La globalización nos somete a cambios y presiones a veces no deseados. Ante la incorporación a esta etapa del desarrollo mundial sin una verdadera elección por nuestra parte debemos prepararnos para no perder, ni un ápice, nuestra condición de Persona.
A pesar
de los beneficios atribuidos a este fenómeno para el desarrollo de la Humanidad
nos han tocado algunas consecuencias inmediatas no del todo gratas: RECESIÓN,
POBREZA GENERALIZADA Y ESTRUCTURAL, DÉFICIT ECONÓMICO GENERAL Y FAMILIAR.
Padecemos un altísimo déficit económico y social. Las consecuencias de este
proceso caen sobre toda la población y los economistas del Establishment aún no
han encontrado soluciones.
Un
ejemplo posible es recordar que la igualdad de oportunidades que muchos
emigrantes encontraron en los países de acogida no se construyeron en base a la
inversión de capitales sino a partir del trabajo y creatividad de estas
personas en los diferentes países a los que arribaron.
En los
periódicos aparecen a diario comentarios acerca de la importancia de los
capitales que grupos de inversión colocarán en los países en crisis. Estos
inversores prometen importantes transformaciones para nuestras economías. Pero
su interés se verá condicionado por la posible rentabilidad de sus inversiones
que dependerá del crecimiento y éste de la creatividad y motivación de los
encargados para manejarla.
La
economía globalizante tiende a motivar el esfuerzo individual para que la
persona obtenga ventajas De esta forma no se contribuye al bien común, la
comunidad se resiente, los éxitos de UNOS se convierten en fracasos de los
OTROS. La lucha se establece por el bienestar personal, el ascenso económico y
social, la posesión de bienes. En este tipo de relaciones comunitarias cada
hombre es un potencial enemigo de su vecino o compañero de trabajo, su familia
y aún los amigos. El resultado es el aumento de la agresividad, dificultades en
las relaciones interpersonales y una ansiedad general. Muchas instituciones tienden
a programar la distribución indiscriminada de pseudos beneficios sociales,
siempre generales, mínimos y decididos por el poder. Se desconocen las
condiciones individuales, las conformaciones culturales y la libertad del
Hombre.
Estas
instituciones tienden a seguir mal el modelo evangélico ofreciéndo pescado y a
veces la caña de pescar. Pero nunca se ponen al lado del que necesita para
acompañarlo en la búsqueda.
En estas
líneas intentamos llamar la atención sobre la verdadera esencia del Hombre. De
una manera u otra tratamos de alertar sobre las utopías. Aquí denunciamos, una
vez mas, el hambre, la desocupación, la miseria, el aumento de la deuda,
flagelos con los que cerramos el Siglo XX y aún continúan en el nuevo siglo.
Sin
posibilidad de clonación, cada Persona necesita cuidados que van ligados a un
complejo entramado psicosocial en la que manifiesta sus valores y desarrolla
sus propios procesos de adaptación. Solamente en una perspectiva holística del
problema podremos descubrir las verdaderas necesidades del Hombre. La génesis
de este proceso es UNIVERSAL. Universal, que no globalizante porque cada
persona es única e irrepetible, libre y responsable para decidir sobre su
futuro y su autotrascendencia.
Cuando
la consideramos en estas dimensiones bio, psico, social y espiritual queda
claro que la totalidad del Hombre no puede reducirse a un solo fenómeno y debe
entendérselo como una unidad de sentido y como una unidad estructural. En esta
pluralidad de dimensiones el Hombre experimenta el sí mismo y su relación con
el mundo.
Cuando
busco el sentido de mi vida lo primero que descubro es mi asombro ante la
existencia. En especial ante esta existencia vaciada de sentido por la sociedad
consumista.
Aristóteles
decía que con el asombro comienza la Filosofía. Nos va a servir de mucho esta
contemplación filosófica de la realidad, auxiliándonos con la Antropología, la
Sociología, la Psicología y por supuesto la Economía.
Cuanto
mas reflexiono sobre mi existencia mas oscura veo mi existencia particular. La
comprensión, la inteligencia y el lenguaje me quedan cortos para explicar esta
realidad que produce hambre, desocupación, miseria y agresión. ¿Cuál es la
actitud específicamente humana a seguir? Es una época difícil para dar lugar al
asombro.
En este
mundo con influencia globalizante de los poderes temporales y la economía las
soluciones propuestas vienen de la mano de alianzas empresariales, aumento de
los negocios en la Web, crecimiento sostenido de las principales potencias,
cambios en las bolsas mundiales, etc.
