“Quien se fue
de Sevilla, perdió su silla”
(1460, disputa por la sede arzobispal de
Sevilla y
Santiago de
Compostela por los Alonso de Fonseca)
El
acápite me permite introducir el tema de la producción intelectual y su
difusión por medio de publicaciones, no siempre posibles por razones
socio-económicas. Pasado el tiempo desde su producción es fácil dar a entender
la pérdida del interés que se tenía anteriormente por el simple hecho de
haberlos abandonado momentáneamente. El pueblo, siempre sabio, agregó durante
siglos “Quien fue y volvió, la recuperó”. En eso estamos.
Han
pasado treinta y seis años desde aquella oportunidad en la que decidí pedir
autorización al editor holandés Martinus Nijhoff Publishers para utilizar las
láminas del “Four Pictures Test” de David Jacob van Lennep (1896-1982) con
fines investigativos. Desde entonces hemos asistido a un desarrollo exponencial
de la aplicación de la Analítica Existencial a la práctica psicoterapéutica.
En
aquellos años el interés por la utilización y la validación de pruebas
psicológicas que nos permitieran acercar a la realidad existencial de aquellos
que nos consultan había crecido. Corrían los años 70 y en el ámbito profesional
solamente se encontraban pruebas fundamentadas en otras teorías psicológicas
cuyos resultados respondían a sus postulados y no tenían correlación con una
base antropológica, epistemológica y metodológica tal como la entendemos desde
el Análisis Existencial. Una opción era encontrar correlación entre los
postulados de la Analítica Existencial y las pruebas psicológicas existentes.
Desde entonces tenía pendiente en mi mente
desarrollar investigaciones en base a un Test que se describía en el Manual de
Anderson y Anderson en un capítulo escrito por su autor, D.J. van Lennep. Allí
su autor explicaba que el FPT era un “test proyectivo de carácter polivalente”.
Nos presentaba un test cuyo objetivo consistía en descubrir las actitudes
generales del sujeto ante la vida, en la medida que tales actitudes vienen
determinadas por la estructura y dinámica de la personalidad, y, sobre todo, en
cuanto éstas se ponen en juego en las situaciones sociales. El desafío estaba
planteado: había que desarrollar ese test en la Argentina y tomamos el
compromiso de llevar a la práctica ese desarrollo.
Las
cuatro láminas se le presentan al examinado, quien debe inventar una historia a
partir de ellas, pero incluyéndolas todas, permitiéndosele la libertad de
empezar por la que prefiera y combinarlas como mejor le parezca. Es a partir de
esa historia como se puede evaluar la actitud del sujeto ante la vida y las
relaciones interpersonales.
De
este modo, el FPT está constituido por cuatro escenas polisémicas
semi-estructuradas con diferente número de personajes y lo suficientemente
ambiguas como para permitir una mejor proyección del examinado.
A
diferencia de otras técnicas temáticas como el T.A.T o el T.R.O, el F.P.T es
totalmente coloreado, lo cual le otorga un valor de expresión de lo afectivo
muy importante. Al mismo tiempo unifica esta expresión de la afectividad, ya
que la gama de colores que se emplea en las cuatro láminas es la misma.
Utilizar
igual gama de colores para las láminas responde al objetivo de solicitar al
sujeto una sola historia que involucre las cuatro situaciones temáticas,
diferenciándose netamente de los otros tests mencionados. Estas situaciones
son:
• I
Estar junto a otra persona
• II
Estar en soledad personal
• III
Estar en soledad social
• IV
Estar junto a muchas personas
Las
cuatro situaciones responden a las modalidades de relación que propone
Binswanger : el modo dual, el singular, el anónimo y el plural respectivamente
(Binswanger, L. Grundformen und Erkennis menschlichen Daseins Zurich, Max
Niehaus, 1942. Citado por Seguín, Carlos Alberto en Amor y Psicoterapia Bs. As.
Piados,1972, pág. 33 y ss.)
La
tarea no se presentó sencilla. Las láminas originales no existían en Holanda,
sede de la primera publicación. Existían copias en la Biblioteca del Congreso
de los Estados Unidos pero no estaban accesibles para su copia. Luego de
intensas gestiones obtuvimos copia en blanco y negro y bibliografía básica. No
desmayamos en nuestro propósito y resolvimos encargar a una artista plástica,
Teresa Burmeister, la realización de las láminas según las instrucciones del
propio van Lennep descriptas en la bibliografía recibida. El trabajo de la
artista fue arduo. Trabajamos en estrecha colaboración y el resultado fue una
excelente producción de las láminas del F.P.T. que ahora podemos denominarlas
“versión Martinez-Romero”. Y contar muchas anécdotas acerca de esta recreación.
