La gerontología es una disciplina científica joven aunque su objeto de estudio sea la ancianidad, un fenómeno humano de vital importancia para todas las culturas en el devenir histórico. Desde esta ciencia nueva se contribuye a una mayor calidad de vida del anciano. La Psicología, disciplina tambien joven, cuenta con la Psicoterapia como un instrumento muy idoneo para la resolución de problemas.
La Psicoterapia de familia en las dificultades de relación con los
ancianos puede ayudar apelando a la posibilidad de los miembros de traspasar
sus propios intereses, pasar por encima de su realidad actual tal vez
angustiante y lograr una dimensión completamente nueva: vida en común con
respeto de los ancianos y de cada uno de sus miembros, apertura al amor y
desarrollo de la libertad individual.
Cuando nos enfrentamos con una familia en crisis por la presencia de
ancianos en su seno ayudamos a establecer nuevos modelos de relación. Para
lograr este propósito utilizamos técnicas sencillas y especialmente la técnica
del trabajo grupal.
La Psicoterapia familiar no es una terapia de grupo sino es un
encuentro para intercambiar opiniones, ideas y sentimientos a la vez que se
pueden poner en evidencia diferentes estilos de comunicación, distintas formas
de considerar la vida y proyectos o propósitos diferentes. Lo que interesa
saber no es el análisis de los componentes inconcientes de cada integrante, ni
ofrecer curaciones milagrosas o instantáneas, sino desarrollar una creatividad
operativa centrada en el descubrimiento paulatino de lo que oculta la
naturaleza esencial de la constitución de la familia que es el amor.
En el matrimonio son el amor trascendente y la realización de
valores superiores lo que permite a cada miembro de la pareja conservar su
particular manera de ser y transformar el individualismo en duración,
permanencia y sentido comunitario. A partir de estas breves consideraciones
podemos considerar muchas combinaciones posibles de situaciones conflictivas en
las familias que cuentan entre sus integrantes con ancianos. La convivencia con estos ancianos debe estar basada en la
consideración de estos valores, tanto para ellos mismos como para su posible
interrelación con los hijos, nietos y
otros familiares.
Esta convivencia debe estar basada en el amor pero debe ayudar a los
ancianos a considerar la posibilidad de equilibrar la armonía entre la
autoridad que siempre tuvieron y la libertad de sus hijos para continuar con la
propia misión, específicamente humana, de desarrollar su propia familia. En la ancianidad es posible
conservar intacta la misión de la familia pero es evidente que es necesaria una
dimisión, una suerte de resignación de ciertos niveles de autoridad y educación
en función del proyecto propio de los hijos que se casan.
Nuestra tarea como
Psicoterapeutas es preguntarnos si podemos hoy ayudar al Hombre
existencialmente frustrado y especialmente a los ancianos a encontrar un
sentido en su vida. Muchas personas piensan que tal vez es
tarde para esta tarea. Que la sociedad está en crisis y que no hay solución
posible. Creemos que no. Es posible ayudar a la familia a encontrar soluciones
a sus problemas de relación.
¿Cómo aprendemos a seguir
este camino? Nuestra primer maestra es la Familia, agente socializador
excelente que nos permite la búsqueda y la realización posterior de ese sentido
de vida, personal, único y autotrascendente.
La familia debe enseñar a amar y
transmitir conocimientos de modo que el hombre-niño preste oído atento al
requerimiento de las situaciones de vida que va a enfrentar. El niño debe
anticipar su conducta como adulto y preveer que tambien va a llegar a anciano.
Nuestra sociedad en crisis presiona para impedir este tipo de enseñanzas
infiltrándose en la urdimbre familiar y debilitando su estructura fundamental.
La familia es la célula embrionaria
fundacional del sentido de vida y la primer escuela de valores. Es una red
peculiar que otorga firmeza y unidad, fuente de la energía por la cual la vida
se hace mas humana. La educación que realiza es una educación para la libertad
y para la responsabilidad. Enseña a distinguir lo que es esencial de lo que no
lo es, lo que tiene sentido de lo que no lo tiene, entre lo que se necesita
para ser responsable y lo que es superfluo.
