Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

martes, 23 de mayo de 2017

Utopía egoísta vs Utopía altruista: que modelo ofrecer a la juventud en una sociedad globalizante?

Dr. José Martínez-Romero Gandos
A Coruña - Galicia - España
mayo de 2017

   La globalización nos somete a cambios y presiones a veces no deseados. Debemos prepararnos para incorporarnos a esta etapa del desarrollo mundial sin que perdamos, ni un ápice, nuestra condición de Persona.
   En muchos países de América y aún en algunos de Europa padecemos algunas consecuencias negativas inmediatas del proceso de globalización de la sociedad y la economía, no muy gratas. El aumento de la deuda externa, la recesión, la pobreza estructural y la crisis generalizada golpean a la sociedad  sin horizontes claros de reacción.
Los medios de comunicación, los políticos y economistas, los participantes de Jornadas y Congresos y los representantes del pueblo intentan resolver esta crisis planteando soluciones que terminan instalando dos nuevas utopías: la "utopía egoista" y la "utopía altruísta".
   ¿Cuál és la utopía egoista?
   En esta economía globalizante está premiado el esfuerzo individual para lograr mayor eficiencia en la producción. Se pregona que el individuo así obtiene ventajas.
   Pero de esta forma no está contemplado el bien común, el bien social. La comunidad se resiente y los éxitos de unos en este sistema se convierten en los fracasos de otros. Trabajo para unos. Despido para otros. La lucha se establece, entonces, por el bienestar general, el ascenso económico, el logro de bienes de consumo. En este tipo de relación comunitaria cada uno es enemigo potencial de su vecino, de su compañero de trabajo, de su familia y hasta de sus amigos. Los jóvenes se acostumbran a perder su trabajo, perder su familia y hasta perder su pareja en la lucha con un amigo de mejor posición en el sistema.
   Resultado: aumenta la agresividad, se dificultan las relaciones interpersonales y aparece la ansiedad como un fenómeno patológico de nuestra época.
   ¿Cuál es la utopía altruísta?
   En el otro extremo las instituciones oficiales y las Organizaciones no Gubernamentales tienden a programar la distribución indiscriminada de pseudos beneficios sociales, siempre generales, siempre mínimos y decididos desde el poder.
   Se desconocen las verdaderas necesidades individuales de la Persona y del joven en nuestro caso. Se modifican las pautas culturales y la libertad del individuo se ve disminuida,  antes que tenga tiempo de darse cuenta.

