(Dr. José Martínez-Romero Gandos – A Coruña –
2016.)
En el mundo globalizado y globalizante de
comienzos de este siglo XXI se han incrementado los movimientos migratorios y
padecemos conflictos bélicos que han desplazado a millones de personas que
huyen de la guerra buscando refugio, alimento y paz.
Son varias las disciplinas científicas que
se ocupan de esta población, de sus conflictos y sus necesidades. La
Sociología, la Medicina, la Psicología, el Derecho y la Asistencia Social son
las indicadas para colaborar con las instituciones que son las que debieran
liderar los procesos de resolución de conflictos y la búsqueda del equilibro
social con respecto a estas personas.
La mediación tiende a facilitar la
comunicación y la comprensión de personas de cultura diferente, a disolver los
obstáculos, malentendidos o desconocimiento en la relación entre los agentes
sociales (Administración, educación, sanidad, O.N.Gs.) y los colectivos
minoritarios.
Estas dificultades son inherentes a la
interacción social de estos colectivos, principalmente provocada por las diferencias
lingüísticas, sistemas de códigos y valores culturales y la incomprensión o
desconocimiento de las acciones adecuadas.La mediación interviene en la
resolución de conflictos de valores y normas de coexistencia entre las personas
que se integran a la comunidad y la sociedad de acogida, evitando los procesos
de aculturación, alienación o desajustes.
La
mediación es una práctica cada día más usada en los servicios e instituciones
de la Administración y las ONGs. La intervención de terceros entre partes
etnoculturalmente diferenciadas lleva muchos años allí donde se relacionan
personas o grupos con idiomas, creencias, costumbres, códigos culturales o
leyes diferentes. Se ubica en un espacio de trabajo y un marco de intervención
social. Aunque el contexto de intervención sea similar, distinguimos su función
de la de otros sectores de la acción social (animación sociocultural, trabajo
social, defensa de los intereses comunitarios).
Los
servicios de los Mediadores Interculturales se prestan en: la sanidad pública, la
Educación, en las relaciones con las Autoridades (locales, autonómicas o
nacionales), en las relaciones comunitarias o en la cultura de origen.
En todos estos ámbitos la figura del
mediador facilita la creación de puentes y enlaces entre los recién llegados,
su familia y la cultura de acogida. No se limita su actuación a la
interpretación lingüística y necesita de muy buena formación para que la
experiencia no sea contraproducente.
La actuación de los profesionales se dirige
a la asistencia de personas “carentes”. Los usuarios de los servicios de los
mediadores interculturales consideran que padecen determinados niveles de exclusión
social (desigualdad de condiciones de vida, barreras lingüísticas, culturales,
administrativas).
La
asimetría de poder y las desigualdades que existen entre mayoría y
minoría presiden y condicionan las relaciones entre los los grupos culturales en
conflicto (etnocentrísmo, identidades étnicas) que no permiten la reciprocidad
y el intercambio entre iguales, indispensables para poder negociar y llegar a
acuerdos.
En resumen, la figura del Mediador Intercultural está
referida a actuar de enlace en las situaciones en las que hay dificultad para
la comunicación. Es una intervención destinada a poner de acuerdo, conciliar o
reconciliar a personas y/o partes. Si el proceso se lleva a cabo con las
consideraciones técnicas debidas se genera un proceso creador que posibilita el
cambio del proceso inicial mediante un dinamismo activo.
Los profesionales dedicados a este tipo de
tareas utilizan un vocabulario y definiciones del proceso y su actuación que
ponemos a disposición de los lectores en una especie de “pequeño diccionario de
la actividad mediadora”.
Aculturación: Término
procedente de la Antropología Cultural adoptado por no pocos sociólogos para
significar el proceso de asimilación o adaptación de un grupo o
individuo respecto de otra cultura con la que toma contacto. La aculturación
supone dos momentos: el momento de contacto de dos ámbitos o dos mundos
culturales diferenciados y un segundo momento que es el proceso de la
incorporación; ésta puede tener dos formas: a) la incorporación sin
modificaciones de los elementos de la otra cultura (asimilación), y b) la
adaptación de dichos elementos a la propia cultura.