Si la familia fracasa como promotora de la
interiorización del hombre, como transmisora de valores, como lugar de
reflexión sobre el sentido de la vida, como vida comunitaria y como lugar de
aprendizaje y respeto por la autoridad, los jóvenes retoños se sienten
desprotegidos, solos y proclives a crisis y adicciones porque no tienen modelo.
Su rebelión no es un novedosa. Es la respuesta angustiada a una sociedad, a una
familia, a unos padres que promueven exclusivamente el hedonismo, la
masificación y el bienestar superficial.
En estos tiempos la institución
“familia” ha sufrido como quizás ninguna otra, acometida por las
transformaciones amplias, rápidas y profundas de la sociedad contemporánea. Su
suerte se ha visto ligada al contexto de la situación histórica de la sociedad
en la cual se desarrolla. La realidad social pone en duda la autoridad de la
familia para la formulación de valores y la educación. Sin esa autoridad,
interna y externa, es imposible la garantía del bien personal y del propio
crecimiento.
Podemos afirmar el concepto de familia como unidad creadora
de proyectos y valores. Una unidad basada en el amor pero que debe considerar
la posibilidad de comunicación efectiva y afectiva entre sus miembros,
equilibrar la armonía entre la autoridad
y la libertad de sus hijos y promover la reflexión sobre los valores
Educar para la libertad y para la responsabilidad, distinguir lo esencial de lo
que no lo es, el sentido frente a lo que no lo tiene, evitar la sobresaturación
de la sociedad de consumo, ayudar al redescubrimiento de la espiritualidad, NO
AMILANARSE ANTE LO MAS GRANDE Y A LA VEZ OCUPARSE DE LO MAS PEQUEÑO, es el
desafío de la familia en la sociedad de nuestro tiempo. Y no son pequeñas las
necesidades ni grande el temor a no lograr ese propósito.
Para lograr éxitos en el campo de la
psicoterapia familiar debe combinarse las técnicas (estimulantes y bienvenidas)
con la incorporación de un elemento de arte, comunicación y empatía que supere
las limitaciones de la Ciencia.
En las familias que consultan por conflictos
en la relación de sus miembros, especialmente
con los ancianos, se advierte una preocupación por la ambivalencia frente a
la autoridad, las crisis en el encuentro, la relación entre hijos, padres y
nietos y las dificultades en la vida comunitaria, especialmente con en la
relación con ancianos que sufren enfermedades como demencias, Alzheimer u
otras.
Muchos pacientes, al inicio de la
enfermedad, expresan su voluntad de ser atendidos en un centro ya que no
quieren convertirse en una carga para los familiares. No quieren amargarle la
existencia al ser querido. Aunque el hecho de que sea una enfermedad tan larga
en algunas ocasiones es favorecida por los cuidados domésticos.
Varios autores han estudiado el
sentido que los cuidadores de pacientes de Alzheimer encuentran en la tarea
diaria del cuidado del anciano. Como hecho cultural las mujeres,
tradicionalmente, han estado vinculadas al cuidado de sus parejas y sus hijos.
El hecho de cuidar a un enfermo de Alzheimer se considera una extensión de su
propio rol, que, en la mayoría de los casos, se da en un contexto doméstico. En
el caso de los hombres existen ejemplos de muchos muy dedicados al cuidado de
sus familiares. Este hecho puede resultar más sorprendente, ya que estamos
menos acostumbrados a ver hombres mayores ocupándose de la casa y de atender a
su mujer. Sin embargo, el hombre también ejerce el rol de cuidador.
En otros casos esta convivencia
atrae la presencia de numerosos conflictos.
Una de las situaciones más
difíciles de abordar son las situaciones de violencia familiar ejercido contra
el anciano. Los personajes de estas terribles escenas de violencia física o
psicológica expresada de mil maneras pueden ser cualesquiera de los integrantes
de la familia.
La
salud está íntimamente ligada al uso de la libertad, característica del hombre
sano espiritualmente. Condicionada ésta por la violencia en el ámbito doméstico
ocupa el primer plano la inautenticidad en la existencia de los miembros. El
agresor se asegura el poder “ilegítimo” mediante el logro de una vida
inauténtica en el resto de los integrantes. Una de sus víctimas puede ser el
anciano o la anciana.