   El ejemplo evangélico viene en nuestra ayuda: le dan pescado y no le enseñan a pescar. O lo que es peor. No le enseñan a pescar, no le proveen la red o caña y nunca se ponen a su lado para enseñarle como debe hacerlo. El principal alimento de este ejemplo está en la compañía, en la solidaridad, en el uso común del tiempo, del espacio y de los recursos.
   Esta presentación intenta llamar la atención sobre los efectos de la instalación de estas utopías y poder "apelar" a esos núcleos dirigentes y a la juventud para que instalen una cultura del dar, del compartir y del solidarizarse. Motivar las reservas valorativas de la juventud no siempre es tarea fácil.    No es conveniente considerarla "un recurso humano del futuro" porque se olvida de esta manera su condición de Persona.
   Sin posibilidad de "clonación" cada "joven" necesita cuidados que van ligados a una complicada trama psicosocial en la que manifiesta sus valores y en la que desarrolla sus procesos de adaptación. Solamente una perspectiva "holística" y no "globalizante" permitirá descubrir sus verdaderas necesidades y proveer al desarrollo de su condición esencial: Ser Persona. La génesis de este aspecto evolutivo humano es universal. Universal, que no globalizante, porque cada persona es única e irrepetible, libre y responsable para decidir sobre su futuro y sobre su autotrascendencia. La globalización no siempre permite este aspecto esencial de la Persona. La clave para evitar la caída en el vacío existencial, la profusión de adicciones, el aumento de las enfermedades de todo tipo y las guerras que aparecerán como una inversión del capital sobrante en las economías dominantes es la solidaridad.
   Desde nuestra posición ideológica debemos reconocer los cambios en la realidad social pero alertar sobre las posibilidades, casi seguras, de caída en el vacío existencial, en la vida sin sentido y en la superficialidad de la actividad cotidiana. Debemos preocuparnos intensamente por ese futuro porque pronto nos toca insertarnos en él.
   La esperanza de vida aumenta y con ella la necesidad de asistencia especializada. Los sectores que necesitan mas apoyo son los ancianos, los desocupados y los niños La carencia de modelos aptos para la consideración respetuosa de la Persona permiten el aumento de la delincuencia, las adicciones y las conductas agresivas. Esos niños se convierten en jóvenes con problemas y esos ancianos mueren sin alcanzar el bienestar mínimo aceptable para las condiciones de nuestro medio.
   Estamos preocupados por estas contraindicaciones del sistema que no figuran en el prospecto de venta de la idea de una sociedad globalizada. El desafío es construir un sistema en el que la solidaridad sea el centro. La vertiginosidad con que la globalización difunde sus mensajes impide a los ciudadanos una elaboración crítica y ética de su verdadera influencia. No es fácil darse cuenta cuando se es bombardeado por propaganda en todos los medios  de comunicación y en todas las formas posibles. Deslindar la verdad es muy difícil e impide la expresión auténtica de sentimientos y proyectos.
   Prever los problemas psicopatológicos derivados de sentimientos profundos de soledad provocados por esta sociedad globalizada, vigilar la aparición de comportamientos alterados que modifican e impiden esa plenitud de vida, encarar las sutiles y a veces brutales circunstancias en las que se altera la convivencia familiar y contribuir al bienestar de nuestros niños y mayores, es el desafío de la hora.
   Las alteraciones mencionadas son multifactoriales. Una inadecuada utilización de los recursos de las comunidades lleva al aumento de los problemas mencionados, limitando la pretendida eficiencia del sistema.
   La gestión de proyectos que incorporen rápidas y profundas innovaciones en la atención sanitaria y en la educación son los parámetros iniciales necesarios. Aceptar la sugerencia de los economistas implica buscar formas modernas de aumento de la eficacia y la eficiencia del sistema. Pero esta eficiencia debe complementarse con la actividad comunitaria que genere en la población espacios culturales para evaluar sus propias necesidades y encontrar criterios definidos para que las soluciones sean, cualitativa y cuantitativamente, aceptables y aceptadas por todos. Esta es la verdadera innovación.
   El concepto de “salud” de la Organización Mundial de Salud comprende el bienestar biológico, psíquico, social y espiritual de las personas y no solamente la ausencia de enfermedad. Los técnicos diferencian “salud objetiva” de “salud subjetiva” definida la primera como “la capacidad para la función” y la segunda como “la significación que la persona otorga al sentirse bien”.
   La economía provee los parámetros necesarios para el desarrollo de un aspecto esencial de las comunidades. Pero no el principal. Sin posibilidad de clonación, cada persona necesita cuidados que van ligados a un complejo entramado psicosocial en el que se encuentra ligado afectivamente, en el que manifiesta sus valores personales y en el que desarrolla sus propios procesos de adaptación.            Solamente una perspectiva holística del problema permitirá descubrir sus verdaderas necesidades.     La génesis de este aspecto evolutivo humano es universal. Universal, que no globalizante, porque cada persona es única e irrepetible, libre y responsable para decidir sobre su futuro y sobre su autotrascendencia. La globalización no siempre permite este aspecto esencial de la Persona. Si no es obligado a abandonar aquello que le pertenece por esencia, el hombre es capaz de incorporarse a un proceso intenso de desarrollo como el que comentamos. La condición es el respeto por su esencia: la libertad.
   ¿Cómo es posible aumentar la solidaridad en un mundo egoísta, consumista y superficial? Volviendo a lo clásico sin abandonar lo actual.
   Mostrar a los responsables de la producción que sin la debida motivación, sin el ejercicio periódico de la creatividad, sin la esperanza en un bienestar futuro para su familia, sin la atención sanitaria debida, sin educación generadora de estructuras valorativas, el Hombre se aliena y rinde menos.
   ¿Podrán las empresas redescubrir estos conceptos? Si alertamos a los ejecutivos que las dirigen que ellos caen, rápidamente, en la pendiente del proceso si no modifican el ángulo de visión de sus técnicas productivas, sí habrá cambios.
   Los jóvenes necesitan una fuerte motivación que movilice sus potenciales creativos y productivos. Ellos ven el porvenir con nubarrones y dejan cesantes sus energías solamente dirigidas a sostener una vida provisional llena de adicciones, agresiones o depresiones. Cada día aumenta la marginación y muy pocos de ellos llegaran a ser los ejecutivos a los que les proponemos este esquema.
   Recordar que el hombre es lobo del hombre llega a tiempo para reconocer que también es el que ha desarrollado su creatividad hasta los límites insospechados de la actualidad. Luz y sombra de la historia. Creación y destrucción. Amor y guerras.
   El hombre común, sin ninguna elaboración intelectual, sin la necesidad de ningún estudio sistemático, vivencia esta naturaleza espiritual de su ser Persona. Vivencia esta angustia por su finitud y se esfuerza en su autotrascendencia. No se le escapa que su vida vale la pena vivirla, plenamente. Y se esfuerza para encontrarle sentido a pesar de las circunstancias que, inevitablemente, lo rodean y frustran muchos de sus proyectos.
   En muchas oportunidades encuentra ese sentido a pesar del sufrimiento que le produce el dolor por la pérdida de un hijo, el dolor físico de una enfermedad o trauma, la carencia de un empleo o una casa, o la necesidad de enfrentar catástrofes naturales.
   Si el Hombre es capaz de esto y mucho mas, ¿porque llega hasta un psicoterapeuta en busca de ayuda? Algunos porque se encuentran en una profunda crisis frente a estos avatares de la existencia.     Otros porque reconocen que padecen síntomas desagradables, penosos, indeseables, que amenazan la tranquilidad de su existencia. Aquellos porque no han podido superar estos trances y dirigir su dolor hacia algo o hacia alguien a quien amar, cayendo en la angustiosa sensación de la carencia de sentido.
   Todos buscan la “cura”, el cuidado de un otro. Ese “otro” puede ser hermano, amigo, hijo o compañero. Muchas veces esta compañía es el verdadero trampolín que los coloca, nuevamente, en la senda del sentido.  Aceptan la transitoriedad de la existencia, superan el sufrimiento y recobran la esperanza.
   Cuando esto no es posible recurren a un profesional en busca de la “cura”. Según de que “cura” se trate consultan a un médico, un psicólogo, un psicopedagogo o un religioso. Cualquiera de estos profesionales es la persona que “impulsada por su eros terapéutico, aprovecha su preparación técnica para cuidar a sus semejantes, como prójimos, cuando lo necesitan o están enfermos”.
Esa es nuestra “Misión”. Pero una misión debe enunciarse en forma operativa, de lo contrario, será una mera declaración de buenas intenciones. Según Viktor E. Frankl, nuestra “Misión” como Logoterapeutas es la “cura médica de almas”. Es una pastoral “médico-psicológica”. Según los griegos, la persona encargada de “cuidar” el cuerpo era el “mëdos”, derivando de allí la palabra “médico”. Para esa cultura el “therapeutikós” era el siervo encargado de cuidar el templo, es decir, el lugar por excelencia para la vida espiritual.
   Quienes nos dedicamos a esta profesión, y en especial los Logoterapeutas, aceptamos y reconocemos nuestra “Misión” como aquella destinada a colocarnos al servicio del otro para ayudarlo a mejorar sus “dolencias” cuando éstas lo agobian, librarlo de su angustia cuando el daño es positivo y facilitar su reencuentro con el sentido, a pesar de todo y contando con los valores de su propia existencia.
   Deberíamos contribuir con nuestra experiencia para el desarrollo de una acción logoterapéutica que se proyecte sobre la comunidad contribuyendo a la promoción y perfección del Hombre en función de valores éticos de solidaridad, logros en el marco superior de la responsabilidad social y calidad de vida respetuosa de la dignidad  de la Persona. La Ciencia y la Técnica tienen que estar al servicio del Hombre y no a la inversa. Ambos, logoterapeutas y pacientes, debemos ser fieles a esta Misión.
Nuestra “Misión” no necesita de grandes tratados de Psiquiatría, Psicopatología o Técnicas Psicoterapéuticas. Los “Maestros” y “Tratadistas” han contribuído a nuestra formación básica imprescindible. Ahora nos basta la definición del diccionario: “Misión es la acción de enviar. Es el poder que se dá a un enviado para cumplir su cometido. Es, también, el deber moral que cada hombre le impone su condición o estado”.
   Somos enviados para servir en la “cura” o cuidado del otro y es para nosotros un deber que nuestra condición nos impone. “Pastores de almas” que buscan encarrilar la oveja hacia la recuperación del “sentido” de vida. El Derecho nos otorgaría la condición de “curadores ad-bona” que define a quien cuida los bienes de un incapacitado. ¡Y qué mayor incapacidad que carecer de la voluntad necesaria para encontrar sentido a la vida a pesar de todo!
   Esa es nuestra “Misión”. ¿Y cuál es nuestro pago? El diccionario vuelve a ser útil para definir la cuestión citando la acepción que atribuye a “Misión: alimento que se señalaba a los segadores por su trabajo”. El cumplimiento de la Misión es nuestro alimento y pago verdaderos.
¿Cómo podemos lograr estos propósitos en esta sociedad en crisis?
   Debemos ajustar nuestra Misión para afirmar, repetidamente, el concepto de Logoterapia como propuesta facilitadora del desarrollo de proyectos y valores. Una propuesta que debe considerar la posibilidad de comunicación efectiva y afectiva,  promover la reflexión sobre los valores y el sentido de la vida, no olvidar la integración psicológica y social y facilitar la armonía entre la libertad y la responsabilidad.
   Nuestra tarea como Logoterapeutas es preguntarnos si podemos hoy ayudar al Hombre existencialmente frustrado a encontrar un sentido en su vida. Muchas personas piensan que tal  vez  es tarde para esta tarea en un mundo totalmente globalizado, en crisis y vacio existencialmente. Creemos que no.
   Concluímos que es necesario considerar la posibilidad de establecer una sociedad basada en el respeto por la Persona. Esta persona necesita obtener el máximo de oportunidades para realizarse dentro de la comunidad de su elección, desarrollar y usar sus potencialidades y encontrar un trabajo digno.
   En ese contexto es posible que pueda dar y recibir, encontrando en la comunidad su oportunidad de ser solidario.
   Nuestra propuesta consiste en la creación de un ESCUDO PROTECTOR de la influencia nefasta de la globalización.
   La construcción de ese escudo es posible:
·       Si aportamos soluciones innovadoras ante la crisis social
·       Si hacemos lo posible para que se transformen las actitudes agresivas en AMOR
·       Si contribuimos a que los que tienen predilección o tendencia a luchar por el poder transformen su actitud en acciones de verdadera AUTORIDAD
·       Si facilitamos la solución de las conflictivas relaciones interpersonales y aportamos un sentido COMUNITARIO
   Apuntemos al amor y a la solidaridad. Los jóvenes nos agradecerán el esfuerzo.



