Dr. Frankl y Dr. Martínez-Romero en Caracas 1985

miércoles, 17 de junio de 2020

Apelación y cura en personas con diversidad funcional desde el Análisis Existencial y la Logoterapia


Dr. José Martínez-Romero Gandos
A Coruña – Galicia – España

Curriculum:
  • Doctor en Psicología por la Universidad del Salvador (Argentina)
  • Doctor en Psicología por la Universidade de A Coruña (España)
  • Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires (Argentina)
  • Profesor Normal, Especial y Universitario por la Universidad de Buenos Aires (Argentina)
  • Director del Centro Sentido – A Coruña – Galicia – España
  • Desde 1970 práctica profesional en psicoterapia individual, familiar y grupal.
  • Formación en Análisis Existencial y Logoterapia.
  • Miembro acreditado de la Asociación Internacional de Logoterapia y Análisis Existencial (Viena); ;
  • Miembro Fundador de la Fundación Argentina de Logoterapia “Viktor E. Frankl”.
  • Presidente de la Asociación Gallega de Análisis Existencial y Logoterapia – Galicia - España


“Si eres neutral en una situación de injusticia elegiste el lado del opresor”  Desmond Tutu.




La sociedad, en general, fracasó en el reconocimiento de derechos a las personas con diversidad funcional. Este “neo-concepto”, diversidad funcional, tuvo éxito desde los primeros momentos en que fue defendido por colectivos integrados por personas con serias limitaciones funcionales. Sustituye, creo yo convenientemente, al concepto de “minusválido” que significa, literalmente, que vale menos. También sustituye a “discapacitado” referido a alguien que es anómalo en sus capacidades y refiere a un mundo en el que se mide y calcula en función de rendimientos ubicando a estas personas en una especie de sub-especie evaluada por mayorías estadísticas. 
            A lo largo de la historia reconocemos una estrategia de muchas sociedades en las que existe un doble discurso entre el concepto de  “asistencialismo salvador” y la culpabilización sirviendo este doble discurso para lavar la moral que, en el fondo, siempre entendió que el gasto en estas personas o el reconocimiento de sus derechos era un desperdicio. La segregación del sistema educativo, laboral o asistencial llega, en ocasiones, a proponer abortos ante ciertos diagnósticos o esterilización en personas que llegan con sus dificultades a la edad adulta.
            Me gustaría introducir aquí una situación que presencié, protagonizada por el Dr. Viktor E. Frankl en Caracas en el año 1986 en ocasión de celebrarse dos congresos consecutivos de Familia y de Logoterapia. La Conferencia del Dr. Frankl versaba sobre familia y paternidad responsable. Al final de la Conferencia un asistente, ubicado en las últimas filas del enorme auditorio relató a Frankl que él era periodista, escritor y profesor celebrando sus logros profesionales como un homenaje a su madre quien, durante su embarazo, le fue sugerido por los médicos tratantes que abortara porque el niño nacería con problemas que lo llevarían a una vida desgraciada. Evidentemente la madre no abortó y el niño nacido fue querido y enseñado a valorar la vida como siempre con sentido.
            Podríamos decir que parecía solamente un comentario de apoyo al discurso de Frankl si no hubiéramos sido testigos de un hecho impresionante: Frankl invitó a esa persona a subir al escenario. Con dificultad por su diversidad funcional extrema debida al uso de talidomida en el embarazo el hombre se dirigió hasta el conferenciante. Frankl lo saludó, le cedió su silla, permaneció de pié a su lado y dijo: “Solamente por escuchar el testimonio de este señor valió la pena mi largo viaje desde Viena hasta Caracas”. Lo dejó en su sitio y se retiró del escenario para que él pudiera recibir merecidos aplausos.