Si en la intimidad del hogar nos sentimos
libres podemos asegurar nuestra elección de estilo de vida y responsabilizarnos
por el modo de encuentro en el amor. Una lectura cuidadosa de la obra de Viktor
E. Frankl nos permite seguir al autor en su concepción
existencial de la unidad bio-psico-social-espiritual. En esa unidad el
ejercicio de la voluntad de sentido, la conciencia de responsabilidad, el uso
de la libertad y la verdad de una existencia guiada por el espíritu nos permite
diferenciar salud de enfermedad y describir el nivel de conflicto expresado en
la violencia.
Los especialistas debemos buscar, en
todos los casos, las verdaderas causas del conflicto en el plano psíquico o
social. La relación se manifiesta a los ojos del Psicoterapeuta como motivadora
de desencuentros, agresiones mutuas, discusiones que siempre suponen una lucha
por el poder. Abandonaron la preocupación fundamental de la pareja que es el
encuentro, cayendo en un individualismo proclive a fomentar el egoismo y la
subjetividad. Está latente la ruptura de la armonía y la buena relación,
poniendo el peligro el futuro de todos los miembros y de la familia como
institución.
Para evitar esta ruptura y ayudar a la
pareja y a la familia a encontrar nuevas posibilidades de relación, es
necesario cambiar la dirección de la crisis para favorecer la concreción de un
proyecto positivo y ayudar así a la mejor relación con los ancianos..
La solución de la conflictiva familiar
está supeditada a la posibilidad de priorizar intereses comunes dependiendo
esto de la función que cada miembro represente y de la influencia de otros
intereses externos.
Si fuimos capaces de ayudar a la
familia a encontrar respuesta a su crisis actual surgirá, evidente, un nuevo
sentido. La distorsión grave de la
intersubjetividad ha sido superada. El peligro pasó. La ruptura y la mala
relación interpersonal quedó lejos. La posibilidad abrió un camino. La
esperanza se convirtió en el “arma “ de estos indefensos. El compromiso resultó
un desarrollo dramático pero apareció lo trascendente de la familia. La
decisión significativa habrá sido la opción por la solidaridad y el amor.
Los Psicoterapeutas debemos observar
el tipo de acuerdo al que llegó la familia (explícito o implícito), los
aspectos relacionados con la educación, la sexualidad, la herencia cultural,
los mitos familiares y los modelos con ella relacionados. Somos asistentes para
la búsqueda de una solución en las dificultades de relación familiar y
consejeros para encontrar nuevas posibilidades pero no podemos ni tomar decisiones,
ni ser jueces de la cultura familiar.
No hay consejos concretos ni reglas
que se puedan aprender. Solamente la propia “conciencia” de los miembros de la
familia, que según Frankl es el “organo del sentido”, puede ayudar a tomar la
decisión correcta. Y el afecto que le debemos a los ancianos.
Martínez-Romero, José (2021) LOGOTERAPIA GRUPAL. Autotrascendencia recíproca. Fundamentación y práctica. Publicado en e-book en Amazón y en Amazón Kindle (papel).
Martinez Romero, José (1989) LOGOTEST - Un instrumento eficaz en logoterapia, Revista: "LOGO: teoría, terapia, actitud", Buenos Aires, Año V, Nr.8, Mayo 1989, p. 4
Martinez Romero, José (1990) Bibliografía: Logotest, Revista:
"LOGO: teoría, terapia, actitud", Buenos Aires, Año VI, Nr.10, Mayo
1990, p. 31
Martinez Romero, José (1995) El logoterapeuta frente a la consulta familiar,
Revista: "LOGO: teoría, terapia, actitud", Buenos Aires, Año XI,
Nr.21, Noviembre 1995, p. 25
Martínez-Romero, José (2003) Una prueba proyectiva existencial:
Test de las 4 láminas de Van Lennep, en el Boletín Informativo de ADEIP Asociación Argentina de Estudio e
Investigación en Psicodiagnóstico, Nº 46, Año XV, abril de 2003, ISBN 0328-5650