lunes, 8 de mayo de 2017

PUBLICADO EN PERÚ:Psicoterapia Existencial: el mito de Perseo y la introducción de títeres en un caso de alucinaciones auditivas.



Dr. José Martínez-Romero Gandos
Centro Sentido Galicia
A Coruña – Galicia – España
Noviembre de 2016

Publicado en la Revista Peruana de Psicología y Trabajo Social
Vol. 5 Nº 1 – Enero/julio 2016

Resumen:
            Partiendo del mito de Perseo introduciremos  el relato de una psicoterapia basada en los fundamentos de la Psicología Existencial presentando un joven que padece alucinaciones auditivas por consumo de drogas (psicosis post-traumática). Describimos su lucha por no verse doblegado por las voces que lo acosan y lo acusan. Centramos el tratamiento en el encuentro con el terapeuta y desarrollamos una relación positiva paciente-síntoma, con mayor tolerancia de la experiencia psicótica y la búsqueda de una mejor calidad de vida. Proponemos conseguir una nueva “relación” con esas voces desde la perspectiva de una autovaloración y dirigirlo hacia aquello que más valora desde su conciencia atribuyéndole una nueva dimensión. Nos basamos en la Psicoterapia Existencial incorporando a las sesiones títeres de mano.

Palabras clave: Psicoterapia Existencial – Alucinaciones auditivas – Títeres – Proceso de cambio –


Summary:
Greek mythology through the myth of Perseus will allow us to enter the story of a psychotherapy based on the Existential Psychology in the case of a young man who suffers from auditory hallucinations by drug abuse that produced a post-traumatic psychosis. We describe this being-in-the-world struggling to not be bent by the voices that haunt him and accuse him. The treatment  is focused on establishing an encounter with the therapist and to develop a positive relationship between patient and symptom (voices), with increased tolerance of psychotic experience. The main purpose will be to get a new "relationship" with those voices and direct it towards what is more apreciated by him. Psychotherapeutic practice corresponds to the Existential Psychotherapy and we use hand puppets.

Keywords: Existential Psychotherapy - Auditory hallucinations - Puppets - Change Process -
Palavras-chave: Psicoterapia existencial. Alucinações audíveis. Marionetes. Processo de mudança.