¿Y el
hombre?
A este
hombre de la era de la globalización se le promete “mejor calidad de vida”.
Esta promesa pretende afirmarse en un aumento de la asistencia sanitaria, en un
mejoramiento de los niveles de vida y cambios sociales adecuados a las
exigencias de la hora. Las consecuencias no deseadas son el aumento de la
población de mas de 65 años, las carencias en la educación de una extensa
franja de la población y la “pobreza estructural”.
El
desafío es construir un sistema en el que la solidaridad sea el centro. La
vertiginosidad con que la globalización difunde sus mensajes impide a los
ciudadanos una elaboración crítica y ética de su verdadera influencia.
Deslindar la verdad es muy difícil e impide la expresión auténtica de
sentimientos y proyectos.
Desde
nuestra posición ideológica debemos reconocer los cambios en la realidad social
pero alertar sobre las posibilidades, casi seguras, de caída en el vacío
existencial, en la vida sin sentido y en la superficialidad de la actividad
cotidiana. Debemos preocuparnos intensamente por ese futuro.
La esperanza de vida aumenta y con ella la necesidad
de asistencia especializada. Los sectores que necesitan más apoyo son los
ancianos, los desocupados y los niños La carencia de modelos aptos para la
consideración respetuosa de la Persona permiten el aumento de la delincuencia,
las adicciones y las conductas agresivas.
La gerontología, una disciplina aún joven, no hace sino
retomar los estudios científicos especializados que todas las culturas
consideraron de vital importancia y que honraron a lo largo de su historia
previendo una ancianidad plena y respetada. La Logoterapia retoma ese desafío
milenario y propone agregar vida a los años y no solamente años a la vida.
Prever
los problemas psicopatológicos derivados de sentimientos profundos de soledad
provocados por esta sociedad globalizada, vigilar la aparición de
comportamientos alterados que modifican e impiden esa plenitud de vida, encarar
las sutiles y a veces brutales circunstancias en las que se altera la
convivencia familiar y contribuir al bienestar de nuestros niños y mayores, es
el desafío de la hora.
Las
alteraciones mencionadas son multifactoriales. Una inadecuada utilización de
los recursos de las comunidades lleva al aumento de los problemas mencionados,
limitando la pretendida eficiencia del sistema.
La
gestión de proyectos que incorporen rápidas y profundas innovaciones en la
atención sanitaria y en la educación son los parámetros iniciales necesarios.
Aceptar la sugerencia de los economistas implica buscar formas modernas de
aumento de la eficacia y la eficiencia del sistema. Pero esta eficiencia debe
complementarse con la actividad comunitaria que genere en la población espacios
culturales para evaluar sus propias necesidades y encontrar criterios definidos
para que las soluciones sean, cualitativa y cuantitativamente, aceptables y
aceptadas por todos. Esta es la verdadera innovación.
El
concepto de “salud” de la Organización Mundial de Salud comprende el bienestar
biológico, psíquico, social de las personas y no solamente la ausencia de
enfermedad. Los técnicos diferencian “salud objetiva” de “salud subjetiva”
definida la primera como “la capacidad para la función” y la segunda como “la
significación que la persona otorga al sentirse bien”.
La
economía provee los parámetros necesarios para el desarrollo de un aspecto
esencial de las comunidades. Pero no el principal. Sin posibilidad de
clonación, cada persona necesita cuidados que van ligados a un complejo
entramado psicosocial en el que se encuentra ligado afectivamente, en el que
manifiesta sus valores personales y en el que desarrolla sus propios procesos
de adaptación. Solamente una perspectiva holística del problema permitirá descubrir
sus verdaderas necesidades. La génesis de este aspecto evolutivo humano es
universal. Universal, que no globalizante, porque cada persona es única e
irrepetible, libre y responsable para decidir sobre su futuro y sobre su
autotrascendencia. La globalización no siempre permite este aspecto esencial de
la Persona. Si no es obligado a abandonar aquello que le pertenece por esencia,
el hombre es capaz de incorporarse a un proceso intenso de desarrollo como el
que comentamos. La condición es el respeto por su esencia: la libertad.
¿Cómo es
posible aumentar la solidaridad en un mundo egoísta, consumista y superficial?
Volviendo a lo clásico sin abandonar lo actual.
Mostrar
a los responsables de la producción que sin la debida motivación, sin el
ejercicio periódico de la creatividad, sin la esperanza en un bienestar futuro
para su familia, sin la atención sanitaria debida, sin educación generadora de
estructuras valorativas, el Hombre se aliena y rinde menos.
