Dr. José Martínez-Romero Gandos
A Coruña - Galicia - España
febrero de 2018
A Coruña - Galicia - España
febrero de 2018
ABSTRACT:
En
Educación es importante la consideración de la Misión. La contribución al logro
de los objetivos será eficiente si desarrollamos nuestra misión simple,
claramente, en forma personal, comprometida. El asesoramiento de los expertos
en Comunicación Social no debe ser “técnico”, “frío” o “resultado de una
sucesión interminable de consideraciones teóricas”. Contribuirán con su
experiencia para el desarrollo de una acción educativa proyectada sobre la
comunidad, promoviendo la perfección del Hombre en función de valores éticos de
solidaridad, responsabilidad social y
calidad de vida, facilitando la
armonía entre la autoridad y la libertad. Se desarrollan los conceptos de
Autoridad y Liderazgo en un marco de cambio paradigmático del concepto de
Misión.
Una misión debe
enunciarse en forma operativa, de lo contrario, será una mera declaración de
buenas intenciones. Deberá centrarse en
lo que la entidad educativa y los docentes quieran alcanzar, de forma tal que
todos sus miembros puedan decir “ ésta es mi contribución al logro del
objetivo”.
Esta declaración y aceptación de la misión es
fundamental porque cambia totalmente la óptica para ver a la Educación. Es
importante la adecuación de la misión a los objetivos de la gestión actualizada
sin que por ello, al aplicarla, reformulemos las condiciones esenciales de la
Persona necesarias para cumplir con la misma. Uno de nuestros errores mas
comunes consiste en transformar la consideración de esta misión en un
enmarañado conjunto de normas, procedimientos y controles que aparecen
claramente confundidos en las reuniones de la clase dirigente y la constituyen
en un “slogan” de buenas intenciones. La misión debe ser simple y clara. Nada
tiene de impersonal y nunca cumple su finalidad sin la participación
comprometida de los integrantes del equipo de trabajo.
La planificación de la actividad
para el logro de objetivos está unida a un elemento clave del proceso que es la
misión. El rediseño, actualización o idealización de la misión será algo más
que una declaración de principios generales. Debería identificar lo que
constituye la Educación.
El asesoramiento de los expertos en
Comunicación Social en temas relacionados con la misión no debe centrarse en un
proceder ideal, ni en una especialización técnica pero fría ni en una sucesión
de interminables consideraciones teóricas.
En los ámbitos científicos y en el mundo que
nos rodea hemos visto peligrar los principios fundamentales que nos distinguen
como cultura. Existe una crisis de valores y observamos que lo material intenta
imponerse sobre lo espiritual, el positivismo filosófico y político sobre el
orden natural, lo científico y tecnológico sobre la moral y la posesión de
bienes sobre el progreso digno del Hombre.
Deberíamos
contribuir con nuestra experiencia para el desarrollo de una acción educativa
que se proyecte sobre la comunidad contribuyendo a la promoción y perfección
del Hombre en función de valores éticos de solidaridad, logros en el marco
superior de la responsabilidad social y calidad de vida respetuosa de la
dignidad de la Persona. La Ciencia y la
Técnica tienen que estar al servicio del Hombre y no a la inversa. Ambos,
docentes y expertos, debemos ser fieles a esta Misión.
¿Cómo podemos lograr estos propósitos en esta
sociedad en crisis?
Debemos ajustar nuestra misión para afirmar,
repetidamente, el concepto de Educación como entidad facilitadora del
desarrollo de proyectos y valores. Una entidad que debe considerar la
posibilidad de comunicación efectiva y afectiva entre sus miembros, promover la reflexión sobre los valores y el
sentido de la vida, no olvidar la integración psicológica y social y facilitar
la armonía entre la autoridad y la libertad de sus integrantes.
El término “autoridad” debe ser
analizado según su etimología y aplicación verdaderas ya que muchos autores han
distorsionado su dimensión y sentido. Su acepción universalmente aceptada
radica en llevar a los que están bajo su tutela a la posibilidad de ser ellos
mismos, de desarrollar su propia existencia en un crecimiento que le permita
ser artífice de su proyecto personal. En su origen latino el término auctoritas
designaba la fuerza que servía para sostener o aumentar algo y el auctor,
el sujeto activo de esa auctoritas, era la persona que sostenía algo
porque él mismo la había acrecentado. Su raíz originaria conservaba al verbo augere
que significaba crecer. La auctoritas se concebía como el fundamento
bondadoso del poder, nunca en su uso arbitrario. Sin esa autoridad, interna y
externa, es imposible la garantía del bien personal y del propio crecimiento.