           Según la mitología griega, la vida de Perseo fue un tormento desde su nacimiento. Su padre, el Dios Zeus, embarazó a su madre la mortal Dánae. Expulsados madre e hijo de Argos arriban a la isla de Sérifos. El Rey de esta isla pretende a Danae y pensando que el joven Perseo podía ser un estorbo para sus planes, intentó librarse de él fingiendo entregar a su hija en matrimonio y exigiendo un regalo extraordinario: la cabeza de la Medusa, una de las tres Gorgonas con poderes para convertir en piedra a quien mirase a sus ojos. Para cumplir partió Perseo, guiado por los dioses Atenea y Hermes en busca de las grayas, hermanas de las gorgonas. Las grayas eran tres ancianas que sólo tenían un ojo y un diente para las tres, y se los iban pasando una a otra. Perseo les arrebató el ojo y el diente, y, a cambio de devolvérselos, las obligó a confesar dónde vivían las hespérides, pues Atenea le había dicho que ellas le darían armas para vencer a la gorgona.
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            Perseo logró cortar la cabeza de la Medusa porque entró en las entrañas de la tierra pertrechado por el zurrón mágico que le regalaron las ninfas y que podría contener la cabeza cortada sin peligro, con unas sandalias aladas que le dio Hermes, la hoz de Zeus y el casco de Hades, que lo hacía invisible, guiado en su camino por Atenea quien le había prestado un escudo de bronce muy bruñido, usado por él como espejo para no mirar directamente a los ojos de la Gorgona.
            Esta pequeña referencia a la mitología griega nos permitirá introducirnos en el relato de una psicoterapia basada en los fundamentos y prácticas de la Psicología Existencial. Nuestro paciente, al que llamaremos Perseo, por razones obvias de secreto profesional, padece de alucinaciones auditivas atribuidas, en principio, al consumo abusivo de drogas que produjo una psicosis post-traumática.
            Originalmente las voces que escuchaba en su interior eran de dos mujeres y ocasionalmente un hombre. Tratado psiquiátricamente con fuerte medicación no obtenía mejora y manifestaba angustia permanente que invalidaba lo poco que podía realizar cotidianamente. Su psiquiatra le recomienda que realice un tratamiento psicológico simultáneo.
            Como el semidios, parte en busca de solución a su angustia. Como las grayas, los profesionales de la psicología consultados derivan el paciente a uno u otro colega porque no encuentran alivio a sus síntomas y llega a nuestra consulta en ese camino de búsqueda. Al comienzo se muestra exigente porque, dice, le habían asegurado que con un tratamiento psicoterapéutico encontraría la forma de vencer a las voces y calmarse.
            Describamos a este terrenal ser-en-el-mundo, a este da-sein que lucha por no verse doblegado, definitivamente, por las voces que lo acosan y lo acusan.
            Nuestro paciente, Perseo, tiene 29 años en el momento de la primera consulta. Es soltero y posee estudios universitarios superiores (Ingeniería). Maneja varios idiomas. Vive con sus padres no teniendo ocupación laboral actual. En un pasado reciente trabajó en una gran empresa que prescinde, luego, de personal por razones de racionalización de tareas.
            El episodio psicótico sucede hace 7 años mientras residía en un país del norte de Europa. Allí su vida no era ordenada. Consumía marihuana, anfetaminas y cocaína. Esporádicamente LSD. Estudiando en la capital de su país de origen convivió con una mujer 6 meses. En su residencia en el país del norte tuvo “amistad especial” con otra mujer, sin residir con ella. Serán, luego, importantes en relación a los contenidos de las voces.
            Está medicado por su Psiquiatra de cabecera (consulta una vez por mes) con Olanzapina 2,5 mg. ), 7,5 mg. al día, con Risperdal 3 mg., 4,5 mg. al día (antipsicótico indicado para delirios), con Aquinetón 2 mg., 6 mg. al día (anticolinérgico-antiparkinsoniano) y con Zyprexa Velotab (olanzapina) 10 mg. (antipsicótco indicado en esquizofrenias y episodios maníacos).
            Escucha voces críticas en su interior, con voz de mujer. El contenido verbal de las alucinaciones es nítido, constante y se dirigen a la recriminación sobre varios asuntos que le afectan en su autoestima: “maricón”, “no sirves para nada”, “no sabes “ligar” con mujeres”, “eres un idiota”. Las voces pueden aparecer en cualquier momento, especialmente cuando tiene que enfrentar una situación determinada (búsqueda de empleo, entrevistas, salidas nocturnas o si se divierte con amigos). No hubo ningún período de remisión.
            En la primera sesión establezco una entrevista semi-abierta centrada en establecer el rapport positivo que no encontró en anteriores encuentros psicoterapéuticos. Se expresa correctamente y responde sin evasivas a preguntas, centrando su relato en los sentimientos y angustias que le provocan las voces: “Me tienen maniatado”, “Si me rebelo, ellas me atacan”. “Me coartan el derecho a hacer lo que quiera”. “Son muy molestas”. Hacia el final de la entrevista manifiesta su angustia por no poder eliminar las voces y pregunta, insistentemente, en saber si hay alguna solución al respecto.
            En esta y en las dos siguientes entrevistas centro la comunicación en el encuentro psicoterapéutico y en la posibilidad de desarrollar una relación positiva paciente-sintoma, con mayor tolerancia de la experiencia psicótica, la confianza en el efecto de la medicación  y el logro de una mejor calidad de vida. Insisto en la necesidad de conseguir una nueva relación con “las voces”, permitiendo una nueva atribución para ellas. Esta es la clave del esquema terapéutico: proponer objetivos basados en la comprensión del daño cerebral ocasionado por el consumo de drogas, los motivos y fuentes de aparición del brote psicótico y el análisis de su existencia para flexibilizar la disfunción.
            El objetivo le queda claro y es aceptado: Cambiar el significado de las voces y no pretender eliminarlas, disminuyendo el malestar emocional que provocan. Al igual que cualquier otro tratamiento en el que se facilita el aprendizaje de la relación con los otros, aprender nuevas formas de relación con las voces, sus “otros” internos.
            La alteración neuropsicológica que produce la aparición de las voces de una forma casi constante impide el análisis de sus propias acciones y modo de vida relacionado con el antes, el durante y el después del episodio central, no permitiendo el reconocimiento de sucesos relacionados con su existencia.
            Las voces de mujer son identificadas por Perseo como pertenecientes, la más insistente, a su amiga del país del norte y la otra, esporádica, a su compañera sentimental de los años de estudiante. Más adelante, en una sesión, manifiesta que apareció la voz de un hombre, amigo personal, que bromeaba acerca de las mujeres de sus voces. Esto fue ocasional y relacionado por mí como parte del análisis desarrollado en las sesiones de psicoterapia.
            En el transcurso de estas primeras sesiones planteo la posibilidad de exponer verbalmente y con ayuda psicoterapéutica los contenidos temidos. Le pido realizar dibujos de las mujeres y comienzo a usarlos como una personalización de lo representado. Le muestro los dibujos y hablo repitiendo frases pertenecientes a cada una de ellas que recogiera en las sesiones anteriores. Esto le angustia y trabajamos esos sentimientos. Esta será una aproximación a la verdadera técnica a emplear en el futuro del tratamiento.
             Para permitir el estudio de las actitudes del sujeto frente a situaciones límites de sufrimiento inevitable como son las alucinaciones auditivas, aplicamos el Logo-Test de Elisabeth Lukas. Obtiene un puntaje de 16 que nos habla de un logro interior de sentido medio (ni bueno, ni malo) manifestando respuestas que lo ubican en el área que la autora identifica como “caso abierto”, existencialmente ni protegido ni amenazado. En la descripción para el test de su propio caso afirma: “Me he esforzado en conseguir una buena preparación académica, un trabajo, una novia y una casa donde vivir. De momento la cosa no pinta todo lo bien que a mi me gustaría, ya que solo he conseguido una buena preparación, el resto todavía está en el aire… Me siento ante tal situación un poco frustrado aunque a veces creo que debo hacer algo mejor para lograrlo”.[1]
            Noblejas de la Flor realizó en 1995 un estudio sobre población con problemas de drogadicción que se sometía a un programa terapéutico educativo. En ese estudio pudieron detectar la mejora general de sentido, la frustración existencial y las metas una vez incorporados con éxito a ambientes normalizados, especialmente al volver a sus ocupaciones y vida habitual. En ese trabajo nos relata que “Es interesante también destacar que el balance existencial, tras mejorar, pasa a ser al final del programa incluso mejor que la población "normal". Esto puede estar ligado a un trabajo de mejor comprensión y resignificación de la propia vida.”[2]
            En la tradición psiquiátrica se describe, semiológicamente, a las alucinaciones auditivas acústicoverbales como voces claramente localizadas en el espacio, con un timbre y una nitidez inexcusable, pudiendo proferir injurias o describir situaciones que encara el sujeto alucinado, que es lo que sucede con nuestro sujeto analizado.[3]       El diccionario de Psicología de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) define la alucinación como “una falsa percepción sensorial que tiene un total sentido de realidad a pesar de la ausencia de un estímulo externo”.
Recordemos que toda agresión tóxica al organismo puede provocar una reacción encefalítica acompañada de transtornos psíquicos que en la fase aguda adquieren el aspecto de transtornos de la conciencia, con confusión mental y en la fase crónica sus secuelas derivan en transtornos neuróticos y caracteriales.[4]
            La presencia de alucinaciones considerada efecto directo del consumo de sustancias tóxicas puede permitirnos un diagnóstico de “Psicosis paranoica-alucinógena inducida por drogas”. Pero nos aparta de este criterio saber que el sujeto es conciente de que las alucinaciones son provocadas por esas sustancias. La alteración no se explica mejor por la presencia de un transtorno psicótico previo pues, en este caso, no podemos describir conductas previas a los episodios principales. El juicio de realidad permanece intacto en el sujeto por lo que sugiere la posibilidad de diagnóstico de intoxicación y no de psicosis. En tal caso, al permanecer las alucinaciones largo tiempo después de haber usado las sustancias tóxicas podemos hablar de un “trastorno perceptivo persistente por alucinógenos”. Como los datos previos no son suficientes para determinar si los síntomas son producidos por determinadas sustancias, o si son síntomas primarios podremos quedarnos con la descripción de un “trastorno psicótico no especificado”.