            Nosotros afirmamos, desde la Analítica Existencial y la práctica de la Logoterapia, que esta situación existencial de la persona en el Congreso como la de cualquier paciente que nos consulta es “única e irrepetible” y  coincidimos con la generalidad de nuestros colegas en que es respuesta inmediata al desarrollo de numerosos dinamismos psíquicos que han establecido una personalidad a lo largo del tiempo y que se presenta en la realidad del “aquí y ahora” como una realidad diferente. La realidad de un ser humano que sufre y padece una discapacidad que lo condiciona en algún grado. Una realidad que, sea cual sea el pronóstico, le coarta su libertad de desarrollar un proyecto de plenitud y le amenaza el sentido de vida.
            La Logoterapia es un accionar teórico y técnico que procura ayudar al discapacitado a asumir la existencia como real, a pesar del sufrimiento, contribuyendo al desarrollo de todas sus potencialidades y capacidades para que actúen en función de ellas y encuentre el sentido “a pesar de todo y aún en las peores circunstancias”
            Decía Viktor E. Frankl: “Me atrevo a decir que no hay nada en el mundo que ayude más efectivamente a una persona a sobrevivir, aún en las peores condiciones, que conocer el sentido de su vida”. Seguramente la madre de este señor citado le transmitió valores de actitud frente al dolor, la enfermedad y la muerte que fueron acicate para el desarrollo de una acción de vida responsable. No tenía ni atribuía culpa a nadie porque la actitud del hombre siempre significa decidir sobre lo que ha de hacer de sí mismo. Y agrega Frankl “Debemos intentar enseñar un optimismo sobre el modelo de otras personas que han vivido y sufrido el optimismo trágico antes que nosotros. Lo que no es posible, es un optimismo por decreto. A nadie podemos ordenar que sea optimista o que espere contra toda esperanza”.
            La meta de la psicoterapia analítico-existencial es poder ayudar al otro a vivir con auto-aprobación (autenticidad). Según la antropología analítico-existencial el hombre alcanza la realización de su existencia cuando afirma su compromiso con los valores y se proyecta en un “sentido”. Como psicoterapia fenomenológica personal, el trabajo está dirigido hacia una vivencia libre, hacia tomas de posición auténticas y hacia una relación auto-responsable con la vida (propia) y con el mundo. Y recordar siempre que Frankl definía su teoría y práctica como “Analítica Existencial y Logoterapia”.
La relación de encuentro que se produce en la asistencia a estas personas, especialmente en aquellos casos más difíciles, siempre crece y se desarrolla por la acción que ejercen ambos protagonistas: el paciente y el profesional asistente.
            Es una relación que solamente podemos describirla desde un punto de vista casi literario. Por ello siempre decimos que el encuentro es “una relación inefable”. No se puede hablar de ella. Hay que vivirla en un nosotros único y muy especial.
            No es una realidad que podamos delimitar ni tampoco programar más allá de la aplicación del “arte” que cada uno de nosotros aplica desde su profesión. Existe necesidad recíproca de preguntas y respuestas. De gestos, de actitudes, de acercamientos y aún de caricias. El profesional pregunta y el paciente responde. No siempre en forma oral. Puede hacerlo corporalmente.
            El paciente también interroga. Quiere saber acerca de quién es esta persona que se acerca y sobre su propia existencia. Se vincula con el cuidador como él sabe, como él quiere o como él puede. El profesional no siempre “sabe” que decir o qué hacer con el paciente, no siempre “quiere” decir o muchas veces “no puede decir”.
            Esto puede generar resistencias en ambos márgenes de la relación de encuentro. La resistencia “cierra” la posibilidad de apertura en la relación. Si la relación es ocasional, tal vez ambos protagonistas deseen “olvidar” el encuentro. Pero esta resistencia originará conflicto si se mantiene en el tiempo. Seguramente.
            Para vencerla es necesario establecer una relación “original” que vincule a ambos de manera tal que permita la aparición del “diálogo”. Esta puesta en común, esta “comunión”, es la raíz original de lo que, habitualmente, llamamos “comunicación profesional-paciente”.
            Cuando encaramos un tema de la complejidad que nos ocupa tenemos que aceptar que de esta forma de comunicación surgen una ilimitada cantidad de técnicas que se distinguen por el diferente grado de flexibilidad o rigidez en la realidad circunstancial del encuentro con el que solicita ayuda o el que merece ayuda.
