Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

jueves, 31 de marzo de 2022

MISIÓN Y DIMISIÓN DE LA FAMILIA EN LA ANCIANIDAD (Psicoterapia para familias con ancianos integrantes)

 


    La gerontología es una disciplina científica joven aunque su objeto de estudio sea la ancianidad, un fenómeno humano de vital importancia para todas las culturas en el devenir histórico. Desde esta ciencia nueva se contribuye a una mayor calidad de vida del anciano. La Psicología, disciplina tambien joven, cuenta con la Psicoterapia como un instrumento muy idoneo para la resolución de problemas.

            La Psicoterapia de familia en las dificultades de relación con los ancianos puede ayudar apelando a la posibilidad de los miembros de traspasar sus propios intereses, pasar por encima de su realidad actual tal vez angustiante y lograr una dimensión completamente nueva: vida en común con respeto de los ancianos y de cada uno de sus miembros, apertura al amor y desarrollo de la libertad individual.

            Cuando nos enfrentamos con una familia en crisis por la presencia de ancianos en su seno ayudamos a establecer nuevos modelos de relación. Para lograr este propósito utilizamos técnicas sencillas y especialmente la técnica del trabajo grupal.

La Psicoterapia familiar no es una terapia de grupo sino es un encuentro para intercambiar opiniones, ideas y sentimientos a la vez que se pueden poner en evidencia diferentes estilos de comunicación, distintas formas de considerar la vida y proyectos o propósitos diferentes. Lo que interesa saber no es el análisis de los componentes inconcientes de cada integrante, ni ofrecer curaciones milagrosas o instantáneas, sino desarrollar una creatividad operativa centrada en el descubrimiento paulatino de lo que oculta la naturaleza esencial de la constitución de la familia que es el amor.

En el matrimonio son el amor trascendente y la realización de valores superiores lo que permite a cada miembro de la pareja conservar su particular manera de ser y transformar el individualismo en duración, permanencia y sentido comunitario. A partir de estas breves consideraciones podemos considerar muchas combinaciones posibles de situaciones conflictivas en las familias que cuentan entre sus integrantes con ancianos. La convivencia con estos ancianos debe estar basada en la consideración de estos valores, tanto para ellos mismos como para su posible interrelación con los hijos, nietos  y otros familiares.

Esta convivencia debe estar basada en el amor pero debe ayudar a los ancianos a considerar la posibilidad de equilibrar la armonía entre la autoridad que siempre tuvieron y la libertad de sus hijos para continuar con la propia misión, específicamente humana, de desarrollar su propia  familia. En la ancianidad es posible conservar intacta la misión de la familia pero es evidente que es necesaria una dimisión, una suerte de resignación de ciertos niveles de autoridad y educación en función del proyecto propio de los hijos que se casan.

Nuestra tarea como Psicoterapeutas es preguntarnos si podemos hoy ayudar al Hombre existencialmente frustrado y especialmente a los ancianos a encontrar un sentido en su vida. Muchas personas piensan que tal  vez  es tarde para esta tarea. Que la sociedad está en crisis y que no hay solución posible. Creemos que no. Es posible ayudar a la familia a encontrar soluciones a sus problemas de relación.

¿Cómo aprendemos a seguir este camino? Nuestra primer maestra es la Familia, agente socializador excelente que nos permite la búsqueda y la realización posterior de ese sentido de vida, personal, único y autotrascendente.

La familia debe enseñar a amar y transmitir conocimientos de modo que el hombre-niño preste oído atento al requerimiento de las situaciones de vida que va a enfrentar. El niño debe anticipar su conducta como adulto y preveer que tambien va a llegar a anciano. Nuestra sociedad en crisis presiona para impedir este tipo de enseñanzas infiltrándose en la urdimbre familiar y debilitando su estructura fundamental.

        La familia es la célula embrionaria fundacional del sentido de vida y la primer escuela de valores. Es una red peculiar que otorga firmeza y unidad, fuente de la energía por la cual la vida se hace mas humana. La educación que realiza es una educación para la libertad y para la responsabilidad. Enseña a distinguir lo que es esencial de lo que no lo es, lo que tiene sentido de lo que no lo tiene, entre lo que se necesita para ser responsable y lo que es superfluo.