            Seguimos, a partir de aquí, a L. Binswanger cuando en su ensayo “Las tres formas de la existencia frustrada” nos coloca en el camino de la comprensión analítico-existencial de las formas de existencia esquizofrénicas y del proceso de éstas[5]. Continúa describiendo el objetivo de su trabajo y lo ubica en el marco de las teorías de Heidegger, dejando establecido que “la analítica de la existencia solamente constituye el fundamento y suelo ontológicos”[6] y que no juzgará los síntomas psicóticos como mórbidos sino “como la expresión de la frustración y el malograrse de la existencia humana”[7].
            Esta realización del ser humano o su fracaso la refiere y fundamenta en autores clásicos, especialmente Heidegger y Kierkegaard, subrayando de éste último la teoría de “la posibilidad” como la más difícil de todas las categorías: la posibilidad de ser libre para el más auténtico poder-ser no siempre asumido desde una autenticidad y proclive a caer en el extravío o en el desconocimiento de la cualidad de la propia existencia.
            Nos guía Binswanger para que asumamos que como Psicoterapeutas debemos ubicarnos, en este y en otros casos, en “el terreno de la experiencia analítico-existencial-fenomenológica, a partir de la mera descripción de las impresiones que estas formas de la existencia despiertan en el otro – en el co-existente -, y desde la vaga esfera de los significados de las palabras usualmente empleadas para referirse a estas impresiones”[8].
            Estas afirmaciones y otras nos llevaron, ya en la primera entrevista, a captar el sufrimiento del consultante y abrirnos a la posibilidad de ayudar a la reducción de ese sufrimiento consiguiendo “que el enfermo pueda “ver” cómo está organizada la estructura total de la existencia humana o ser-en-el-mundo, y en qué punto de esa estructura se ha extraviado. Esto quiere decir rescatarlo de la exaltación y volver a ponerlo “sobre la tierra”, único lugar desde donde es posible una salida y una nueva subida[9].
            Consideramos, entonces, la posibilidad de contar con todos los datos posibles en relación a la aparición de las voces pero centrándonos en analizar su existencia para colocarnos en ese punto de “salida” y comenzar una nueva forma de enfrentar la influencia de ellas. Viene en nuestra ayuda para apoyar este propósito el Dr. Viktor E. Frankl cuando en su libro “The unheard cry for meaning. Psychotherapy and Humanism”[10] dice “Anyway, a psychosis is a matter of the bodily system’s biochemistry. However, what the patient makes of his psychosis is entirely the property of his human personality. The psychosis that afflicts him is biochemical, but how he reacts to it, what he invests in it, the content with which he fills it – all this is his personal creation, is the human work into which he has molded his suffering. It is the way he has restored this suffering with meaning.”[11] Y en esta linea avanzaremos con el tratamiento psicológico.
            Según Alfried Längle, cuando analiza las herramientas que ofrece la Analítica Existencial y  la Logoterapia[12],  para poder tener el encuentro con los otros es importante la toma de relación con mi conciencia, el oir la voz de la conciencia y otorgarle la “autoridad natural” porque es “eso que es capaz de producir algo”. Continúa explicando que esa conciencia me fortalece, me pone de pié en la medida que puedo estar apoyado en mí mismo. Cuando esto se produce me identifico conmigo mismo y adquiero solidez. Pero la raíz más profunda de esta consideración del sí mismo tiene estrecha relación con mi autovaloración. Las preguntas aparecen rápidamente y me llevan a considerar una actitud personal sobre mí mismo, aquello que en mí comienza a hablar, lo más genuino, lo que aprecio y lo que valoro. Es la “conciencia” que habla conmigo. Pero esta es una magnitud que los otros no podemos valorar en la Persona, es un aspecto insondable del otro. Es lo que Jaspers nos deja como indicación: “El hombre es más de lo que él sabe de sí mismo”.
            Ubiquémonos en la relación que Perseo, nuestro paciente, tiene con esa conciencia que él siente le habla (a veces con voz de mujer, otras pocas con voz de hombre) y lo denigra, una y otra vez, llamándolo “inútil, cállate, maricón, no sirves para nada”. El paciente nos dice: “Me tienen maniatado. Si me revelo, ellas me atacan. Me coartan el derecho a decir lo que yo quiera”.
            Consideramos, entonces, un tratamiento psicológico centrado en establecer un encuentro positivo con el terapeuta y desarrollar una relación positiva paciente-síntoma (voces), con mayor tolerancia de la experiencia psicótica y la búsqueda de una mejor calidad de vida. Conseguir una nueva “relación” con esas voces desde la perspectiva de una autovaloración y dirigirlo hacia aquello que más aprecia, que más valora desde su conciencia para permitir que le atribuya una nueva dimensión, es el propósito fundamental. Nos basamos en la explicación y en la comprensión por parte de Perseo de las posibles fuentes de aparición y de los posibles alcances del daño cerebral provocado por el consumo de drogas.
            Simplemente todo consiste en analizar las creencias personales para flexibilizar la disfunción. Y en este camino tratamos de incluir la posibilidad de exponer imágenes de contenidos temidos, cambiar el significado de las voces y no insistir en eliminarlas para el logro de una disminución del malestar emocional y los inconvenientes en la relación del paciente con el mundo.
            De igual forma que los tratamientos psicológicos ayudan a relacionarse con los otros y con el mundo de una forma diferente así propusimos trabajar para aprender nueva forma de relación con las voces. Es imprescindible, entonces, una consideración y mejora de la autovaloración.
            La mirada del otro, en este caso del Psicoterapeuta, mostrará el interés por la Persona como existente y le hará sentir la pregunta fundamental: “¿Quién eres tú”. Con esto comenzará el Análisis Existencial. Iremos observando y compartiendo como recibe, como asume este “desafío” de ser “él mismo”. Un proceso para la toma de posición sobre su existencia como totalidad. No limitarnos a conseguir que sea aceptado en su relación con los otros sino que abandone una pasividad hasta ese momento obligada por las voces y que dé pasos fundamentales para la afirmación de su existencia como auténtica.
            No será suficiente que los otros participen del encuentro y aprecien sus valores porque lo convertiría en dependiente de los otros como hasta ese presente era dependiente de las voces. Lo importante es que dé pasos para reconocer el valor de “lo que soy verdaderamente”. Cualquier persona que no reconozca su propio valor puede desarrollar trastornos de personalidad. Será un trabajo arduo para analizar todo lo relacionado con una imagen propia de inmadurez.
            El Dr. Längle usó en el Seminario citado[13] un interesante simil con la construcción de una casa: Asumir equivale al material bruto de la casa, paredes, techo, piso, protecciones. Es la condición fáctica para poder habitar. Luego, el paso siguiente de ser yo quien afirme los pasos necesarios para definir mi vida, equivalente a las instalaciones de la casa. Luego toca arreglar la casa según un estilo personal para poder decir “esta es mi casa”. Pero resta saber “para quien es la casa”, quienes son los otros que la habitarán o la visitarán. Y si no la habito ni yo mismo estamos frente a la consideración clásica de alienación.
Cuando intentamos transmitir a Perseo cuál es nuestra intención terapéutica preguntamos: “¿Quién eres tú, verdaderamente? ¿Qué valor tienen esas voces en tu camino de búsqueda de la autenticidad? ¿Cómo te relacionarás con en el mundo y con los otros?. Heidegger nos ayuda teóricamente cuando nos describe “el construir, el habitar, el pensar”.[14] Opina que el mundo occidental se ha habituado a considerar la esencia de las cosas de un modo demasiado pobre cuya consecuencia es que la “cosa” es representada como un “ignotum X” afectado por propiedades perceptibles. Desde esta perspectiva la esencia de las cosas es introducida como un aditamento producido “a posteriori” por la interpretación. Opina y describe como debemos “construir” puentes que nos permitan “hacer sitio” para “construir” en nuevos lugares por medio del ensamblaje de nuevos lugares con los viejos espacios.
            Espacios existenciales franqueados por el encuentro con los otros a partir de un nuevo camino que parte de “fronteras” (para Heidegger la frontera no es aquello en lo que termina algo, sino, como sabían ya los griegos, aquello a partir de donde algo comienza a ser lo que es , comienza su esencia). Establecer, entonces, un puente que salte las fronteras y abra a nuevos espacios donde es posible elaborar proyectos y “construir” algo distinto, instituyéndolos y ensamblándolos. Este construir no se produce de un modo inmediato ni mediato. Limitando con un lenguaje críptico Heidegger nos dice: “De la simplicidad en la que tierra y cielo, los divinos y los mortales se pertenecen mutuamente, recibe el construir la indicación para su erigir lugares.” (en negrita en el original)[15]        
            En el transcurso de la relación terapéutica hemos construido puentes para alcanzar esos nuevos espacios existenciales de proyección de futuro aún con la presencia constante de las voces. Como dijimos, en el encuentro psicoterapéutico basado en postulados de la Analítica Existencial entendemos se produce el proceso de “escuchar, detenerse, comprender y luego hablar”[16]. En el libro “Gadamer’s Hermeneutics and the art of conversation”[17] se señala que el lenguaje no pertenece, necesariamente, a la esencia de la existencia humana. Así, la conversación tampoco pertenece a esa esfera. Pensamos en un “terapeuta” que no se ubique por encima de los demás, que no pretenda solamente interpretar, esclarecer o traducir sino que esté a su servicio. Estamos al servicio del otro para acompañarlo en el camino hacia su plenitud.
            En el despliegue de la existencia mundana cada hombre se enfrenta con la soledad de su proyecto, una tarea formidable que intenta superar la angustia por la finitud de su propia empresa. Cada uno es único e irrepetible frente a este proyecto. Y la tarea se presenta como una lucha constante por sostener el sentido de vida. Ante la constante presencia de las voces, oscuridad del sentido de vida. Objetivamente, las voces son producto de una lesión neurológica. Frente a la oscuridad que presenta la persona para la captación de ese sentido, el signo intenta la universalización de lo que al saber objetivo le está vedado reseñar. Se establecen, así, conciliaciones posibles entre la vivencia subjetiva y la interpretación de los signos que ésta persona produce, de los cuales el lenguaje es uno de los principales.