            Médicos y psicólogos incrementan sus estudios, investigaciones y comunicaciones científicas para esclarecer ideas que les permitan dar respuesta a los interrogantes y angustias que las familias les presentan desde el momento de la aparición del primer síntoma.
Cuando la respuesta a estos interrogantes no es sencilla, ni fácil, ni siempre conocida, muchos profesionales se sienten desvalidos para actuar y poco preparados para afrontar esta difícil situación.
Técnica versus comprensión. Preparación técnica eficiente versus la toma de conciencia de los límites de su ciencia y arte. Persona doliente que pide comprensión versus un entorno limitado en sus respuestas.
No hay reglas para enfrentarse a esta difícil situación pero sí hay formas particulares y únicas de acercarse a ese ser que sufre y padece una patología que lo diferencia de los demás. En estas circunstancias la comunicación entre el profesional y el paciente no está limitada a la expresión verbal del discurso. Acceder desde el nivel profesional al conocimiento de la situación[FT1]  y poder comunicarlo es uno de los momentos más difíciles que debemos enfrentar en nuestra diaria actividad asistencial.
Es necesario compartir nuestro estar dispuestos a ayudar al otro como Persona. Darle la libertad de elegir la manera de ser ayudado, de acuerdo a su peculiar modo de personalidad y modo de relación con los otros.
Es apelar al otro. La apelación es un llamado. Un llamado a la Esperanza. No es ocioso recordar aquí que “la esperanza es el arma de los indefensos y por eso tiene eficacia” (Gabriel Marcel). Este llamado, esta apelación, nos coloca en interlocutores de privilegio en un tema de la mayor importancia para el discapacitado. Al respetar su proyecto de vida, al ayudarlo a aceptar las modificaciones que la enfermedad le impone le estamos ofreciendo la posibilidad de elegir una nueva forma de vivir.
Si el profesional conoce bien la situación y el futuro acontecer, deberá estar dispuesto a continuar aliviando el dolor físico pero sin evitar compartir el dolor psíquico y moral del paciente. La comunicación se torna, en estos casos, en el principal instrumento de la “pastoral médica” (V.E.Frankl). No es una sustitución del papel de la familia, los amigos o los religiosos que se acerquen. Es contribuir a una mayor plenitud de vida a través del intercambio de actitudes y gestos de acompañamiento que revitalizarán los momentos más importantes de su biografía haciéndola valiosa de haber sido vivida.
Si el paciente ha dado a entender su real deseo de saber y sobrellevar la situación es inútil o perjudicial escapar a esa responsabilidad profesional de la comunicación. Establecer una comunicación deficiente es coartarle la posibilidad de elección y responsabilidad sobre su existencia real.
La Logoterapia, Tercera Escuela de Viena que fundara Viktor E. Frankl, considera que el psicoterapeuta puede ayudar a la persona que consulta apelando a la posibilidad de traspasar sus propios límites, pasar por encima de su facticidad (la diversidad funcional) y la frecuente aparición de una posición fatalista que casi siempre la acompaña logrando una dimensión completamente nueva: vida con sentido, a pesar de todo, respeto de la auto-trascendencia, apertura al amor y permisividad para la libertad individual. Transformar las tensiones de un “yo”  en crisis para que se produzca un “nosotros” (familia, amigos, terapeutas).
La actividad profesional implicará juegos de dramáticos silencios convocantes, actitudes de espera, continencia de la angustia, desarrollo de caminos de libertad sin imposiciones, creando el lugar apropiado para la confianza y desarrollando una creatividad técnica basada en la utilización de “palabras límites”: fe, camaradería, sufrimiento, sentido, esperanza, amor, solidaridad, cuidado del otro, que forman parte de lo que en algunas Conferencias denominamos “el almacén logoterapéutico”.
