PROLOGO DEL LIBRO POR EL DR. CLAUDIO GARCÍA PINTOS
¿Compartiría usted conmigo un café en un tranquilo bar de pueblo
para que le explique el valor de este libro? Afortunadamente, no será necesario
distraerlo en una cita, cuando usted está, ahora mismo, dispuesto a
descubrirlo.
Con una invitación similar, el Dr. Martínez-Romero Gandos, invita
al lector a dialogar sobre la importancia y alcances de una terapia grupal
fundada en los principios del Análisis Existencial de Viktor E. Frankl. Y no se trata de una figura, más o menos
ocurrente, para la presentación de su trabajo.
Es, propiamente, expresión
fundamental de la analítica-existencial, que supo hacer del encuentro, un
recurso revelador de la persona espiritual. ¿Por qué?
Porque partimos de una ontología dimensional frankliana, que nos
ha permitido superar una insuficiencia antropológica sufrida por las –llamadas-
ciencias del hombre; esa carencia, nos llevaba a hablar tan solo de individuos, objetos, sujetos, hombres, pero nunca de personas. Frankl habilita, entonces, la
dimensión espiritual como cuestión psicoterapéutica, y a partir de allí, le
permite a la misma persona espiritual, manifestarse más plenamente, tanto en
sus clamores como en sus recursos.
Esta persona espiritual “es” autotrascendente, y, si bien en ella
está todo lo que necesita para plenificarse (es insummabile, según la segunda de las diez tesis sobre la persona),
para actualizar esa plenitud debe salir al encuentro del afuera plenificante. Es decir que, si no salgo de mí al encuentro
del universo que está fuera de mí (los otros, el Otro, el mundo circundante,
los valores), mi plenitud solo será una potencialidad no desplegada. Cómo podría plenificar mi ser padre, si no
hubiera primero un hijo; cómo podría plenificar mi ser docente, si no hubiera
primero un educando; cómo podría plenificar mi ser terapeuta, si no hubiera
primero alguien que viene buscando ayuda. Porque, ese afuera plenificante, no
es una condición más, es una prioridad
ineludible. Recordemos la sentencia
que señala que, “el Tú antecede al Yo”
Esta naturaleza autotrascendente, se manifiesta en nosotros a
través de dos tendencias transitivas, que llamamos tendencia a la asociación y
tendencia comunitaria. La primera
(asociación) nos define como seres sociales, y esta condición podríamos
definirla como estar-con-los-otros. Por eso armamos sociedades, que tienen por
objetivo asegurarnos la supervivencia (seguridad, alimento, orden, educación,
etc) Esta misma tendencia, la viven los animales, y en ellos lo llamamos
instinto gregario. Ellos también saben que “solos” significa riesgo de
perecer. Las sociedades se organizan en
torno a leyes, de alguna manera consensuadas, que pueden modificarse con
futuros consensos. El cumplimiento de la ley significa la sustentabilidad de la
sociedad.
La segunda (comunidad), nos define como seres comunitarios, y esta
condición podríamos definirla como un ser-con-los-otros. Por eso mismo vivimos en comunidades, que
tienen por sentido promover en nosotros la realización personal. Esta tendencia
es exclusiva de la persona, porque las comunidades se organizan a partir de los
valores (respeto, responsabilidad, lealtad, fidelidad, solidaridad, etc.), y
los animales no pueden acceder al universo valorativo.
No es lo mismo “estar” que “ser”, y ambas cosas son importantes
para el despliegue personal. Por la primera, “pertenezco” a una sociedad, y,
por la segunda, “participo” de una comunidad.
Si esto que estoy planteando de manera sobresimplificada, es
cierto, comprendemos fácilmente que esta persona espiritual, autotrascendente,
con vocación comunitaria, vive al “encuentro” como su medio más propicio. Diría que es un ser para el encuentro. De modo tal que, siempre que pueda vivirlo,
todo encuentro es propicio para que se revele en su mejor magnitud (decíamos
antes, “expresión fundamental de la
analítica-existencial, que supo hacer del encuentro, un recurso revelador de la
persona espiritual”) Cuando la
persona no vive el encuentro, se “rebela” (de rebeldía); cuando puede
vivenciarlo, se “revela” (de revelación).