         Si la familia fracasa como promotora de la interiorización del hombre, como transmisora de valores, como lugar de reflexión sobre el sentido de la vida, como vida comunitaria y como lugar de aprendizaje y respeto por la autoridad, los jóvenes retoños se sienten desprotegidos, solos y proclives a crisis y adicciones porque no tienen modelo. Su rebelión no es un novedosa. Es la respuesta angustiada a una sociedad, a una familia, a unos padres que promueven exclusivamente el hedonismo, la masificación y el bienestar superficial.

        En estos tiempos la institución “familia” ha sufrido como quizás ninguna otra, acometida por las transformaciones amplias, rápidas y profundas de la sociedad contemporánea. Su suerte se ha visto ligada al contexto de la situación histórica de la sociedad en la cual se desarrolla. La realidad social pone en duda la autoridad de la familia para la formulación de valores y la educación. Sin esa autoridad, interna y externa, es imposible la garantía del bien personal y del propio crecimiento.

        Podemos afirmar  el concepto de familia como unidad creadora de proyectos y valores. Una unidad basada en el amor pero que debe considerar la posibilidad de comunicación efectiva y afectiva entre sus miembros, equilibrar la armonía entre la autoridad y la libertad de sus hijos y  promover la reflexión sobre los valores Educar para la libertad y para la responsabilidad, distinguir lo esencial de lo que no lo es, el sentido frente a lo que no lo tiene, evitar la sobresaturación de la sociedad de consumo, ayudar al redescubrimiento de la espiritualidad, NO AMILANARSE ANTE LO MAS GRANDE Y A LA VEZ OCUPARSE DE LO MAS PEQUEÑO, es el desafío de la familia en la sociedad de nuestro tiempo. Y no son pequeñas las necesidades ni grande el temor a no lograr ese propósito.

        Para lograr éxitos en el campo de la psicoterapia familiar debe combinarse las técnicas (estimulantes y bienvenidas) con la incorporación de un elemento de arte, comunicación y empatía que supere las limitaciones de la Ciencia.

         En las familias que consultan por conflictos en la relación de sus miembros, especialmente con los ancianos, se advierte una preocupación por la ambivalencia frente a la autoridad, las crisis en el encuentro, la relación entre hijos, padres y nietos y las dificultades en la vida comunitaria, especialmente con en la relación con ancianos que sufren enfermedades como demencias, Alzheimer u otras.

        Muchos pacientes, al inicio de la enfermedad, expresan su voluntad de ser atendidos en un centro ya que no quieren convertirse en una carga para los familiares. No quieren amargarle la existencia al ser querido. Aunque el hecho de que sea una enfermedad tan larga en algunas ocasiones es favorecida por los cuidados domésticos.

        Varios autores han estudiado el sentido que los cuidadores de pacientes de Alzheimer encuentran en la tarea diaria del cuidado del anciano. Como hecho cultural las mujeres, tradicionalmente, han estado vinculadas al cuidado de sus parejas y sus hijos. El hecho de cuidar a un enfermo de Alzheimer se considera una extensión de su propio rol, que, en la mayoría de los casos, se da en un contexto doméstico. En el caso de los hombres existen ejemplos de muchos muy dedicados al cuidado de sus familiares. Este hecho puede resultar más sorprendente, ya que estamos menos acostumbrados a ver hombres mayores ocupándose de la casa y de atender a su mujer. Sin embargo, el hombre también ejerce el rol de cuidador.

        En otros casos esta convivencia atrae la presencia de numerosos conflictos.

        Una de las situaciones más difíciles de abordar son las situaciones de violencia familiar ejercido contra el anciano. Los personajes de estas terribles escenas de violencia física o psicológica expresada de mil maneras pueden ser cualesquiera de los integrantes de la familia.

        La salud está íntimamente ligada al uso de la libertad, característica del hombre sano espiritualmente. Condicionada ésta por la violencia en el ámbito doméstico ocupa el primer plano la inautenticidad en la existencia de los miembros. El agresor se asegura el poder “ilegítimo” mediante el logro de una vida inauténtica en el resto de los integrantes. Una de sus víctimas puede ser el anciano o la anciana.

        Si en la intimidad del hogar nos sentimos libres podemos asegurar nuestra elección de estilo de vida y responsabilizarnos por el modo de encuentro en el amor. Una lectura cuidadosa de la obra de Viktor E. Frankl nos permite seguir al autor en su concepción existencial de la unidad bio-psico-social-espiritual. En esa unidad el ejercicio de la voluntad de sentido, la conciencia de responsabilidad, el uso de la libertad y la verdad de una existencia guiada por el espíritu nos permite diferenciar salud de enfermedad y describir el nivel de conflicto expresado en la violencia.