Decíamos,
más arriba, que era posible recuperar el tiempo perdido. No es cierto. Como en
la novela de Proust “A la recherche du temp perdu” (A la búsqueda del tiempo
perdido) la actualidad se mete en la memoria del narrador y sus recuerdos
intentan recrear los vínculos y acciones establecidas en el pasado. Hoy en día,
36 años después se pueden encontrar las láminas con sus colores originales en
internet.
Continué
con el diseño de investigación para estandardizar el F.P.T. en su versión
Martinez-Romero. Esta tarea tampoco fue fácil. Pruebas piloto con probandos
voluntarios, verificación minuciosa de los datos obtenidos, intentos de
validación y búsqueda de la confiabilidad necesarias, ajuste de la consigna,
confección de un protocolo básico, fueron meros hitos en el desarrollo de la
tarea. Prolegómenos de estos avances
fueron presentados en varios Congresos de Logoterapia organizados por la
Fundación Argentina de Logoterapia “Viktor E. Frankl” de la que somos Miembros
Fundadores. Los talleres estaban organizados en torno de la presentación de la
investigación que realizáramos de otro test de base existencial, el Logo-Test
de Elisabeth Lukas. No podíamos sustraernos a compartir con nuestros colegas
estos avances preliminares y siempre mostramos láminas, protocolos y
experiencia al respecto.
Pero
el tiempo es gran compañero del investigador. Quien pretende pasar por alto su
importancia produce apresurados avances. Nuestra tarea docente al frente de la
Dirección de Carrera de la Facultad de Psicología de la Universidad del
Salvador nos apartó del trabajo constante necesario. Pero en 1999, alejado del
cargo, decidí utilizar el tiempo de maduración de esta “levadura científica”
para “hornear” definitivamente tan noble producto de la Ciencia. Me propuse acelerar las conclusiones. Pero la
única manera de apurar este tiempo existencialmente tan esquivo fue constituir
un Grupo de Investigación en Sentido – Centro de Actualización del Encuentro y
la Comunicación, que dirigía. Encontré las personas aptas y dispuestas al
trabajo en común, solidario y creativo. El equipo estaba formado mí en carácter
de Coordinador, por Marta Guberman
experta en psicodiagnóstico y por Pedro Mazza, Marcela Garbelotto y Valeria Terramagra jóvenes psicólogos y ex
alumnos.
El
libro fue terminado luego de arduas sesiones de trabajo en común. Pretendía ser
titulado como “El Test Proyectivo de las Cuatro Láminas. Abordaje de la
personalidad en sus aspectos vivenciales y vinculares”. En nueve capítulos, bibliografía,
anexos la obra concluyó satisfactoriamente. Otra cosa fueron los pasos futuros
para su posible publicación. Demasiadas exigencias acerca de normalización
mediante pruebas en población mediante un diseño de investigación con
condiciones que siempre partían de opiniones de colegas seguidores de escuelas
con otras fundamentaciones antropológicas, epistemológicas y metodológicas.
Estas
controversias o contradicciones ya las había experimentado el autor del Test,
el Dr. David J. van Lennep, tanto en su tesis doctoral “Psicología de los
fenómenos de percepción”, como en sus contribuciones prácticas como Profesor en
el Instituto de Psicotecnología de la Universidad de Utrecht. En 1958 culminó
sus críticas con la publicación del libro “Uso y abuso de la psicología” escrito
en colaboración con H. Eysenck.
Es
maravilloso encontrar que, desde hace tantos años, investigadores existenciales
reconocidos mundialmente han señalado la necesidad de priorizar al hombre
frente a la técnica.
Al
respecto, Ludwig Binswanger, psiquiatra y filósofo, de cuyas investigaciones
tomó buena cuenta Van Lennep para desarrollar el F.P.T., nos dice que no
debemos ocuparnos solamente del hombre anímicamente enfermo, sino que es
necesario penetrar en la estructura apriorística o concepción óntica del ser
humano en general. Una y otra vez, a lo largo de toda su obra, Binswanger
insiste en la necesidad de la descripción fenomenológica y la consideración de
la persona total en sus diagnósticos. Pero siempre agrega que “éste ejemplo no
debe servir como prueba de la veracidad de nuestra concepción sino sólo como
ilustración de la naturaleza de nuestra argumentación” (Binswanger, L. “Articulos
y conferencias escogidas”, Editorial Gredos, Madrid, 1973, pág. 484).