Estar, sinceramente, a disposición del otro. Amarlo como ser humano que sufre. Evitar que dé pasos peligrosos. Permitirle elegir su camino sin condicionamientos. Ayudarle a superar la paradoja entre la inmanencia y la trascendencia. Este es el juego de roles que permite el ejercicio de la Logoterapia para los psicoterapeutas formados. El Logoterapeuta renuncia antes de empezar el tratamiento. Renuncia a promoverse. Renuncia a la posibilidad de dominar al otro. Renuncia a muchas recompensas.
Practica, entonces, la “apelación”, el llamado. Y en esto consiste la “cura”, el cuidado.
Paradojalmente, el sufrimiento nos ha iluminado el camino que nos lleva a la puerta de la trascendencia. Pese a la dependencia que los trastornos generan, llena de rispideces y obstáculos, la libertad interior actúa como un ariete que rompe ese cerco de dolor o sentimientos de pérdida que lo cerca y activa la capacidad de sobreponerse para seguir adelante “a pesar de todo”. El sufrimiento actúa como un filósofo interior que cada uno posee y que revela el valor de la vida, iluminando, haciendo transparente lo que parecía tan impenetrable, abriendo regiones hasta entonces veladas y enriqueciendo, verdaderamente, la existencia.
Por supuesto que por “sufrimiento” nos referimos a aquel que no es fácil o posible superar. Debemos acudir a la superación del sufrimiento innecesario. Solamente ante el sufrimiento impuesto por las circunstancias de la discapacidad, aquello de lo que no podemos escapar, debemos poner en marcha los valores actitudinales. Soportar aquello que es evitable es, simplemente, masoquismo o estupidez.
Algunos psicoterapeutas aíslan esta posibilidad de superación del sufrimiento por el sentido acentuando la realización parcial de algunos aspectos del hombre perdiendo de vista su personalidad pluritemática y multidimensional. “Curan” su cuerpo. “Curan” su psique. “Curan” su relación interpersonal social. Pero olvidan la “cura” de la dimensión especial que nos diferencia como personas: el espíritu.
Ninguna circunstancia debe imponer límites a la vida. Ni enfermedades de cualquier tipo, ni circunstancias personales, ni sociales, ni pseudo-universales ni pseudo-científicas. Cualquier Psicología que prescinda del amor, del encuentro y de la comunicación separa al ser humano de sus referentes originales e intencionales. La cualidad trascendente de la realidad humana se potencia en el encuentro auténtico profesional-paciente. Para lograr éxitos en el campo de la psicoterapia, especialmente en el campo de la diversidad funcional,  debe combinarse las técnicas (estimulantes y bienvenidas) con la incorporación de un elemento de arte que supere las limitaciones de la Ciencia en la consideración de su genuina dimensión que es la dimensión espiritual (Frankl).
Esta es la “cura”. “Cura” es una voz latina que designa “cuidado, preocupación”. Nuestra “preocupación” principal fue establecer si quien acude mostrando una diversidad funcional es una Persona con posibilidad de “curable”. Podemos afirmar que sí en el sentido que le dimos a este trabajo.



BIBLIOGRAFÍA
  1. Frankl, V. E.  (1986) “El hombre en busca de sentido”, Barcelona, Ed. Herder, 7ª. ed.
  2. Frankl, V. E. (1987)  “El hombre doliente”, Barcelona, Ed. Herder.
  3. Frankl, V. E. (1988)  “La voluntad de sentido”, Barcelona, Ed. Herder.
  4. Frankl, V.E. (1978) The unheard cry for meaning. Touchstone book. Simon and Shuster, New York.
  5. Gilbert, Paul (2014) Terapia centrada en la compasión, Editorial Desclée DeBrouwer. Biblioteca de Psicología.
  6. Laín Entralgo, Pedro (1983) Teoría y realidad del otro. Alianza Editorial, Madrid.
  7. Martínez, Yaqui Andrés (2012) Filosofía Existencial para Terapeutas y uno que otro curioso, Colección Sentido, Ediciones LAG, México.