¿Podrán
las empresas redescubrir estos conceptos? Si alertamos a los ejecutivos que las
dirigen que ellos caen, rápidamente, en la pendiente del proceso si no
modifican el ángulo de visión de sus técnicas productivas, sí habrá cambios.
Los
jóvenes necesitan una fuerte motivación que movilice sus potenciales creativos
y productivos. Ellos ven el porvenir con nubarrones y dejan cesantes sus
energías solamente dirigidas a sostener una vida provisional llena de
adicciones, agresiones o depresiones. Cada día aumenta la marginación y muy
pocos de ellos llegaran a ser los ejecutivos a los que les proponemos este
esquema.
Recordar
que el hombre es lobo del hombre llega a tiempo para reconocer que también es
el que ha desarrollado su creatividad hasta los límites insospechados de la
actualidad. Luz y sombra de la historia. Creación y destrucción. Amor y
guerras.
Apuntemos
al amor y a la solidaridad.
Desde el
punto de vista de los rendimientos empresariales estos parámetros resultan de
fácil aplicación, aumentan la estima personal de los funcionarios y mejoran el
logro de utilidades. Fácil presentación, difícil demostración.
Aumenta
el índice de desocupación. Los principales actores, preocupados por este
fenómeno, son los Ministros de Economía. ¿No debieran preocuparse los Ministros
de Salud y de Educación?
Algunas grandes
empresas organizan Fundaciones para contribuir al desarrollo de tal o cual
aspecto social y canalizar por esa vía fondos que debieran entregar al Fisco
como impuestos. De esta forma parecen ser solidarios y aprovechan el efecto de
promoción de su empresa. He analizado un listado de Fundaciones creadas por
Empresas. En ninguna se promueven cursos de formación de “colaboradores
solidarios”. He aquí la sencilla fórmula de desarrollo comunitario ya señalada
en la Biblia.
La
formación de estos “colaboradores solidarios” permitiría un doble efecto
positivo inmediato.
El hombre común, sin ninguna elaboración intelectual, sin la necesidad de
ningún estudio sistemático, vivencia esta naturaleza espiritual de su ser
Persona. Vivencia esta angustia por su finitud y se esfuerza en su
autotrascendencia. No se le escapa que su vida vale la pena vivirla,
plenamente. Y se esfuerza para encontrarle sentido a pesar de las
circunstancias que, inevitablemente, lo rodean y frustran muchos de sus
proyectos.
En muchas oportunidades encuentra ese sentido a pesar del sufrimiento que
le produce el dolor por la pérdida de un hijo, el dolor físico de una
enfermedad o trauma, la carencia de un empleo o una casa, o la necesidad de
enfrentar catástrofes naturales.
Si el Hombre es capaz de esto y mucho mas, ¿Porqué llega hasta nosotros como
psicoterapeutas en busca de ayuda? Algunos porque se encuentran en una profunda
crisis frente a estos avatares de la existencia. Otros porque reconocen que
padecen síntomas desagradables, penosos, indeseables, que amenazan la
tranquilidad de su existencia. Aquellos porque no han podido superar estos
trances y dirigir su dolor hacia algo o hacia alguien a quien amar, cayendo en
la angustiosa sensación de la carencia de sentido.
Todos buscan la “cura”, el cuidado de un otro. Ese “otro” puede ser
hermano, amigo, hijo o compañero. Muchas veces esta compañía es el verdadero
trampolín que los coloca, nuevamente, en la senda del sentido. Aceptan la transitoriedad de la existencia,
superan el sufrimiento y recobran la esperanza.
Cuando esto no es posible recurren a un profesional en busca de la
“cura”. Según de que “cura” se trate consultan a un médico, un psicólogo, un
psicopedagogo o un religioso. Cualquiera de estos profesionales es la persona
que “impulsada por su eros terapéutico, aprovecha su preparación técnica para
cuidar a sus semejantes, como prójimos, cuando lo necesitan o están enfermos”.
Esa es nuestra “Misión”. Pero una misión debe enunciarse en forma
operativa, de lo contrario, será una mera declaración de buenas intenciones.
Según Viktor E. Frankl, nuestra “Misión” como Logoterapeutas es la “cura médica
de almas”. Es una pastoral “médico-psicológica”. Según los griegos, la persona
encargada de “cuidar” el cuerpo era el “mëdos”, derivando de allí la palabra
“médico”. Para esa cultura el “therapeutikós” era el siervo encargado de cuidar
el templo, es decir, el lugar por excelencia para la vida espiritual.
