Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

jueves, 9 de marzo de 2023

CAOS Y ARMONÍA EN UN EQUILIBRIO INESTABLE


             Mis Maestros en el aprendizaje del difícil arte del acercamiento al otro desde la óptica de la Psicología han señalado, siempre, la necesidad de asumir una actitud crítica sobre las limitaciones profesionales para captar al otro. En determinadas circunstancias la capacidad de diagnóstico, pronóstico y tratamiento depende de la propia capacidad del consultante para reconocer su problema y poder encarar su futuro. Lo obvio, lo cotidiano, lo rutinario no aparece ante el experto de acuerdo a cánones académicos predeterminados. El caos inicial debe ir, paulatinamente, convirtiéndose en armonía.

   Distancia. Circunstancias muchas veces muy duras como en el caso de los que llevan mucho tiempo sin trabajo, los enfermos graves, los emigrantes, exiliados o refugiados, los que tuvieron una infancia infeliz o traumática, en fin, todos aquellos que no constituyen una simple abstracción sino que son una realidad en el aquí y ahora de la consulta.. Esa Persona frente a nosotros es el producto de su temporalidad, de su “anclaje” inevitable a un “dasein”, de su modo peculiar de ser-en-el-mundo que se encuentra con otro, en este caso un profesional, que apela a él para intentar superar esa circunstancia limitante y producir una respuesta “singular, única e irrepetible”.

          Nuestro trabajo como psicoterapeutas no puede silenciar que, como personas, nos encontramos también en un anclaje a un “dasein” propio, aquí en el encuentro en la doble condición de psicólogos y personas con una historia única e irrepetible que nos condiciona y nos alerta

          La toma de conciencia de lo que significa la relación psicólogo-paciente en este “encuentro” particular nos permite, como profesionales, realizar la conveniente “disociación instrumental”, no negando nuestra historia pero impidiendo que interfiera en el desarrollo de la labor propiamente dicha.

A lo largo de más de cinco décadas en la profesión he tenido oportunidad de asistir en “la cura” a muchas personas de toda edad y condición social. Creo que no es pertinente citar aquí mis antecedentes de trabajo. Solamente matizar que en ese tiempo asistí a mujeres víctimas de violencia doméstica, a enfermos terminales, a personas de variada ideología, a sacerdotes y religiosas,  a todas y todos en consultorio o fuera de él y a innumerables tipos de padecimientos “neuróticos” fruto de la situación socio-económica de cada momento, en cada país al que me acerqué y en cada circunstancia en la que alguien se acercó pidiendo asistencia.

Toda la casuística elaborada en tantos años de profesión se nutre de esas historias, algunas de ellas volcada en dos libros de mi autoría y mucha guardada en mi memoria sobre este trabajo y registrada en los años de contactos profesionales precedentes arriba descriptos[1]. Algunas historias pueden estar ocultas en las descripciones teóricas acumuladas en numerosas publicaciones propias como referencias puntuales o ilustrando temas que han sido fundamentales en varios aspectos de mis preocupaciones investigativas. La necesaria curiosidad científica y la apropiada sensibilidad para comprender estos fenómenos humanos me llevó a contrastar teorías y a buscar un accionar profesional que ayudara a las personas a hacer frente a las necesidades de su vida. Complementariamente, estas investigaciones acerca de las características de los grupos sociales y en especial los grupos psicoterapéuticos permitieron la comprensión existencial de otra forma de acercamiento a la actividad psicoterapéutica y la consideración de los condicionantes especiales que estos grupos desarrollan, establecen y promueven: la autotrascendencia recíproca[2].

 Recordamos aquí lo expresado por el Dr. Roberto Almada acerca de éste último concepto diría, junto a él: “La trascendentalidad recíproca entre dos o más personas (comunidad) es de mayor valor que la trascendentalidad de un solo hombre hacia el mundo de las cosas, de las tareas o el servicio a los otros. La auto-trascendencia personal prepara la recíproca y ambas se complementan y potencializan”

Consideramos que la persona espiritual es autotrascendente y si bien en ella está todo lo que necesita para ser plena es preciso que actualice esa plenitud saliendo al encuentro del afuera que le otorga esa condición. Esa naturaleza auto-trascendente se manifiesta en nosotros a través de dos tendencias transitivas que llamamos tendencia a la asociación y tendencia comunitaria. Y nos presenta interrogantes y posibles soluciones que hemos desarrollado en nuestra práctica de muchos años de la Logoterapia Grupal. Estamos seguros en esta práctica que nuestra propuesta responde a la naturaleza de la persona espiritual, potencia sus mejores recursos auto trascendentes y se despliega en una dinámica de ayuda mutua.