        Los especialistas debemos buscar, en todos los casos, las verdaderas causas del conflicto en el plano psíquico o social. La relación se manifiesta a los ojos del Psicoterapeuta como motivadora de desencuentros, agresiones mutuas, discusiones que siempre suponen una lucha por el poder. Abandonaron la preocupación fundamental de la pareja que es el encuentro, cayendo en un individualismo proclive a fomentar el egoismo y la subjetividad. Está latente la ruptura de la armonía y la buena relación, poniendo el peligro el futuro de todos los miembros y de la familia como institución.

Para evitar esta ruptura y ayudar a la pareja y a la familia a encontrar nuevas posibilidades de relación, es necesario cambiar la dirección de la crisis para favorecer la concreción de un proyecto positivo y ayudar así a la mejor relación con los ancianos..

        La solución de la conflictiva familiar está supeditada a la posibilidad de priorizar intereses comunes dependiendo esto de la función que cada miembro represente y de la influencia de otros intereses externos.

        Si fuimos capaces de ayudar a la familia a encontrar respuesta a su crisis actual surgirá, evidente, un nuevo sentido.  La distorsión grave de la intersubjetividad ha sido superada. El peligro pasó. La ruptura y la mala relación interpersonal quedó lejos. La posibilidad abrió un camino. La esperanza se convirtió en el “arma “ de estos indefensos. El compromiso resultó un desarrollo dramático pero apareció lo trascendente de la familia. La decisión significativa habrá sido la opción por la solidaridad y el amor.

        Los Psicoterapeutas debemos observar el tipo de acuerdo al que llegó la familia (explícito o implícito), los aspectos relacionados con la educación, la sexualidad, la herencia cultural, los mitos familiares y los modelos con ella relacionados. Somos asistentes para la búsqueda de una solución en las dificultades de relación familiar y consejeros para encontrar nuevas posibilidades pero no podemos ni tomar decisiones, ni ser jueces de la cultura familiar.

        No hay consejos concretos ni reglas que se puedan aprender. Solamente la propia “conciencia” de los miembros de la familia, que según Frankl es el “organo del sentido”, puede ayudar a tomar la decisión correcta. Y el afecto que le debemos a los ancianos.

 BIBLIOGRAFIA

 Fernandez Capo, Ma.; Roqué, Ma. Victoria; Gual, Pilar y Cruz, Félix  (2006) Diseño de un cuestionario para cuidadores principales familiares de pacientes con enfermedades de Alzheimer, Instituto de Geriatría y Gerontología de la Universitat de Catalunya (Barcelona) 2006. (en base a tesis doctoral presentada en la UIC por la doctoranda María Fernández Capo, y dirigida por la Dra. Pilar Gual)

 Lobo A, Ezquerra J, Gómez BurgandaF, Sala M, Seva Díaz A (1980) El Mini Exámen cognoscitivo: un test sencillo, práctico, para detectar alteraciones intelecttivas en pacientes psiquiátricos, Rev Psq Psicol 1980; 5: 39/57.

Martínez-Romero, José (2021) LOGOTERAPIA GRUPAL. Autotrascendencia recíproca. Fundamentación y práctica. Publicado en e-book en Amazón y en Amazón Kindle (papel).

Martinez Romero, José (1989) LOGOTEST - Un instrumento eficaz en logoterapia, Revista: "LOGO: teoría, terapia, actitud", Buenos Aires, Año V, Nr.8, Mayo 1989, p. 4


Martinez Romero, José (1990) Bibliografía: Logotest, Revista: "LOGO: teoría, terapia, actitud", Buenos Aires, Año VI, Nr.10, Mayo 1990, p. 31

Martinez Romero, José (1995) El logoterapeuta frente a la consulta familiar, Revista: "LOGO: teoría, terapia, actitud", Buenos Aires, Año XI, Nr.21, Noviembre 1995, p. 25

 Martínez-Romero, José (2005)  Logoterapia en la atención a víctimas de violencia doméstica Trabajo presentado en el Congreso Latinoamericano de Logoterapia y Análisis Existencial celebrado en Buenos Aires (Argentina). Junio de 2005. 