Es imprescindible el ajuste de la Misión a esta consideración del concepto de
Autoridad.
En el desarrollo de su
actividad docente los integrantes de la institución educativa pueden expresar
su manera personal de sentir esta misión a través de una actitud:
a) de oposición sistemática
porque han adquirido, pensando en su comodidad y economía, una posición segura
en la organización sin pensar en la finalidad principal de la Educación que
es la transformación y el desarrollo.
b) de comprensión por la
necesidad de un cambio, pero que actúan como adherentes no comprometidos,
esperando que alguien o muchos lideren este cambio paradigmático.
c) de disposición a liderar el
cambio con habilidad y aptitud para lograr la adhesión de nuevos integrantes
dispuestos a aceptar esta modalidad de la gestión.
¿Cuál es la oportunidad? La fruta
esta madura ahora. Aquellos que estén dispuestos a desarrollar una labor eficiente y a fundar su
actividad de liderazgo centrada en principios serán los partícipes de la
“revolución paradigmática” que señalara Kuhn.
Las destrezas
y aptitudes requeridas para estos papeles de líderes o de docentes con
capacidad de promover el desarrollo, las herramientas y los métodos que puedan
contribuir a perfeccionar esas destrezas y la distribución del poder en los
diferentes cargos organizacionales requerirá de imaginación, perseverancia y
diálogo para instaurar un cambio significativo en el paradigma actual de la Educación.
En este
cambio sistemico la jerarquía inadecuada, el cumplimiento imperfecto de la
misión y el olvido de las características esenciales del ser Persona, empujará
al desarrollo y aparición de nuevos líderes que estarán dispuestos a
desarrollar su labor (misión) en un ambiente cooperativo, promoviendo una
combinación singular con otros líderes, en
otros cargos, que sustenten estos mismos principios.
Las
Autoridades que acepten llevar la Institución a una mejor gestión a través de
la actividad de los grupos de trabajo deben tener en cuenta una serie de
condiciones que deben ser especificadas en la primer reunión que se mantendrá
con con los futuros integrantes de los equipos.
Por
eso lo que se pretende hacer es generar un clima institucional propicio para
lograr lo propuesto promoviendo relaciones cooperativas, destinando los
recursos económicos necesarios, fomentando la seriedad y la responsabilidad,
respetando el tiempo necesario para el proceso que se pretende iniciar, fijando
metas a corto, mediano y largo plazo, transmitiendo una visión positiva (no
exitista) del futuro de la institución educativa si se logra modificar el
presente. Los integrantes deben estar dispuestos a generar nuevas modalidades
de trabajo y aceptar los riesgos que ello comporta, favoreciendo la
participación, promoviendo y apoyando el cambio.
Deberán
reunirse para crear un consenso que revierta la realidad imperante analizada y
en proceso de cambio. Proponer la creación de un equipo de trabajo es una buena
opción de cambio.
Condiciones a tener en cuenta para la constitución de grupos
de trabajo:
- Propuesta clara de cambio.
- Comunicación clara de la propuesta.
- Implicación de los integrantes de los equipos (verdaderos actores del cambio).
- Evaluación de la motivación para el cambio.
- Condiciones para adquirir nuevas destrezas que supone el cambio.
- Previsión de técnicas para analizar los procesos observables del grupo.
- Previsión de proceso de aprendizaje y entrenamiento, si fuera necesario.
- Intención clara de que lo que se intenta mejorar es la efectividad organizacional y no cambiar a los individuos.
Los
directivos y promotores de este cambio deben estar preparados para poner en
marcha el programa y ser concientes de su responsabilidad. Toda persona que
integre los equipos deberá, asimismo, ser conciente que:
- Se siente cómoda compartiendo el liderazgo organizacional y la toma de decisiones con los otros miembros del grupo ya que prefiere trabajar en una atmósfera participativa.
- El clima en la Institución puede tener algunos conflictos y se necesita una mayor participación y reflexión del staff para planificar en función de modificar esas condiciones.
- Es necesario establecer de modo continuo una comunicación fluida con los integrantes como un grupo para afianzar el logro de las metas, favorecer la toma de decisiones y eliminar los problemas.
- Necesita la buena voluntad, colaboración y experiencia de los participantes para resolver directamente los problemas críticos de funcionamiento de la Institución.
- Es importante resolver las cuestiones críticas de su equipo para conformar un grupo profesional de conducción con posibilidad de llegar a delegar, es decir, de construir un grupo maduro.
- Hay problemas que han estado presentes sin que se los enfrente y que, para resolverlos, se necesita de todos los miembros del grupo.