La diferencia no es menor. (no
solo cambia “b” por “v”)
Así, el encuentro terapéutico grupal que propone el autor,
responde a la naturaleza de la persona espiritual, potencia sus mejores
recursos autotrascendentes y se despliega como una dinámica de ayuda mutua.
La psicoterapia siempre ha tenido un sesgo preponderantemente
individual. Sin embargo, existen muchos sistemas que han hecho de la
psicoterapia grupal, un recurso formidable para algunas personas que requieren
o reclaman, una dinámica distinta, compartida.
No solo desde el psicoanálisis, sino también desde la Gestalt, sistémica,
transpersonal, cognitivo-conductual, encontramos desarrollos de este tipo. Lógicamente, también desde la
analítica-existencial frankliana. En especial, en los últimos años, he sabido
de programas o intentos de sistematizarlo como método. Sin embargo, no conozco
ninguno con sólido fundamento teórico o práctico. En este punto podemos
comprender el valor de este libro.
El Dr. Martínez-Romero Gandos es uno de los pioneros en este tema.
Recuerdo hace ya muchos años, sus primeros avances en Buenos Aires, cuando a
nadie se le ocurría poder sacar a la Logoterapia de la consulta individual. De
allí en más, un trabajo serio de estudio, investigación e implementación, lo ha
mantenido a la vanguardia del tema, con una amplísima participación en
diferentes ámbitos. De hecho, este texto da cuenta de algunos de los valiosos
aportes que ha realizado en todos estos años.
Recorriendo solo el índice, ya comprendemos la importante
sistematización que ha hecho de los mismos, ordenándolos de manera muy
didáctica, para que el lector interesado pueda ir siguiendo, desde la
comprensión del fundamento, hasta el modo de implementar, su propuesta grupal
basada en la teoría frankliana.
La edición de este libro es una alegría para los que conocemos la
trayectoria y trabajo del autor, es una ayuda, para los interesados en las
psicoterapias grupales y un aporte fantástico para el avance de la Logoterapia
aplicada.
Sin dudas, muchos, al finalizar la lectura del texto, quedarán con
deseos de saber más de su vasta experiencia al servicio de la persona. Tal vez sea entonces una buena ocasión para
tomar con él, ese café que quedó pendiente desde la introducción.
Claudio
García Pintos Buenos Aires, Argentina
Fecha de publicación: 10 de marzo de 2020
INDICE:
Prólogo por
el Dr. Claudio García Pintos -
INTRODUCCIÓN: Porqué y para qué grupos. -
Capítulo 1. La trascendencia de
la obra del Dr. Viktor E. Frankl en nuestra práctica logoterapéutica -
Capítulo 2. ¿Es posible fundamentar, desde la Analítica Existencial, la
Logoterapia Grupal? -
Capítulo 3. Reto de la
Logoterapia grupal. La auto-trascendencia recíproca. -
Capítulo 4. Comunicación y
Logoterapia -
.
Capítulo 5. Apelación y cura. -
Capítulo 6. Instrumentos
fundamentales en la aplicación de la Logoterapia Grupal. -
·
La apelación.
·
El encuentro.
·
El auto-distanciamiento
·
La esperanza.
·
Empatía y asertividad.
Capítulo 7. La técnica al
servicio del Hombre -
·
La formación de los grupos
·
Apertura y cierre
·
Ejercicios de participación grupal
1.
Culpa
2.
Posibilidad
3.
Libertad
4.
Responsabilidad
5.
Cura
6.
Espacialidad
7.
Temporalidad
·
Otras intervenciones
a) Máscaras.
b) Títeres
c) Ejercicio de la
Cordillera
d) Otras técnicas
propias de la Dinámica Grupal
Capítulo 8. Los grupos
solidarios. -
a) Grupos con ancianos
(Misión y dimisión de la familia)
b) Grupos con niños y ancianos.
c) Grupo de padres que perdieron hijos
d) Grupo de mujeres
víctimas de violencia doméstica
e) Grupo de personas
que buscan empleo
f) Grupo de inmigrantes
Capítulo 9. CONCLUSIONES -
Bibliografía -