Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

jueves, 7 de mayo de 2020

Yo y los otros en tiempos de COVID-19. Siguiendo a E. Levinas




OTRA VEZ E. LEVINAS
En estos tiempos de COVID-19 nos preguntamos, constantemente, que nos está pasando, que está pasando en el mundo, cuál será nuestro porvenir.
En anteriores proposiciones intenté transmitir a los lectores la importancia de un autor como Levinas para el movimiento existencialista y para la filosofía en general.
Señalé mi acercamiento en esta cuarentena a tres textos que re-encontré en mi biblioteca: De L’existence a l’existant  (1947) (en francés), El tiempo del otro, con magnífica introducción de Felix Duque (en español) y un raro texto (no muy bien traducido) publicado en “Escritos de Filosofía” editado por la Academia Nacional de Ciencias de la Argentina en 1983. En esta última publicación, dedicada a la Cultura, escriben varios autores importantes: Pucciarelli, Castagnino, Castellán, Maturana, Roitman y como no Levinas, entre otros.
En estos tres textos hay mucho material para la discusión entre seguidores del existencialismo.
Me preocupaba conocer la opinión de Levinas sobre el tiempo y la otredad (o la alteridad para algunos) especialidad del autor que siempre presentó estos y otros temas con una complejidad y precisión admirables.
Todos nos preguntamos por el mundo del futuro en la post-pandemia. No hay respuestas certeras, no hay probabilidades imaginables, no hay predicciones. Porque tal vez, desde siempre, no hay pasado ni futuro. Solamente el presente. ¿O no?
Dejemos que nos ilustre Levinas en sus conclusiones de “De l’existence a l’existant que traduzco del francés: “Tener tiempo e historia es tener un futuro y un pasado. No tenemos presente. Él huye entre nuestros dedos. Sin embargo, es en el presente que somos y que podemos tener pasado y futuro. Esta paradoja del presente, todo y nada, es tan antigua como el pensamiento humano. La filosofía moderna ha tratado de resolverlo preguntándose con precisión si estamos en el presente y discutiendo esta evidencia. El hecho original sería la existencia donde el pasado, el presente y el futuro están comprometidos al mismo tiempo, sin que el presente tenga ningún privilegio de albergar esta existencia. El presente puro sería una abstracción: el presente concreto, lleno de todo su pasado, ya está saltando hacia el futuro. Suponer que la existencia humana tiene una fecha, tal como se la coloca en un presente, sería cometer contra la mente el pecado más grave, el de la reificación (n.del t. Reificación: En filosofía, el proceso por el cual transformamos algo móvil, dinámico, en un ser fijo y estático. Transformación efectiva de una relación social, de una relación humana en una "cosa", es decir, en un sistema aparentemente independiente de aquellos para quienes se llevó a cabo este proceso.) , arrojarlo en el tiempo de los relojes hechos para el sol y los trenes ".[1]
Y cuando vemos las numerosas fallas de los humanos en cuanto a la responsabilidad de luchar contra la instalación del virus según recomendaciones de los expertos, podemos darnos cuenta de la importancia de no “cosificar” al presente y parafraseando a Levinas “arrojarlo en el tiempo de los políticos, de los capitales, de los bancos o de los poderosos”.
Parecería que las diferentes culturas actuales en nuestro planeta debieran reaccionar de manera diferente de acuerdo a sus respectivas historias o proyectos futuros. Pero no es así. Hay una globalicación de la irresponsabilidad, de la estupidez y de la soberbia.
Encuentro más y más explicaciones de Levinas aplicables a esta situación. En el artículo citado sobre la cultura (1983) nos dice el autor: “La cultura no es un sobrepasarse ni una neutralización de la trascendencia, ella consiste en la responsabilidad ética y en la obligación hacia el prójimo, relación con la trascendencia en tanto trascendencia. Es ordenado por el rostro del Otro hombre, que no es un dato de la experiencia y no viene del mundo. Penetración de lo humano en la barbarie del ser aún cuando ninguna filosofía de la historia nos pueda garantizar el no retorno de la barbarie.
No es, entonces, la cultura asunto privilegiado de la sociología, la etnografía, la economía y aún de la psicología. Es un asunto propio de la modificación que el Hombre hace de la naturaleza de acuerdo a sus deseos que deriva normas en la ética, la responsabilidad y la obligación hacia los otros (recuerdo yo el concepto de “sorge” y “fusorge” como "cuidar de" y "velar por" el otro) que encuentra su máxima expresión en el amor”.
Pienso en todo lo leído y agrego: ética y responsabilidad de cuidar (“curar”) a los otros en cuanto salud, bienestar social, encuentro, comunicación, sentido de vida y por supuesto amor.
Referencias:
Levinas, E. (1947) ”De l’existence a l’existant, Fontaine, Paris, p. 168)
Levinas, E. (1983) “ Determinación filosófica de la idea de cultura”, en “Escritos de Filosofía”, Nº 11 – Cultura I -Academia Nacional de Ciencias, Centro de estudios filosóficos, Buenos Aires.
Levinas, E. (1993) El tiempo del otro. Introducción de Félix Duque., Edit. Paidós, Barcelona






[1]  “Avoir du temps et une histoire, c’est avoir un avenir et un passe. Nous n’avons pas de présent. Il nous  fuit entre les doigts. C’est dans le present, cependant, que nous sommes et que nous pouvons avoir passé et avenir. Ce paradoxe du présent – tout et rien – est viex comme la pensé humaine. La philosophie moderne a essaye de le résoudre en se demandant précisément si c’est dans le présent que nous sommes et en contestant cette evidence. Le fait originel serait l’existence où passé, présent et avenir se trouven engagés à la fois, sans que le présent ait un privilège quelconque pour loger cette existence. Le présent pur serait une abstraction: le présent concret, gros de tout son passé, s’élance déjà vers l’avenir. Supposer l’existence humaine comme ayant une date, comme placée dans un present, serait commettre contre l’esprit le péchë le plus grave, celui de la réification, le jeter dans le temps des horloges fait pour le soleil et le trains” Levinas, E. (1947) De l’existence a l’existant, Fontaine, Paris, p. 168)

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