Martínez-Romero, José (2003) Una prueba proyectiva existencial: Test de las 4 láminas de Van Lennep, en el Boletín           Informativo de ADEIP Asociación Argentina de Estudio e Investigación en Psicodiagnóstico, Nº 46, Año XV, abril de 2003, ISBN 0328-5650

 Martínez-Romero, José (2006) “La acción grupal en la Mediación Intercultural”, en: Formación, profesionalización y acción en Mediación Intercultural”, Laura Oso y Pablo Montero Souto, coordinadores. Manuais Nº 24, Servicio de Publicacións, Universidade da Coruña, junio 2006, ISBN 84-9749-204-8 Versión en CD.

 Martínez-Romero, José (2005) “Appello e cure a malati di cancro”, publicado en “Logoterapia Applicata – periodico scientifico divulgativo di analisi esistenziale” (Associazione di Logoterapia Italiana),     http://www.logoterapiaapplicata.it/primapagina/articlex.asp  Nº 5, 2005.

 Martinez Romero, José (1997) Sentido de vida, trabajo y desempleo, Revista: "LOGO: teoría, terapia, actitud", Buenos Aires, Año XIII, Nr.25, Noviembre 1997, p. 38

 Martínez-Romero, José (1988)  Group Logotherapy in Latin América, en The International Forum for Logotherapy, Journal  of Search for Meaning, Vol. 11, Nª 2, Fall / Winter 1988,  Institute of Logotherapy Press, Berkeley, Ca. LC81-643224 IFODL 11(2) 65-128

 Martínez-Romero, José (1990) Love and Logotherapy”, en “Newsletter, Vol. 3, Nº 2, July 1990. The Australian Society of  Logotherapy, Footscray, Vic. 3011, Australia.

 Martínez-Romero, José, (1990) Meaning crisis in affluent Argentina, en The International Forum for Logotherapy. Journal of Search for Meaning, Volume 13, Nº 1, Spring 1990, Institute of Logotherapy Press, LC81-643224 IFODL 13(1)1-80.

 

 

 

lunes, 14 de marzo de 2022

Dr. Viktor E. Frankl (en Viena) - TODAS LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD - 10 de marzo de 1988

 VERSIÓN EN ESPAÑOL. Publicado en Frankl, V.E. "Llegará un día en el que serás libre. Cartas, textos y discursos inéditos", Editorial Herder, 2019. págs. 229/232. Discurso de Frankl conmemorativo con motivo del quincuagésimo aniversario de la entrada de Hitler en Viena.