Esta
observación es la que hace que otro psiquiatra y filósofo contemporáneo, Otto
Dörr, sostenga que el Análisis Existencial, a diferencia de otras corrientes
psicoterapéuticas, no nace de la observación de los enfermos, sino que realiza
el camino inverso, y como dice Binswanguer, la persona enferma viene a “probar”
lo que se sostiene teóricamente.
Decíamos
en el libro que estamos considerando que “Desde el Análisis Existencial no
buscamos una “estructura” determinada, sino que partimos de una “estructura
esencial”, el ser-en-el-mundo, que ya hemos descripto en capítulos anteriores.
Creemos que el F.P.T. permitirá al probando proyectar tal “estructura esencial”
la cual se manifestará a través de los existenciarios y de sus posibles formas
mórbidas. Trataremos de comprender y expresar de manera analítico-existencial
las carencias de la probando y las formas sustitutivas de relación
interpersonal, evidentes en la historia del F.P.T.”
El importante psiquiatra existencial inglés, Ernesto Spinelli dijo al
respecto: “Understanding and explanation may stand beside one another, but
their focus and concerns are not one and the same. Whereas explanation seeks to
disprove or ‘close down’ inadequate hypotheses of cause and correlation,
understanding perpetually ‘opens up’ and illuminates novel, often unforeseen,
possibilities of meaning. Understanding approaches within science must remain
receptive to the inevitable uncertainty that accompanies their enterprise. To
put it another way: the more adequate the understanding, the more hesitant
becomes any explanatory endeavour.
Existential therapy, as I attempt to understand
and practice it, aligns itself with the understanding branch of science. It
concerns itself with the understanding of lived experience as uniquely embodied
by a particular being. And it seeks to understand more adequately in what ways
any understanding of the particular also illuminates our understanding of the
general, or universal, experience of being.” (The Psychologist, december 2019 Vol. 32, pp. 52-55)[1]
Subrayamos,
de ese texto: “El entendimiento y la explicación pueden estar uno al lado del
otro, pero su enfoque y sus preocupaciones no son lo mismo. Mientras que la explicación
busca refutar o cerrar las hipótesis inadecuadas de causa y correlación, la
comprensión perpetua abre e ilumina posibilidades de significado novedosas, a
menudo imprevistas. La comprensión de los enfoques dentro de la ciencia debe
permanecer receptiva a la inevitable incertidumbre que acompaña a su empresa.
Dicho de otra manera: cuanto más adecuado sea el entendimiento, más vacilante
será cualquier esfuerzo explicativo”.
Coincidimos
con éste y otros autores existenciales acerca de la necesidad de priorizar a la
“persona que consulta” y que “la técnica tiene que estar al servicio del hombre
y no el hombre al servicio de la técnica”. Para reafirmar éstas y otras
consideraciones podemos apelar a la definición de Psicoterapia Existencial que
la Confederación Mundial de Terapias Existenciales acuño en 2014-2016,
elaborada por un conjunto de terapeutasas existenciales contemporáneos, juntos
en un esfuerzo cooperativo para crear esta amplia definición. Fue publicada en
castellano, en traducción de José Martínez-Romero Gandos, en la Revista
Latinoamericana de Psicoterapia Existencial UN ENFOQUE COMPRENSIVO DEL
SER. Nº13. Año 2016 y asimismo en el blog “Logoterapia.
Encontrar sentido a la vida” https://logoterapiagalicia.blogspot.com/2016/11/que-es-la-terapia-existencial.html
Decían
los colegas reunidos telemáticamente para la definición (entre los que me
encontraba): “La terapia existencial no se define, predominantemente, sobre la
base de ninguna técnica(s) particular predeterminada. Ciertamente, algunos
terapeutas existenciales evitan totalmente el empleo de cualquier intervención
técnica, acordando que tales métodos artificiales pueden disminuir la cualidad
esencial humana, la integridad, y la honestidad de la relación terapéutica. Sin
embargo, una práctica terapéutica común a prácticamente todo el trabajo
existencial es el método fenomenológico. Aquí, el terapeuta procura estar
totalmente presente, comprometido y libre de expectativas tan como sea posible
durante todos y cada encuentro terapéutico intentando temporalmente dejar de
lado todas las preconcepciones en cuanto al proceso. El objetivo es ganar una
comprensión contextual más clara y a fondo y la aceptación de que una cierta
experiencia podría ser significativa a esta persona específica precisamente en
este tiempo de su vida”.