En nuestras postulaciones para desarrollar la Logoterapia Grupal incluimos, claro está, referencias a otros investigadores, desde una fundamentación teórica fenomenológica-existencial que abarcará la descripción y comprensión existencial de esa Persona que nos consulta y a la que sugerimos se integre en esta dinámica grupal propuesta.

Este ser humano, hombre o mujer, que nos consulta se nos presenta como un ser en crisis que siente peligrar su identidad por acciones o acontecimientos de su historia personal debiendo optar entre salud o enfermedad, alteridad o alienación. Al incorporarse al proceso de este tipo de psicoterapia lo identificamos como un ser que en las dimensiones espacio-temporales inaugura una nueva subjetividad y con ella enfrenta su historia, en peligro de deriva. Enfermedad es alienación (alienus=extranjero). Salud es la posibilidad de trascendencia. En el despliegue de su existencia, reflejado en su actividad en el grupo, expresa su modo de relacionarse con el mundo y ese es el fundamento principal que trabajamos.

          Participar en una actividad psicoterapéutica es un tener que adecuarse, un tener-que-ser de acuerdo a la nueva realidad que le presentan sus compañeros de grupo y el psicoterapeuta. Un tener-que-ser de aquel que no siempre eligió libremente su destino y del que, por consiguiente, no puede responsabilizarse plenamente. Un ser que se angustia frente a la posibilidad de no-ser-capaz-de-ser. Una persona en crisis que se acerca porque siente que simplemente transita la existencia, que pasa por alto y en silencio su circunstancia. Es alguien que, en un ejercicio de su libertad, ha dado un salto a un mundo nuevo que le propone cambios. Es un ser que se despliega en el encuentro con los otros en ese mundo nuevo. Observa su existencia y se pregunta: “¿Quién soy yo en este mundo?”. Aspira a la coexistencia pero le es difícil establecer un modo de relación de encuentro, con los otros, en ese mundo. Lo singular de su existencia se enfrenta a un universo nuevo y desconocido.

Si acepta el riesgo de la predisposición que sensibiliza, del ambiente que precipita, del tiempo que lo determina y de la libertad que aún condicionada le permite trascenderse, podrá encontrar la autenticidad de su existencia a pesar que las circunstancias se le impongan.

Metodológicamente hemos encarado el desarrollo de las investigaciones sobre persona, personalidad y grupos desde una fundamentación epistemológica basada en la fenomenología comprensiva y descriptiva. En Ciencias Sociales es necesario tratar la comprensión y la explicación como dos momentos distintos del conocimiento, encarando las estrategias epistemológicas con un sentido critico pero con un abordaje metodológico capaz de derivar de estas reflexiones consecuencias prácticas para la investigación.

Muchas veces ha habido dolores en la propia vida que no han sido elaborados convenientemente y esperan aún ser “digeridos” o trabajados como reflexión por los pacientes consultantes. En especial aquellos contenidos de la personalidad relacionados con lo que Frankl llamó la “tríada trágica” de nuestra existencia: muerte, culpa y sufrimiento. La experiencia frente a estos sentimientos de contenido existencial primordial puede no haber sido comprendidos en su verdadera dimensión y permanecer la persona sin obtener una respuesta para su sentido. Permanece relacionado con esas experiencias frustrantes que ocupan toda su cotidianeidad y no le permite la adaptación y la autotrascendencia. Su vida se convierte en una serie de acontecimientos que van siendo acompañados por una gran frustración existencial.

Por ilustrar lo que conseguimos con la actividad grupal diremos que salud y libertad están siempre íntimamente ligadas, ya que lo que caracteriza al hombre sano es el sentimiento del uso de la libertad en su peculiar modo de existencia pero ligada a la responsabilidad frente a la comunidad a la que pertenece. Cuando hacemos coincidir nuestra libertad con el orden asignado a nuestra vida personal en la comunidad, nos sentimos sanos.