Damas y caballeros:
    Espero que me comprendan si, en estos momentos en que nos hemos reunido para recordar, les pido que recordemos a mi padre, caído en el campo de concentración de Terezín, a mi hermano, muerto en el campo de Auschwitz, a mi adre, asesinada en la cámara de gas de Auschwitz, y a mi primera mujer, que perdió su vida en el campo de Bergen-Belsen. A pesar de ello, debo pedirles que no esperen de mí una sola palabra de odio. ¿A quién debería odiar? Solo conozco a las víctimas, no a los verdugos, o al menos no los conozco personalmente, y me niego a condenar a nadie de manera colectiva. No existe la culpa colectiva, y esto no solo lo digo ahora, sino que lo he dicho desde el día que fui liberado del último campo de concentración en que estuve, a pesar de que en aquellos momentos no era muy popular atreverse a hablar abiertamente en contra de esa idea.
    Solo existe la culpa personal, la culpa por algo que uno mismo ha hecho o ha dejado de hacer. No puedo ser culpable de algo que otros han hecho, aunque esos otros sean mis padres o mis abuelos. Y hacer creer a los austriacos que hoy tienen entre uno y cincuenta años que son, por así decirlo, «culpables con carácter retroactivo» es, en mi opinión, un delito y una locura, o, para expresarlo en términos psiquiátricos, sería un delito si no se tratara de un caso de enajenación mental, así como una recaída en la llamada Sippenhaftung1 de los nazis. Asimismo, creo que las víctimas de aquella persecución colectiva deberían ser las primeras en estar de acuerdo conmigo, a menos, claro está, que quieran poner a los jóvenes en manos de los viejos nazis o de los neonazis.
    Volviendo de nuevo a mi liberación del campo de concentración, cuando salí, regresé a Viena con el primer transporte disponible (aunque ilegal): un camión. Entretanto, he viajado sesenta y tres veces a los Estados Unidos, pero siempre he regresado a Austria, y no precisamente porque los austriacos me quieran mucho, sino al contrario, porque yo quiero mucho a Austria y, como se sabe, el amor no siempre es recíproco. Y siempre que estoy en los Estados Unidos me preguntan: «Señor Frankl, ¿por qué no vino usted a nuestro país antes de la guerra? Se habría ahorrado muchas cosas». Y les explico que estuve esperando durante años para conseguir un visado y que, cuando llegó, era ya demasiado tarde, pues fui sencillamente incapaz de abandonar a mis padres a su suerte en mitad de la guerra.     Entonces me preguntan: «¿Pero por qué no vino entonces al menos después de la guerra, con todo lo que los austriacos le habían hecho a usted y a los suyos?». «Pues bien —les digo yo—, en Viena había una baronesa católica que, arriesgando su vida, escondió ilegalmente a una prima mía, salvándole de este modo la vida. Y había también un abogado socialista que, poniendo igualmente en peligro su vida, me hacía llegar alimentos siempre que podía». ¿Saben ustedes quién era? Bruno Pittermann, el mismo que más tarde fue vicecanciller de Austria. Así que ahora yo les pregunto a los estadounidenses por qué no iba a querer regresar a una ciudad en la que había personas como estas.
    Damas y caballeros, me parece escuchar lo que dicen: todo eso está muy bien, pero eran excepciones, excepciones a la regla; por lo general, las personas eran oportunistas —deberían haber opuesto resistencia—.
    Señoras y señores, tienen ustedes razón, pero recuerden: la resistencia requiere heroísmo y, en mi opinión, solo podemos exigirle este heroísmo a una persona: ¡a uno mismo! Y la persona que dice que habría que haberse dejado encerrar antes que llegar a un acuerdo con los nazis, tan solo debería decirlo si antes hubiera demostrado que él mismo prefirió dejarse encerrar en un campo de concentración, y he aquí que aquellos que estuvieron en los campos juzgan a los oportunistas con mucha más benevolencia que aquellos que se encontraban mientras tanto en el extranjero. Por no hablar de la generación de jóvenes, que no pueden ni imaginar de qué modo la gente temía y temblaba por su libertad, por su vida y por su familia, de la que, al fin y al cabo, eran responsables. Y aún debemos admirar más a aquellos que se atrevieron a unirse a la resistencia. Recuerdo a mi amigo Hubert Gsur, que, acusado de desmoralizar al ejército, fue condenado a muerte y ejecutado en la guillotina.
    El nazismo difundió el racismo, pero, en realidad, solo hay dos razas humanas, la «raza» de las personas decentes y la de las indecentes. Y esta «división de razas» se da en todas las naciones y en todos los partidos dentro de cada nación. Incluso en los campos se encontraba uno de vez en cuando a un tipo más o menos decente dentro de las SS, así como también a algún desalmado entre los prisioneros, por no mencionar a los capos. Debemos aceptar que las personas decentes son la minoría, que siempre lo fueron y que, probablemente, lo seguirán siendo. El peligro comienza cuando un sistema político coloca en lo más alto a los indecentes, es decir, a los peores representantes de una nación. Ninguna nación está a salvo de que esto ocurra y, por lo tanto, ¡en toda nación podría darse un holocausto! Esto mismo sugieren también los impactantes resultados de la investigación científica en el campo de los estudios de psicología, que debemos agradecer a un estadounidense, y que pasaron a la historia con el nombre de experimento de Milgram.
    Si queremos saber cuáles son las consecuencias políticas de todo esto, debemos partir del hecho de que básicamente existen solo dos tipos de política, o quizá sería mejor decir dos tipos de políticos: los unos creen que el fin justifica los medios, cualquier medio...
    En cambio, los otros saben muy bien que hay medios capaces de profanar incluso el fin más sagrado. Y es este tipo de político el que creo que, a pesar del ruido del año 1988, es capaz de escuchar la voz de la razón y ver que lo que necesitamos hoy, por no decir lo que necesitamos en este aniversario, es que todos los hombres de buena voluntad se tiendan la mano, más allá de todas las tumbas y más allá de todas las trincheras.
    Gracias por su atención.