Y
agregaban: “La terapia existencial está basada en una amplia gama de insight,
valores y principios extraídos de la filosofía fenomenológica existencial. Esta
filosofía de la existencia acentúa ciertas "preocupaciones últimas" -
a menudo en una tensión dialéctica del uno con el otro - como la libertad de
opción, la búsqueda del sentido o del propósito de vida y los problemas de la
vida cotidiana, el aislamiento, el sufrimiento, la culpa, la ansiedad, la
desesperación y la muerte. Para los Terapeutas Existenciales, con
"fenomenología" se refieren al método filosófico por el cual encuentran atribución estas preocupaciones últimas
o "hechos" y por el cual la experiencia básica de la persona "de
ser en el mundo" puede ser mejor esclarecida o revelada y así ser comprendida
cabalmente. Este método fenomenológico
comienza tratando deliberadamente de dejar de lado los presupuestos propios a
fin de estar plenamente abierto y receptivo a la exploración de la realidad
subjetiva de la otra persona”.
Las jóvenes generaciones de
psicoterapeutas tienen que formarse, debidamente, en los aspectos relacionados
con la ciencia natural y con las ciencias humanas, recordando que mientras que la
primera se centró en la explicación (en general, las cuestiones de causa y
correspondencia), la segunda se centró en la comprensión (en general, todas las
cuestiones relacionadas con la generación y la experiencia de significado).
Leyendo a Dilthey podemos comprender sus argumentaciones en las que señaló,
expresamente, que ambas líneas son empresas científicas igualmente válidas.
Como decíamos, durante la década 85-95
las investigaciones sistemáticas, la construcción de pruebas y los análisis
estadísticos e inferenciales fueron frecuentes. A pesar de la relación única
que se establece entre psicoterapeuta existencial y paciente basadas en la
confianza, la empatía y el respeto por la dignidad de la Persona, la verificación
de ciertos parámetros relacionados con esta teoría son de gran utilidad.
Cuestionarios (Frankl, Sardi), el Cuestionario de Propósito Vital (LPQ), el
Test de Significado del Sufrimiento (MIST), la Prueba de Propósito Vital (PIL),
el Logotest, el Test de las Cuatro Láminas (F.P.T) y la Escala Existencial de
Längle, entre otros, son prueba de la importancia que en el marco de la
fundamentación existencial se le dio a la validación de la teoría.
Difundir la existencia de estos aportes
es nuestra obligación. La aceptación o rechazo de su existencia es un asunto
personal de cada psicoterapeuta. Siempre son útiles y necesarios Seminarios al
respecto que hoy, con la aparición y utilización de medios digitales se hacen
más fáciles y corrientes.
Siempre es bien recibida la opinión de
colegas sobre lo expuesto. Dice el refrán español: “Nunca te acostarás sin
saber algo más”. A punto de entrar en la calificación de “octogenario” deseo
aprender cada día, algo más.
[1]
Hace mucho, mucho tiempo, en los
primeros años de la existencia de la psicología moderna, Wilhelm Dilthey
propuso una distinción entre las ciencias naturales y las ciencias humanas. En
resumen, mientras que la primera se centró en la explicación (en general, las
cuestiones de causa y correspondencia), la segunda se centró en la comprensión
(en general, todas las cuestiones relacionadas con la generación y la
experiencia de significado). Dilthey argumentó que, además de que ambas líneas
son empresas científicas igualmente válidas, era necesario aclarar que ninguna
de ellas debía confundirse - ni subsumirse - con la otra. El entendimiento y la
explicación pueden estar uno al lado del otro, pero su enfoque y sus
preocupaciones no son lo mismo. Mientras que la explicación busca refutar o
cerrar las hipótesis inadecuadas de causa y correlación, la comprensión
perpetua abre e ilumina posibilidades de significado novedosas, a menudo
imprevistas. La comprensión de los enfoques dentro de la ciencia debe permanecer
receptiva a la inevitable incertidumbre que acompaña a su empresa. Dicho de
otra manera: cuanto más adecuado sea el entendimiento, más vacilante será
cualquier esfuerzo explicativo. (Traducción de J.M.R.G.)
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