La enfermedad mental, en cambio, es el anuncio de nuestro apartarnos de la expresión auténtica de nuestro proyecto y la constatación de nuestra integración a un mundo extraño, extranjero. Es necesario recordar aquí que, etimológicamente, extranjero está ligado al concepto de aquel que fue desterrado de la patria, el “alienus”, más allá de la línea demarcatoria de la Ciudad de Roma. Este concepto se relaciona con “extraño” (del latín “estraneu” y de allí se deriva “extranjero”) que es “aquel que viene de otro país”. 

En este trabajo continuamente oponemos “alteridad”, como la posibilidad de ser uno mismo, libre y responsable, frente al otro, a “alienación” como el poder ilegítimo de lo inauténtico que ocupa el primer plano de su existencia e impide la plenitud del ser y el uso responsable de su libertad.

En el despliegue de la existencia mundana cada hombre se enfrenta con la soledad de su proyecto, una tarea formidable que intenta superar la angustia por la finitud de su propia empresa. Cada uno es único e irrepetible frente a este proyecto. Y la tarea se presenta como una lucha constante por sostener el sentido de vida.

Siempre nos preguntamos ante la realidad de una persona que consulta ¿Será capaz de estructurar una decisión libre y responsable? El interrogante asaltará su conciencia, una y otra vez. La conciencia, descripta fenomenológicamente, se presenta como la expresión de la posible adaptación a la realidad, como el original despliegue de la reflexión creadora y como un sistema personal.

El campo de la conciencia tiene límites precisos que se organizan entre lo que la realidad me presenta y lo que yo capto. Frente a una experiencia nuestro consultante extrae del pasado, de la memoria, los contenidos necesarios para la construcción de lo vivido en el presente. Dicha situación supone una “reserva de recuerdos”, conformados en un inconsciente mnésico, que se relacionan con otra importante “reserva”: aquella de los automatismos y costumbres que sostienen la actualidad de su organización. Según H. Ey “ser consciente es vivir la particularidad de la propia existencia, transponiéndola en la universalidad de su saber”. Este saber se manifiesta en la estructura compleja de la vida misma que pone al sujeto en relación con los otros y con el mundo. En esta actividad de relación interpersonal, la conciencia juega un papel organizativo esencial que se manifiesta como “experiencia sensible actual”

Esta manifestación en el presente involucra a los sentimientos vividos, incorporados como experiencia, haciéndolos vibrar como una suerte de diafragma que se incorporan a los analizadores perceptivos pero que lo hacen elaborando e integrando las conductas al campo fenoménico de la conciencia en totalidad La consideración de la conciencia en estos términos permite que no nos contentemos con la descripción y análisis de los mecanismos parciales o constitutivos de esa conciencia (memoria, percepción, esquemas intelectuales y lenguaje), ni siquiera en sus movimientos transitivos analizados desde la intencionalidad, los desarrollos y las relaciones del particular “modo-de-ser-en-el-mundo” de la persona, de sus relaciones con los otros y con las razones de su “Dasein” y praxis mundana.

A poco que meditemos con atención acerca de estos creemos que es posible comprender este proceso e iluminar la zona gris de dudas que provoca el análisis de las consecuencias de la decisión de un ser humano sobre su proyecto y, consecuentemente, sobre su sentido de vida.

Eugenio Fizzotti viene en nuestra ayuda cuando dice: “...se identifica la libertad con la posibilidad de satisfacer todo capricho, todo impulso, todo deseo. Ser libres significaría “hacer lo que me gusta”, y al mismo tiempo estar privados de ciertas preocupaciones y de ciertas cargas. Pero hay más. A veces la libertad se entiende como la eliminación de toda coacción, opresión, turbaciones psíquicas y físicas; o como independencia frente a cualquier género de ley ética. /.../ Sin embargo, la autenticidad de la libertad se debe buscar en un dato de capacidad interior y posibilidad por conocerse y determinarse, según un proyecto existencial esbozado una vez y, progresivamente, aclarado y delineado con mayores puntualizaciones.   

Concebir la libertad sólo por lo que muestra de negativo sería coartar el amplio e inexplorado reino del alma humana. Efectivamente, la libertad no existe sólo “en” estructuras, en elementos exteriores o interiores, en opresiones más o menos acentuadas. La libertad es sobre todo “para” algo, para una actitud, para una decisión, para la realización de valores. Y en este positivo dirigirse a lo que la libertad aporta al hombre se encuentran delineadas las directrices fundamentales de la existencia humana”.

