierno de la desesperación ante la aparente falta de sentido de la vida, atravesando una etapa de total y extremo nihilismo. Pero luché a brazo partido contra él, como lo hizo Jacob con el ángel, hasta que pude “decir si a la vida a pesar de todo”, hasta que pude desarrollar una inmunidad contra el nihilismo. Desarrollé la logoterapia. Es una pena que otros autores, en lugar de inmunizar a sus lectores contra el nihilismo, lo inculquen con su propio cinismo, el cual es un mecanismo de defensa o formación reactiva que ellos han construido contra su propio nihilismo”.

Queda clara la lección: debemos recordar al Maestro pero no lo debemos convertir en gurú de ningún movimiento. La logoterapia tiene ya mayoría de edad. Y cada uno de nosotros debe elegir bien el trabajo al que se enfrenta siguiendo esta escuela. Elegirlo y responsabilizarse. Investigar y compartir conocimientos con los colegas. Dialogar. Permitir el encuentro interdisciplinario. Encontrarse y posibilitar la autotrascendencia recíproca.

Esta es  la influencia del pensamiento frankliano en la práctica terapéutica y por consiguiente en la vida personal de cada uno. Es fácil concluir esta presentación si recurrimos, una vez más, a lo dicho por Frankl en el libro citado: “Señoras y señores, yo terminé mi primer libro con la frase de que la logoterapia “es tierra de nadie”. Y sin embargo ¡qué tierra prometida! Hace de esto treinta y cinco años. Mientras tanto, la “tierra de nadie” ha llegado a ser habitada. Prueba de ello es este congreso. El programa es como un viaje a través de muchos y variados paisajes y campiñas de esta “tierra prometida”. 
    Dr. José Martínez-Romero Gandos 




[1] Frankl, Viktor E.  “La idea psicológica del hombre”, segunda edición en castellano, 1984, Ediciones RIALP, Madrid, España. Epílogo.