Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

domingo, 29 de enero de 2017

¿DEBIERAMOS LOS EXISTENCIALISTAS RELEER A IGOR CARUSO?


Revisando bibliografía para un futuro trabajo en el campo del Análisis Existencial encuentro interesante releer su libro Bios, Psique, Persona.[1]
De origen ruso, criado en Rumanía, con estudios en Lovaina, formación posterior analítica en Berlín y Viena (con von Gebsattel y Einchorn) se nutre de los aportes existenciales de Kierkegaard, Sartre y Marcel. Luego deriva en una postura “dialéctica” que surge de sus lecturas de Hegel, Adorno y Marx. Trató de integrar todas esas referencias en su “psicoanálisis personalístico y dialéctico”.
No nos debe confundir sus referencias últimas a la “Psicología Profunda” ya que éste término surge como sinónimo de “Psicoanálisis” cuando el racismo antijudío de la época nazi lo adscribe a la cultura judía y pretende de esta forma descalificarlo.
En la solapa del libro citado, publicado en alemán en 1957, nos encontramos con una descripción de la obra que bien puede ser suscripta por cualquier existencial que acepte las discrepancias propias del pensamiento original de cada uno de nosotros. Nos dicen los editores: “se preocupa por la persona íntegra y total del hombre, sin torpes mutilaciones o parcialismos”. “La vida humana resulta ser un proceso dialéctico, una suma de equilibrios y desequilibrios, dirigidos a una reconfiguración del ser, en un continuo fluir y refluir sobre el medio ambiente” (el subrayado es mío). “El dolor y la muerte son necesarios en este camino (del ser) del hombre hacia su salvación”. “Podríamos decir que todo el libro es un canto al espíritu y a sus fuerzas creadoras en medio de un mundo misterioso que se debate entre tremendas posibilidades técnicas”.
En este último párrafo encontramos un reflejo de Frankl, a quien cita en la pág. 98 cuando dice: “…(en Frankl) se disminuye sorprendentemente la importancia de la latencia inconciente y activa en nosotros precisamente a favor de una imputación a la que se llama “responsabilidad”.
O citando a Sartre nos dice: “…el pasado en nosotros está vivo sólo a través de una libre selección de las repercusiones preferidas. En el caso de que el hombre acierte con la selección de su pasado, encarna necesariamente la libertad plena. En este proceso de elección ve Sartre realmente la plenitud de un libre “proyecto”.
Sus citas de autores existencialistas supera la veintena. Tal vez fue dejado de lado en las cátedras y círculos especializados por un motivo simple: la comprensión de la síntesis de todos esos aportes no es sencilla. Y no siempre le cayó bien a unos y a otros. Critica a Freud porque reduce todo al nivel sexual y critica a Marx porque reduce la historia del hombre al factor económico. En los Círculos por él creados buscan que sus integrantes se cuestionen su forma de pensar propulsando todo lo contrario a una ideología cerrada. Me gustaría ya a mí formar un círculo abierto y dialogante en el que tratar temas relacionados con la libertad, la esperanza y la desesperanza, la responsabilidad del hombre sobre si mismo y con respecto a la sociedad. Caruso critica y rechaza una sociedad que provoca el hambre y la miseria de muchos frente a la riqueza de unos pocos, denuncia el peligro atómico aún latente en nuestros días, advierte de la explosión demográfica y sus consecuencias que hoy vemos en migrantes y refugiados y la poca conciencia de la agresividad y violencia en constante aumento que el ser humano genera.
En el Prologo del libro nos advierte del peligro para nuestra teoría humanista del desmoronamiento en innumerables “sectas” (o pensamientos egocéntricos, diría yo) con propias doctrinas antropológicas que impidan la unidad. Señala, asimismo, el uso del método socrático y la revisión de la ciencia del hombre, tal como se presenta en su día (y como se presenta hoy) y nos insta a conservar las fuerzas y seguir adelante impidiendo esa “mortal desmembración”.
Ya en 1972 retorna a un plano modificado de su realismo simbólico. En su reconocimiento desilusionado de la precaria situación de la humanidad se plantea que es posible abrir un camino a la esperanza de una planetrización de nuestro mundo en el sentido de Teillard de Chardin con todas las potencialidades progresivas de una humanidad solidariamente unificada en el futuro.
Me gustaría saber la opinión de mis colegas al respecto de este autor. Mientras tanto, continúo con esta atrayente obra.
 ¿DEBIÉRAMOS LOS EXISTENCIALISTAS RELEER A IGOR CARUSO?