Es común oponer a estos conceptos las objeciones a lo expresado o fundamentado por la corriente existencial. Surgen críticos que postulan que la percepción de esta libertad es una ilusión o engaño, especialmente en las personas con trastornos en la personalidad o aquellos sometidos a duras condiciones de vida o aislamiento.

La cuestión, siempre planteada en la consideración de estos temas, es si el hombre es capaz de tomar una decisión oponiéndose a los determinantes de su conducta. No es tarea única de la farmacología o de la psicoterapia suscitar esta libertad frente a las determinaciones o condicionamientos. En las “situaciones límite” el hombre ha sabido mostrar, a lo largo de la historia, que es posible superar condicionamientos o limitaciones de solución impensada.

Reconociendo los condicionamientos biológicos, psicológicos y sociológicos y afirmando que el hombre no está libre de esos condicionamientos pero que no es “libre de algo, sino libre para algo” podemos decir, en otras palabras, que es libre para tomar una posición frente a todo condicionamiento. Viktor E. Frankl  describe su caso personal de limitación extrema en campos de concentración para ilustrar sobre un “determinismo” que pasa por alto esa auténtica posibilidad del hombre.       

Como Profesionales de la Salud debemos analizar, muy especialmente, aspectos de la personalidad de los consultantes que faciliten una decisión libre y responsable y favorezca su adaptación a la vida social y laboral de la comunidad a la que pertenecen.

La importancia de la consulta de una persona que inicia un proceso personal para lograr el uso pleno de su libertad, la elaboración de un proyecto vital auténtico y responsable, junto con la mencionada capacidad de autotrascendencia recíproca nos compromete y obliga como Profesionales de la Salud. Una primera obviedad surge con la necesidad de considerar que el proceso implica “un comienzo” y “un logro posterior generalmente llamado alta”.  Se parte desde un grupo que influye, necesariamente, de acuerdo a las condiciones personales frente a diferentes circunstancias externas reaccionando de diferentes formas cada uno de sus integrantes. Señalemos la importancia de la personalidad previa del consultante, las características psicológicas predominantes, su historia vital y su presente. Pero no acentuemos las diferencias teóricas que muchas veces nos enfrentan con distintos modos de interpretación de la realidad. Tengamos en cuenta a la Persona como totalidad y actuemos en consecuencia.

         No podemos afirmar que su historia personal y la universal se oponen sino que se re-asumen en un proceso dialéctico en constante movimiento. Este es el lugar de la temporalidad, allí donde el ser humano vive dramáticamente su tiempo, recibe una cultura, la aprehende, la interioriza para después producir una síntesis particular, su original movimiento histórico, su especial modo de respuesta.

Para asistir a nuestro consultante en este importante proceso es necesario conocer, previamente, aspectos teóricos sobre psicopatología, dinámica grupal, relaciones de encuentro en la psicoterapia y formación. Todo especialista en el tema deberá acudir a los autores clásicos sobre el tema y consultas con la bibliografía actual para facilitar la asistencia del consultante.

Nos preguntamos, ante estas situaciones, la importancia de “la mirada del otro” sobre los proyectos y surge a nuestra memoria la famosa frase de Jean Paul Sartre “el infierno son los otros”, como resumen de las vicisitudes de sus personajes en “A puertas cerradas”.

Resumiendo, podemos decir que el consultante es un ser que, en las dimensiones espacio-temporales, inaugura una nueva subjetividad y con ella su historia en peligro de encontrarse a la deriva. Si acepta el riesgo de la predisposición que sensibiliza, del ambiente que precipita, del tiempo que lo determina y de la libertad que aún condicionada le permite trascenderse podrá encontrar la autenticidad de su existencia a pesar que las circunstancias se le impongan.

 Dr. José Martínez-Romero Gandos - A Coruña - Galicia - España      jmrsentido@gmail.com   marzo de 2023

Martínez-Romero Gandos, J. (1989) LOGOTEST - Un instrumento eficaz en logoterapia, Revista: "LOGO: teoría, terapia, actitud", Buenos Aires, Año V, Nr.8,    Mayo 1989, p. 4.