  8. Martínez-Romero Gandos, José (2005) “Appello e cure a malati di cancro”, publicado en “Logoterapia Applicata – periodico scientifico divulgativo di analisi esistenziale” (Associazione di Logoterapia Italiana), Nº 5. http://www.logoterapiaapplicata.it/primapagina/articlex.asp
  9. Martínez-Romero Gandos, José (2006) ¿ES POSIBLE FUNDAMENTAR, DESDE LA ANALÍTICA EXISTENCIAL, LA LOGOTERAPIA GRUPAL? Comentarios personales sobre “El Ser y el Tiempo” (Heidegger) y su posible relación con la actividad grupal. Publicado en la Revista Siso-Salud Nº 43, otoño 2006, Asociación Galega de Saúde Mental, Galicia, España. ISSN: 1130-1538
  10. Martínez-Romero Gandos, José (2015) Lenguaje, Hermenéutica y Psicoterapia Existencial. Publicado el 6 de abril de 2015 en la Revista Latinoamericana de Psicoterapia Existencial, Nª 10 http://www.alpepsicoterapiaexistencial.com/revista/REVISTA_LATINOAMERICANA_10.pdf
  11. Yalom, I. D. (1985)  “Psicoterapia Existencial”, Ed. Herder, Buenos Aires.




sábado, 13 de junio de 2020

COMENTARIOS EN LAS REDES SOBRE EL COVID-19 QUE ACTUALIZAMOS


   Estamos transitando junio del año 2020 en medio de una pandemia por COVID-19 que ha dejado miles de muertos, infectados con o sin síntomas y un confinamiento generalizado que empezamos a abandonar en función de medidas gubernamentales y opinión de expertos.
   En un mundo globalizado como el actual las noticias, opiniones y discusiones sobre el tema se multiplican vertiginosamente y nos inundan en medios y círculos especializados.
   Personalmente estuve dedicado en las últimas semanas a recibir y comparar opiniones de colegas de la Psicología y otras ciencias afines. Escuché videos y transmisiones directas desde México, Perú, Colombia, Chile, Inglaterra y España. En este último país, en el que resido desde hace 20 años, tuve oportunidad de escuchar opiniones transmitidas en una mesa redonda que organizara la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar FEATF tratar el tema “Virus, Ciencia y Conciencia”.
   Coincidí con el pensamiento de colegas, excepto con el de una joven bióloga que habló sobre el virus y sus posibles vacunas desde el conocimiento de su ciencia, que yo desconozco por supuesto.
Muchos de nosotros hemos estado confinados en el hogar por más de 60 días.       Mientras tanto, allá afuera, las ciudades intercambiaban su ruido por silencio, menos tráfico y no había gente en las calles. Cuando salimos a la calle, como si fuera la primera vez, nuestra mirada se centró en una multitud de aspectos familiares, pero ahora con una nueva perspectiva y atractivo.
   Tratando de asumir esta realidad del Siglo XXI nos fijamos en el pasado para intentar comprender o justificar la pandemia y los actos de gobiernos y personas al respecto. Pero nuestro presente, este instante especial en medio de la pandemia puede no satisfacernos. Dirigimos, entonces, una mirada al futuro para imaginar una salida aceptable para nuestro bienestar y comunicación con nuestro entorno.
   Lo primero que destaca en todos los comentarios es que no estamos preparados para una crisis del calibre de la presente situación. La crisis nos sorprendió aunque nos recordaran, rápidamente, todas las pestes y desastres anteriores sufridos a escala mundial. Nos dicen los historiadores: “siempre que hubo pestes nos enclaustramos y esperamos que pasara”. Otros registraron los millones de muertos. “Siempre en las pestes se cerraron fronteras y se impusieron normas militares de control de la población”, agregan. En muchos de esos períodos históricos no hubo psicólogos o sociólogos que registraran o comentaran los efectos negativos sobre la salud mental y la comunicación de nuestros antepasados.
   Los políticos actuales se limitan a gestionar el presente teniendo una visión nublada de las perspectivas futuras y de las acciones pertinentes para esa situación. Se necesita algo más que gestionar la pandemia actual. Se necesita considerar la complejidad de la situación que afecta a personas, comunidades, instituciones y medios de producción.