Revisando bibliografía para un futuro trabajo en el campo del Análisis Existencial encuentro interesante releer su libro Bios, Psique, Persona.[1]
De origen ruso, criado en Rumanía, con estudios en Lovaina, formación posterior analítica en Berlín y Viena (con von Gebsattel y Einchorn) se nutre de los aportes existenciales de Kierkegaard, Sartre y Marcel. Luego deriva en una postura “dialéctica” que surge de sus lecturas de Hegel, Adorno y Marx. Trató de integrar todas esas referencias en su “psicoanálisis personalístico y dialéctico”.
No nos debe confundir sus referencias últimas a la “Psicología Profunda” ya que éste término surge como sinónimo de “Psicoanálisis” cuando el racismo antijudío de la época nazi lo adscribe a la cultura judía y pretende de esta forma descalificarlo.
En la solapa del libro citado, publicado en alemán en 1957, nos encontramos con una descripción de la obra que bien puede ser suscripta por cualquier existencial que acepte las discrepancias propias del pensamiento original de cada uno de nosotros. Nos dicen los editores: “se preocupa por la persona íntegra y total del hombre, sin torpes mutilaciones o parcialismos”. “La vida humana resulta ser un proceso dialéctico, una suma de equilibrios y desequilibrios, dirigidos a una reconfiguración del ser, en un continuo fluir y refluir sobre el medio ambiente” (el subrayado es mío). “El dolor y la muerte son necesarios en este camino (del ser) del hombre hacia su salvación”. “Podríamos decir que todo el libro es un canto al espíritu y a sus fuerzas creadoras en medio de un mundo misterioso que se debate entre tremendas posibilidades técnicas”.
En este último párrafo encontramos un reflejo de Frankl, a quien cita en la pág. 98 cuando dice: “…(en Frankl) se disminuye sorprendentemente la importancia de la latencia inconciente y activa en nosotros precisamente a favor de una imputación a la que se llama “responsabilidad”.
O citando a Sartre nos dice: “…el pasado en nosotros está vivo sólo a través de una libre selección de las repercusiones preferidas. En el caso de que el hombre acierte con la selección de su pasado, encarna necesariamente la libertad plena. En este proceso de elección ve Sartre realmente la plenitud de un libre “proyecto”.
Sus citas de autores existencialistas supera la veintena. Tal vez fue dejado de lado en las cátedras y círculos especializados por un motivo simple: la comprensión de la síntesis de todos esos aportes no es sencilla. Y no siempre le cayó bien a unos y a otros. Critica a Freud porque reduce todo al nivel sexual y critica a Marx porque reduce la historia del hombre al factor económico. En los Círculos por él creados buscan que sus integrantes se cuestionen su forma de pensar propulsando todo lo contrario a una ideología cerrada. Me gustaría ya a mí formar un círculo abierto y dialogante en el que tratar temas relacionados con la libertad, la esperanza y la desesperanza, la responsabilidad del hombre sobre si mismo y con respecto a la sociedad. Caruso critica y rechaza una sociedad que provoca el hambre y la miseria de muchos frente a la riqueza de unos pocos, denuncia el peligro atómico aún latente en nuestros días, advierte de la explosión demográfica y sus consecuencias que hoy vemos en migrantes y refugiados y la poca conciencia de la agresividad y violencia en constante aumento que el ser humano genera.
En el Prologo del libro nos advierte del peligro para nuestra teoría humanista del desmoronamiento en innumerables “sectas” (o pensamientos egocéntricos, diría yo) con propias doctrinas antropológicas que impidan la unidad. Señala, asimismo, el uso del método socrático y la revisión de la ciencia del hombre, tal como se presenta en su día (y como se presenta hoy) y nos insta a conservar las fuerzas y seguir adelante impidiendo esa “mortal desmembración”.
Ya en 1972 retorna a un plano modificado de su realismo simbólico. En su reconocimiento desilusionado de la precaria situación de la humanidad se plantea que es posible abrir un camino a la esperanza de una planetrización de nuestro mundo en el sentido de Teillard de Chardin con todas las potencialidades progresivas de una humanidad solidariamente unificada en el futuro.
Me gustaría saber la opinión de mis colegas al respecto de este autor. Mientras tanto, continúo con esta atrayente obra.
Dr. José Martínez-Romero Gandos
A Coruña - España - 2017






[1] Caruso, Igor A. (1965) Bios, Psique, Persona. Editorial Gredos, Madrid.

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