            Perseo siente que las voces existen y cobran realidad en su interior. Le hablan y su lenguaje es soez o tranquilizador. Deseamos ayudar a la comprensión de todo el proceso. Pero el lenguaje de las voces parece objetivarse. Para continuar con sus proyectos de vida es necesario aceptar la existencia de las voces pero impedir que perturben su desarrollo. Están allí y funcionan como un espejo reflectante de viejos sentimientos personales. La lucha no tiene que ser “contra” sino neutralizante. No es fácil.        
            Para encarar este proceso de verdadera rehabilitación existencial en el encuentro psicoterapéutico incluimos una técnica utilizada desde siempre para el encuentro lúdico entre niños y adultos: los títeres de mano.  Como preparación, en una sesión comenzamos con el dibujo de los personajes de las alucinaciones auditivas y luego tratamos que reprodujera sus dichos a la vista de los dibujos, expresiones proyectivas de su interior conflictuado. Repitió lo que ya había dicho en entrevistas anteriores pero sin mostrar emociones ni mucho interés.
            Varias sesiones más tarde y previo aviso de la introducción de una técnica diferente solicitamos que repitiera las frases de las voces e introdujimos primero un títere con cabeza de mujer. Expresó sorpresa pero se avino, rápidamente, a colocarse el títere y repetir las frases. En un segundo momento introdujimos un títere con cabeza masculina ya que, algunas veces, aparecían las voces de un hombre. Aquí las emociones fueron más reprimidas y su rostro no transmitía mucho conflicto. Analizamos todo lo sucedido insistiendo en que las voces son una producción propia y no pertenecen al mundo exterior.
            En el transcurso de las sesiones analizamos las circunstancias de aparición de los síntomas mencionadas más arriba[18], las probables causas que los desencadenaron, si estas circunstancias fueron permanentes o si hubo, periodos de remisión (no los hubo), si fueron siempre de la misma intensidad o si observó alguna mejoría (no la hubo), si estas voces fueron nítidas (si), precisas (si) y con qué significados.
            Las sesiones se desarrollaron durante 22 meses. Al comienzo una sesión de una hora cada quince días y luego de tres meses, una vez al mes.
            Al comienzo del tratamiento la intensidad de las voces y su repetición varias veces al día impedían el feed-back de las propias acciones, no permitiendo el reconocimiento de los eventos privados como propios sino dirigidos por el control que ellas establecían con sus críticas negativas. La voz masculina aparece luego de 3 meses de tratamiento, acontecimiento atribuible a la relación con el psicoterapeuta, ya que aunque crítica lo defendía frente a las voces femeninas agresivas.
            Hacia los 5 meses de tratamiento su mejoría le permite completar la presentación final en un Master que tenía abandonado y que aprueba. Esta mejoría consistía en una primera aplicación de la consigna psicoterapéutica de aceptar la existencia de las voces y procurar enfocar la continuación de proyectos vitales: encontrar un trabajo, procurar una relación estable con una mujer, mejorar las relaciones sociales y terminar sus estudios de idioma alemán. En este período explica que las voces lo tratan mejor porque “soy complaciente con ellas. Así no me molestan”. En esta etapa de mejoría le preocupa si la medicación impedirá el normal cumplimiento de las posibles relaciones sexuales que hace más de un año no practica.
            Como una forma de prueba de su mejoría se impone un viaje al norte de Europa “para practicar idiomas”, pero con la secreta intención de probar si el medio social en el que pasó su peor momento de brote psicótico post-tóxico. Supera la prueba porque centra su actividad en el encuentro con amigos y en visitas a la naturaleza.
            Las primeras voces “positivas” aparecen a los 8 meses de tratamiento. El contenido es: “eres fuerte”, “aguanta”, “saldrás adelante”. Las circunstancias en las que aparecen se relacionan con los momentos en los que intenta una relación carnal o se masturba. Aquí analizamos convenientemente la relación de estos momentos con las voces iniciales que lo trataban de “maricón” y la sensación personal que esta inseguridad ha desaparecido.
            Hacia los 10 meses de tratamiento sufre una recaída y aumenta el nivel agresivo de las voces. Atribuimos este aumento a un incremento de su tensión y angustia por la falta de trabajo. Se empeñó, muy activamente, en procura de un puesto de trabajo pero la situación socioeconómica local no favorece el empleo. Lleva varios meses entregando curriculum en  consultoras y realiza solamente dos entrevistas, con resultado negativo. Consulta al Psiquiatra quien aumenta la dosis de Olanzapina, temporalmente.
            Hacia el año de tratamiento las voces retornan a los señalamientos positivos. El contenido se relaciona con su búsqueda de empleo, la terminación del Master y la realización de un curso de programación que considera útil para su trabajo como Ingeniero. Ahora le dicen “eres bueno en lo tuyo”, “sigue adelante”. Para este tiempo tiene pequeñas crisis en las que le grita a las voces “dejadme tranquilo”. Lo analizamos positivamente en relación a nuestro trabajo de valorización y aprendizaje de nuevas formas de relación con las voces y con los otros. Recordamos aquí la utilización permanente de los títeres en sesión. En este período reproduce en sesión estas recriminaciones a las voces y el ensayo de réplicas positivas por su parte. Se plantea, asimismo, un viaje al extranjero en busca de trabajo.
            El trabajo psicoterapéutico se centra en el análisis de la existencia. Comprensión del significado de la temporalidad y la espacialidad, la relación yo-tu y nosotros, el amor, la esperanza y el sentido de vida. La relación con el psicoterapeuta es muy buena, concurre puntual y alegre a las sesiones y manifiesta el interés positivo que los temas actuales tratados le provocan. A raíz de este cambio en el contenido de las sesiones trae un sueño muy significativo. Sueña que cae en un pozo y que la que la mujer de la voz le tiende su mano. Tomamos este sueño como un “desafío” en su sentido etimológico: cambiar de fe. Pasar de una alta dependencia de las voces negativas a la conciencia de una posibilidad de existencia plena, aún con su presencia pero en un segundo plano tras la aceptación de las causas que llevaron a su aparición. Por primera vez relata con pormenores, espontáneamente, los episodios que rodearon a su ingesta de drogas y los personajes que le rodearon o con los que se rodeó previo al brote psicótico.
             Cuando se cumplen 20 meses de tratamiento, luego de postergaciones por cuestiones económicas, decide definitivamente irse a trabajar al extranjero. En el país de destino vive su hermano y cuñada. No pretende depender allí de ellos y encontrar trabajo lo más pronto posible. Se siente bien, con poca incidencia de las voces, con ausencia de ellas en reuniones. Cree que ha mejorado durante este tiempo terapéutico y así se lo transmite al psiquiatra quien considera la posibilidad de disminuir o casi anular la ingesta medicamentosa. Manifiesta dudas y miedos sobre su futuro pero acepta que son parte de la existencia y se alegra haber recuperado alegría y esperanza en un futuro de realización personal.
            Luego de 22 meses de tratamiento, 26 sesiones y muy pocas conversaciones telefónicas sobre temas puntuales, nos encontramos en la última sesión antes de su partida al extranjero. Analizamos el proceso terapéutico del que se manifiesta conforme y contento por su realización. Sabemos que no es un “alta” definitiva y conversamos acerca de lo relativo de un “fin de tratamiento”. Gratifica al terapeuta manifestando que “a veces me tomo a risa las voces” y “si hablan mal sé que es porque no estoy bien o vuelven dudas, inseguridades o miedos”. Le ofrezco se comunique telefónicamente o por la web cuando lo crea conveniente, ofrecimiento que acepta.
            Parte dejando a un lado ira, bloqueos o huidas y buscando la confianza en sí mismo y en los otros, sostén y protección en la amistad pero no dependencia. Siente que aprendió a reconocer sus valores y sentimientos. Que se permite ser como es, tomar distancia del fastidio, la ansiedad o la excesiva consideración de sus voces para buscar una relación y consideración de los otros sin anteponer su habitual nihilismo y abandonar su “modo provisorio de existencia”.
            Desde un punto de vista racional y sobre la base de una concepción científica de la enfermedad nuestra acción psicoterapéutica puede carecer de significación y relación directa con la mejoría en la percepción de las voces. Puede haber un daño neurofisiológico y, por lo tanto, no susceptible de ser modificada en el encuentro, con la palabra y a partir de técnicas que no dejan de ser ancestrales, como el uso de máscaras o muñecos de todo tipo.
            La actuación de un psicoterapeuta y la actitud de un paciente para encarar otras posibilidades de existencia ante la persistencia de la aparición de voces internas puede parecer, a primera vista, extraño, incomprensible y hasta mágico para un observador de esta psicoterapia. Por ahora nos parece suficiente haber mostrado, conjuntamente con un aporte de teorías existenciales sobre la concepción de la realidad del hombre, otro modo de acercamiento al problema tratado, otro modo de concepción de mundo, otro modo de existencia, otras formas de modificar las estructuras de sentido. En relación a estas formas de acercamiento y su relación con el horizonte mítico, hechos y esencias particulares del hombre que no se revelan inmediatamente en la observación directa, pueden ser de gran utilidad a través del mito como recurso para la intuición de las estructuras universales de sentido.
            Comenzamos la presentación de este trabajo con una referencia a la mitología griega en la figura de Perseo. Tal como sucediera en el relato mitológico con los dioses protectores intentamos ofrecer al paciente las armas psicoterapéuticas que permitieran alcanzar un objetivo razonable, de acuerdo a la gravedad del cuadro psicopatológico del consultante. El zurrón mágico contenedor, su medicación. Las sandalias aladas, la posibilidad de una vida futura en goce de bienestar. El casco de la invisibilidad, la donación de una sentencia frankliana que afirma la importancia que la vida tiene, aún en las peores circunstancias. El escudo bruñido y usado como espejo para no ser petrificado por la Medusa, representado por la actitud terapéutica de apelación y cura, de acompañamiento en el camino de búsqueda y de guía con el uso de unas pocas técnicas… y mucho amor psicoterapéutico.
           