   En esa mesa redonda me sorprendió positivamente la opinión de un filósofo, el Dr. Daniel Inneraty, quien describió perfectamente esto que comentamos y los moderadores nos recomendaron su libro “Una teoría de la democracia compleja” en el que señala la posibilidad que en ese futuro se cree un “sistema organizado de alertas tempranas” que nos permita y les permita a los responsables de la salud mundial decidir que se va a hacer después. Decisiones que no podrán eliminar o modificar su carácter dramático.
¿Quién ganará la batalla? Espero que la naturaleza y los hombres haciendo uso de su capacidad de predecir y encontrar soluciones llámense éstas vacunas, solidaridad, reparto equitativo de los bienes imprescindibles para la supervivencia, etc.
   Lo que seguramente será común y universal será la incertidumbre. Hoy esa incertidumbre aún permanece provocando ansiedad. ¿Cuándo podremos abrazarnos, salir normalmente a nuestro mundo, dejar de usar mascarillas o reunirnos o reunirse la gente en número y sitios de su incumbencia? Chi lo sá!!!
   Lo que sí sabemos porque lo estamos comprobando los psicólogos a partir de consultas de personas que sufren efectos posteriores al sufrimiento del COVID-19 o el de sus familiares, especialmente cuando hay muertes cercanas, es que esta pandemia afecta la salud mental de todos nosotros.
   Observamos un efecto directo por el sufrimiento en estas situaciones que mencionamos. Efectos que pueden producir secuelas tanto neurológicas como psicológicas.
   Pero hay un efecto indirecto sobre las personas que observamos a partir de sentimientos de soledad, alarma o angustia provocada por la falta de trabajo o empeoramiento de las condiciones socio-económicas. Los síntomas indirectos producidos son la ansiedad, el insomnio, la depresión y en contados casos el suicidio.
   Los que sufren intensamente son, asimismo, los familiares de los muertos por COVID-19 cuando la despedida está muy condicionada por normas o incluso estas normas impiden la despedida y la elaboración del duelo pertinente.
   Paradojalmente la opinión de los expertos de clínicas psiquiátricas o de los psiquiatras en general es que los enfermos mentales graves o crónicos como psicóticos o pacientes con T.O.C. mejoran en relación a los efectos de la pandemia, especialmente aquellos que no podían salir a la calle o estaban limitados porque su entorno transmite la realidad exterior como limitada. Los pacientes obsesivos encuentran justificación a sus síntomas y se sienten beneficiados por tener que lavarse las manos tantas veces, usar mascarillas, alejarse de determinados sitios, etc.
   No debemos olvidar una incidencia importante de la pandemia sobre los inmigrantes, las personas sin familia de apoyo, los homeless o los desocupados de cualquier oficio.
   En algunos casos la obligación del aislamiento lleva a familias a encontrar nuevos canales y formas de comunicación. O a empeorarlos. También aumentan las formas de agresión machista en parejas confinadas con conflictos previos.
   Lo que sí podemos decir que coincidimos con muchos expertos es en tener cuidado con las afirmaciones o campañas de políticos y gobernantes acerca de lo que se ha llamado “la desescalada para lograr paulatinamente llegar a la nueva normalidad”. La nueva normalidad no existe. Es un concepto errado. Existe una realidad presente, con un pasado condicionante o productor de experiencias y un futuro incierto. Normal no es lo que abunda.
 Tal vez convenga que todos los psicólogos/psicólogas recordemos los aprendizajes que realizamos (por lo menos teóricamente) cuando nos transmitían los conceptos del modelo de Olson que nos permitiría  identificar y describir las dimensiones centrales de cohesión y adaptabilidad de la familia, así como también mostrar cómo las relaciones familiares pueden distribuirse, en un balance dinámico, entre constancia y cambio (dimensión de adaptabilidad) y entre amalgamada y desligada (dimensión de cohesión).
  Les dejo un esquema del modelo de Olson para que podamos utilizar en la medida de nuestras necesidades de asistencia a familias.