Martínez-Romero Gandos, J. (1989) LOGOTEST - Un instrumento eficaz en        logoterapia, Revista: "LOGO: teoría, terapia, actitud", Buenos Aires, Año V, Nr.8.

Martínez-Romero Gandos, J. (1990b) Love and Logotherapy”, en “Newsletter, Vol. 3,       Nº 2, July 1990. The Australian Society of  Logotherapy, Footscray, Vic. 3011,           Australia.

Martínez-Romero Gandos, J. (1995) El logoterapeuta frente a la consulta familiar, Revista: "LOGO: teoría, terapia, actitud", Buenos Aires, Año XI, Nr.21, noviembre 1995, p. 25

Martínez-Romero Gandos, J. (2003) Una prueba proyectiva existencial: Test de las Cuatro Láminas de van Lennep. Trabajo presentado en el VI Congreso Nacional        de Psicodiagnóstico, Córdoba, Argentina, octubre de 2002 y publicado en el Boletín de ADEIP Asociación Argentina de Estudio e Investigación en Psicodiagnóstico en el Nº 46, año 15, de abril de 2003. ISBN 0328-5650

Martínez-Romero Gandos, J. (2005a) “Appello e cure a malati di cancro”, publicado         en “Logoterapia Applicata – periodico scientifico divulgativo di analisi         esistenziale” (Associazione di Logoterapia Italiana), Nº 5, 2005.    http://www.logoterapiaapplicata.it/primapagina/articlex.asp

Martínez-Romero Gandos, J. (2005b) Logoterapia en la atención a víctimas de      violencia doméstica Trabajo presentado en el Congreso Latinoamericano de Logoterapia y Análisis Existencial, Buenos Aires (Argentina). Junio de 2005.

Martínez-Romero Gandos, J. (2005c) Retos de la Logoterapia Grupal en la Psicología del S. XXI. Trabajo presentado en el Primer Encuentro Mexicano de Logoterapia de Grupo. Puebla (México).

Martínez-Romero Gandos, J. (2006) ¿Es posible fundamentar, desde la Analítica Existencial, la Logoterapia Grupal? Comentarios personales sobre “El Ser y el Tiempo” (Heidegger) y su posible relación con la actividad grupal. Publicado en   la Revista Siso-Saúde Nº 43 – otoño 2006 – A Coruña editado por la Asociación          Gallega de Salud Mental

Martínez-Romero Gandos, J. (2015) Lenguaje, hermenéutica y psicoterapia existencial. Revista Latinoamericana de Psicoterapia Existencial. Año 5, Nº 10. http://www.alpepsicoterapiaexistencial.com/assets/revista_latinoamericana_102.          pdf

Martínez-Romero Gandos, J. (2016) Traducción de la Definición de Psicoterapia Existencial. Confederación Mundial de Psicoterapias Existenciales. Publicada en        Revista Latinoamericana de Psicoterapia Existencial UN ENFOQUE COMPRENSIVO DEL SER.  Nº13.

Martínez-Romero Gandos, J. (2017) Utilización de máscaras en el proceso psicoterapéutico. Teoría y práctica desde un enfoque humanístico-existencial.    Publicado en Revista Latinoamericana de Psicoterapia Existencial. Un enfoque compresivo del ser. Nº15.

Martínez-Romero Gandos, J. (2020) Logoterapia grupal. Notas para una práctica con sentido y fundamentación Analítico Existencial, Editorial Académica Española, Mauritius.

Martínez-Romero Gandos, José (1990a). The meaning crisis in affluent society, Berkeley, Ca. EE.UU. en: “The International Forum for Logotherapy”, V.13, Nª 1.

Martínez-Romero, J. (1988). Group Logotherapy in Latin América, Berkeley, Ca., EE.UU., en: International Forum for Logotherapy, V.11, N° 2. Maslow, A. (1983). El hombre autorrealizado. 5ª ed. Editorial Kairos, Barcelona.

CITAS EN EL TEXTO

 [1] Martínez-Romero Gandos, José (2022) Psicoterapia fuera de la consulta. Encuentro e interacción desde el análisis existencial y la logoterapia. Edición del autor. En Amazon e-book y en papel.

[2] Martínez-Romero Gandos, José (2021) Logoterapia grupal. Autotrascendencia recíproca. Fundamentación y práctica. Editado en Amazon e-book y papel. Edición del autor.