BIBLIOGRAFÍA
  • Binswanger, L. (1972) Tres formas de la existencia frustrada. Amorrortu editores, Buenos Aires.
  • Brito Pons, Gonzalo. Artículo en el blog “Cultivar la mente”, 01/06/2015, http://cultivarlamente.com/video-compasion-hacia-las-voces-internas/ 
  • Ey, Henri, (1971) Tratado de Psiquiatría. Toray-Masson, S.A., Barcelona
  • Frankl, V.E. (1978) The unheard cry for meaning. Touchstone book. Simon and Shuster, New York.
  • Gilbert, Paul (2014) Terapia centrada en la compasión, Editorial Desclée DeBrouwer. Biblioteca de Psicología.
  • Graves, Robert. (1985) Los mitos griegos. Volumen I, Traducción de Luis Echávarry, Revisión de Lucía Graves, Madrid. Alianza Editorial.
  • Graves, Robert (1999) Dioses y héroes de la antigua Grecia. Traducción de Carles Serrat. Prólogo de Ramón Irigoyen. Madrid. Bibliotex.
  • Lukas, Elisabeth (1996) Logo-Test- Test para la medición de la “realización interior de sentido” y  de la “frustración existencial”, Editorial Almagesto, Buenos Aires. (Notas preliminares de Claudio C. García Pintos. 
  • March, Jenny (2002) Diccionario de Mitología Clásica. Traducción al castellano de Teófilo de Lozoya, Barcelona.
  • Martinez-Romero Gandos, José.(1989) Logo-Test: Un instrumento eficaz en Logoterapia. En Revista LOGO de la Fundación Argentina de Logoterapia, Buenos Aires, Nº 8.
  • Noblejas de la Flor, M.A. (1999). Estructura factorial del test PIL y Logo-test. NOUS: Boletín de Logoterapia y Análisis Existencial.  (3), 67-84.
  • Quijada, Pilar – (2015) Blog “En ocasiones oigo voces”, 01/06/2015. Ver http://abcblogs.abc.es/cerebro/public/post/en-ocasiones-oigo-voces-16680.asp/