Quienes nos dedicamos a esta profesión, y en especial los Logoterapeutas,
aceptamos y reconocemos nuestra “Misión” como aquella destinada a colocarnos al
servicio del otro para ayudarlo a mejorar sus “dolencias” cuando éstas lo
agobian, librarlo de su angustia cuando el daño es positivo y facilitar su
reencuentro con el sentido, a pesar de todo y contando con los valores de su
propia existencia.
Deberíamos contribuir con
nuestra experiencia para el desarrollo de una acción logoterapéutica que se
proyecte sobre la comunidad contribuyendo a la promoción y perfección del
Hombre en función de valores éticos de solidaridad, logros en el marco superior
de la responsabilidad social y calidad de vida respetuosa de la dignidad de la Persona. La Ciencia y la Técnica tienen
que estar al servicio del Hombre y no a la inversa. Ambos, logoterapeutas y
pacientes, debemos ser fieles a esta Misión.
Nuestra “Misión” no
necesita de grandes tratados de Psiquiatría, Psicopatología o Técnicas
Psicoterapéuticas. Los “Maestros” y “Tratadistas” han contribuído a nuestra
formación básica imprescindible. Ahora nos basta la definición del diccionario:
“Misión es la acción de enviar. Es el poder que se dá a un enviado para cumplir
su cometido. Es, también, el deber moral que cada hombre le impone su condición
o estado”.
Somos enviados para servir
en la “cura” o cuidado del otro y es para nosotros un deber que nuestra
condición nos impone. “Pastores de almas” que buscan encarrilar la oveja hacia
la recuperación del “sentido” de vida. El Derecho nos otorgaría la condición de
“curadores ad-bona” que define a quien cuida los bienes de un incapacitado. ¡Y
qué mayor incapacidad que carecer de la voluntad necesaria para encontrar
sentido a la vida a pesar de todo!
Esa es nuestra “Misión”. ¿Y
cuál es nuestro pago? El diccionario vuelve a ser útil para definir la cuestión
citando la acepción que atribuye a “Misión: alimento que se señalaba a los
segadores por su trabajo”. El cumplimiento de la Misión es nuestro alimento y
pago verdaderos.
¿Cómo podemos lograr estos
propósitos en esta sociedad en crisis?
Debemos ajustar nuestra
Misión para afirmar, repetidamente, el concepto de Logoterapia como propuesta
facilitadora del desarrollo de proyectos y valores. Una propuesta que debe
considerar la posibilidad de comunicación efectiva y afectiva, promover la reflexión sobre los valores y el
sentido de la vida, no olvidar la integración psicológica y social y facilitar
la armonía entre la libertad y la responsabilidad.
Nuestra tarea como Logoterapeutas es preguntarnos si
podemos hoy ayudar al Hombre existencialmente frustrado a encontrar un sentido
en su vida. Muchas personas piensan que tal
vez es tarde para esta tarea en
un mundo totalmente globalizado, en crisis y vacio existencialmente. Creemos
que no.
Concluimos que es necesario considerar la posibilidad de
establecer una sociedad basada en el respeto por la Persona. Esta persona
necesita obtener el máximo de oportunidades para realizarse dentro de la
comunidad de su elección, desarrollar y usar sus potencialidades y encontrar un
trabajo digno.
En ese contexto es posible que pueda dar y recibir,
encontrando en la comunidad su oportunidad de ser solidario.
Nuestra propuesta consiste en la creación de un ESCUDO
PROTECTOR de la influencia nefasta de la globalización.
La construcción de ese escudo es posible:
· Si aportamos soluciones
innovadoras ante la crisis social
· Si hacemos lo posible
para que se transformen las actitudes agresivas en AMOR
· Si contribuimos a que
los que tienen predilección o tendencia a luchar por el poder transformen su
actitud en acciones de verdadera AUTORIDAD
· Si facilitamos la
solución de las conflictivas relaciones interpersonales y aportamos un sentido
COMUNITARIO
“La
reciprocidad, nuevo paradigma para las relaciones de ayuda, puede ser que nos
ayude en esta propuesta. La esterilidad del pasado es sustituida, en el
contexto presente, de tal modo que la persona cambie su horizonte futuro y se
encuentre con el otro en una relación de ”persona a persona”, con acciones de
acuerdo a los más altos valores y con un ejercicio continuo de responsabilidad”