Por
el Dr. José Martínez-Romero Gandos
A Coruña - Galicia - España
Todo puede serle arrebatado a un Hombre
menos la última de las libertades
humanas:
la de elegir su propio camino. Porque, si no
está en sus manos cambiar una situación
que
produce dolor, siempre se puede escoger
la actitud con la que enfrentarla.
Dr. Viktor E. Frankl
El
Hombre de hoy carece de instintos que le digan qué hacer, contrariamente a los
hombres del pasado que conservaban tradiciones y regulaciones éticas que se lo
indicaban. Al no saber lo que tiene que hacer, la persona
puede caer en la tentación de hacer lo que los demás hacen o desean
(conformismo) o lo que los demás imponen (totalitarismo). Un tercer riesgo es
desarrollar lo que el famoso neurólogo,
psiquiatra y psicoterapeuta vienés del S.XX, Viktor E. Frankl- creador de la
denominada Tercer Escuela de Viena: la Logoterapia- llamó neurosis noógenas.
Diferenciar
esta neurosis noógena de la neurosis
en sentido estricto se hace necesario porque los conflictos que desarrolla la
primera, son conflictos de Conciencia, colisión con los valores, e intensa
frustración existencial. Aquí debemos preguntarnos si
hoy podemos ayudar al Hombre
existencialmente frustrado a encontrar un sentido en su vida. Muchas personas
piensan que tal vez es tarde para esta tarea en un mundo totalmente
globalizado, en crisis y vacío existencial. Los Logoterapeutas, por ejemplo, entre
otros tantos profesionales de la salud mental, consideramos que no, que nunca
es tarde.
Las presiones económicas, la recesión, la pobreza estructural y la crisis frente a
la creciente frustración existencial provocada por nuestra sociedad consumista,
exitista, competitiva y carente de oportunidades (especialmente en el ámbito
del trabajo) precisa una
perspectiva "holística" y no "globalizante" para poder
descubrir las verdaderas necesidades de los individuos y proveer al desarrollo
de su condición esencial: Ser Persona. La
clave para evitar la caída en el vacío existencial, la profusión de adicciones,
el aumento de las enfermedades de todo tipo y las guerras es la Solidaridad.
Afirmamos así, que cada persona es única e irrepetible, libre y responsable
para decidir sobre su futuro y sobre su autotrascendencia. Siempre.
Nos decía Frankl que esta
frustración existencial no es manifiesta sino latente. El vacío existencial
permanece larvado y se muestra con varias máscaras. Una de ellas es la
depresión. No aquella reactiva al sufrimiento, la carencia de alimento para los
hijos o a la pérdida de un ser querido; sino la depresión por la conciencia de
una vida sin sentido. Aquella depresión “de los ejecutivos, ricos o poderosos”
que aún arrojados a la intensa actividad social, cultural o deportiva, reprimen
su voluntad de sentido por una voluntad
de poder y dinero.
“La vida del Hombre común y
también la del hombre que sufre, sigue teniendo sentido, A PESAR DE TODO. “Lo
afirma Viktor Frankl- quien entre otras difíciles circunstancias sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en
varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau- desde la convicción de que el
hombre es capaz de transformar en servicio cualquier situación que, humanamente
considerada, no tiene ninguna salida.
Buscar “la cura”, en el cuidado de un Otro es
indispensable. Ese Otro puede ser
hermano, amigo, hijo o compañero. Muchas
veces esta compañía es el verdadero trampolín que los coloca nuevamente en la
senda del sentido. Aceptan la
transitoriedad de la existencia, superan el sufrimiento y recobran la
esperanza. Cuando esto no es posible, cuando no han podido superar estos
trances y dirigir su dolor hacia algo o hacia alguien a quien amar, recurren a
un profesional: médico, psicólogo,
logoterapeuta, psicopedagogo o religioso.
El
desafío del Ahora, es construir un sistema en el que la Solidaridad sea el centro.
Una Solidaridad que permitirá no sólo prevenir los problemas psicopatológicos
derivados de sentimientos profundos de soledad provocados por esta sociedad
globalizada, sino vigilar además la aparición de comportamientos alterados que
modifican e impiden vivir la vida en
plenitud, y alteran la convivencia familiar
y social.
Vivenciar la naturaleza espiritual de ser Persona,
aliviar la angustia por la finitud de la vida auto trascendiéndola.
Internalizar que la Vida nos es dada para vivirla plenamente a pesar de las
circunstancias adversas y aún hasta las terribles que puedan presentársenos,
y resignificarla desde nuestros propios
valores, es ir al reencuentro de su Sentido, porque como ya dijimos, la vida
siempre lo tiene.
El autor es Doctor en Psicología.
jmrsentido@gmail.com
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