[1] Confiamos en este instrumento para una rápida evaluación porque lo hemos desarrollado y aplicado en Argentina durante muchos años[1] y está avalado por estudios serios sobre el tema (Lukas, E. (1996), Noblejas de la Flor, M.A. (1999)).
[2] Noblejas de la Flor, M.A. (1999)
[3] Ey, H (1971) pág. 112.
[4] Ey, H. op. cit. Pág. 826.
[5] Binswanger, L.  (1972) “Tres formas de la existencia frustrada”, prólogo, pág. 17.
[6] Binswanger, L. op. cit.pág. 18
[7] Binswanger, L. op. cit. pág. 18
[8] Binswanger, L. op. cit. pág. 19
[9] Binswanger, L. op.cit.pág.29.
[10] Frankl, V.E. (1978) The unheard cry for meaning. Touchstone book. Simon and Shuster, New York. p. 60.
[11] En la versión en castellano “Psicoterapia y Humanismo. ¿Tiene un sentido la vida?, F.C.E. 1982, pág.65, dice “Sin embargo, aquello que el paciente haga con su psicosis depende por completo de su personalidad humana. La psicosis que lo aflige es bioquímica, mas su modo de reaccionar a ella, el contenido con el que la llene, es creación personal suya: es la obra humana en la que ha modelado su sufrimiento, la manera de colmar su falta de sentido.”
[12] Längle, A. – Seminario “Las motivaciones fundamentales de la existencia” dictado en Buenos Aires, Argentina los días 11, 12 y 13 de mayo de 2000.
[13] Längle, A. – Seminario citado anteriormente
[14] Heidegger, M.- CONSTRUIR, HABITAR, PENSAR – Traducción de Eustaquio Barjau, en Conferencias y Artículos, Serbal, Barcelona, 1994.
[15] Heidegger, M. op.cit.
[16] Martinez-Romero Gandos, J.V. – Lenguaje, hermenéutica y psicoterapia – Revista Latinoamericana de Psicoterapia Existencial, Nº10 y en el portal Academia.edu.  http://www.alpepsicoterapiaexistencial.com/revista/REVISTA_LATINOAMERICANA_10.pdf  https://www.academia.edu/11866979/LENGUAJE_HERMEN%C3%89UTICA_Y_PSICOTERAPIA_EXISTENCIAL .
[17] Andrzej Wiercinsky, editor, International Studies in Hermeneutics and Phenomenology, Vol. I

.
[18] Ut-supra - pag. 3