El término se utiliza también como sinónimo de endoculturación es decir, la adopción por parte de jóvenes
generaciones de elementos culturales de generaciones precedentes.
El
uso de uno u otro término (adaptación o
asimilación) no siempre es usado de igual forma por diferentes paradigmas
científicos.
Adaptación.
Estado en el que el sujeto establece una relación de equilibrio y carente de
conflictos con su ambiente social.
Adaptación: Síndrome general.
Conjunto de síntomas físicos y psíquicos de carácter negativo que aparecen
cuando el sujeto debe enfrentarse a una novedad.
Afecto. Patrón de comportamientos observables que es la expresión
de sentimientos (emoción) experimentados subjetivamente. Tristeza, alegría y
cólera son ejemplos usuales de afecto. Es muy variable su expresión entre
culturas diferentes así como en cada una de ellas.
Ambivalencia. Conflicto motivacional, que se produce cuando el sujeto
es simultáneamente atraído y repelido por la misma meta o deseo.
Arraigo: la radical sociabilidad del ser
humano lo lleva a agruparse, agrupación que supone el uso compartido de un
mismo espacio.
Si bien este habitar del hombre se
da en un espacio físico o territorial dado, tal como sucede en el mundo animal,
también es – en tanto fenómeno humano – un hecho socio-histórico y cultural; el
ámbito espacial que le sirve de base o soporte se ve, así, “socializado” y
“culturalizado”.
Dado que individuo, sociedad y
cultura – conjuntamente con el espacio – constituyen factores inextricablemente
unidos, el arraigo ofrece una pluridimensionalidad emergente de dichos
condicionantes.
Arraigo social es el grado de
adscripción y el sentido de pertenencia por parte del habitante a distintos
grupos, en especial aquellos en los que el indiviudo se siente alta e
íntimamente involucrado. Dependiendo de dicho arraigo observaremos la
existencia de estructuras participativas, tanto a nivel de la comunidad local
como de la sociedad global.
Arraigo cultural consiste en la
vigencia y vivencia, por parte del habitante, del marco normativo-axiológico
que especifica esa determinada sociedad histórica.
Atribución. En Psicología social, tendencia a inferir las
motivaciones, rasgos, intenciones y capacidades de otras personas basándonos en
la observación de su conducta. Una tendencia más o menos automática de buscar
explicaciones para las acciones ajenas.
Autoafirmación. Característica de la conducta que se singulariza por un
comportamiento social positivo, que apunta a defender un derecho a alcanzar una
meta.
Autorrealización. Tendencia innata a desarrollar al máximo los propios talentos
y potenciales, que contribuyen a obtener un sentimiento de satisfacción hacia
uno mismo por parte del individuo.
Autosugestión. Proceso generalmente inconsciente, por el que el sujeto
se convence a sí mismo de algo.
Auto-observación. Mecanismo en que el individuo reflexiona sobre sus
propios pensamientos, sentimientos, motivaciones y comportamientos, y actúa de
acuerdo con ellos.
Beneficio primario, secundario.
Ventaja o provecho que el sujeto puede sacar de un estado patológico. El
primero consiste en la disminución de una tensión interna o en la recuperación
de la ternura o la atención del otro. El secundario es más completo; una vez
alertado el síntoma, el enfermo no ve el interés que supondría curarse: la
curación le plantearía problemas más angustiosos que su enfermedad.
Compensación. Mecanismo psicológico inconsciente mediante el cual el
sujeto intenta contrarrestar su inferioridad real o imaginaria.
Complejo de inferioridad.
Complejo por el que un sujeto se siente constantemente inferior a los demás,
aunque no exista causa alguna que justifique este sentimiento continuo.
Conciencia. Estructura de la personalidad en que los fenómenos
psíquicos son plenamente percibidos y comprendidos por la persona.
Conducta neurótica. Comportamiento
inadaptado carente de flexibilidad, que aparece asociado con uno o más de los
siguientes atributos: angustia excesiva, conflictos emocionales, temores
irracionales, afecciones somáticas que carecen de base orgánica y tendencia a
evitar ciertas situaciones provocadas de tensión, en vez de hacerles frente de
manera eficaz.
Conducta social. Cualquier conducta en que exista interacción entre dos o
más seres humanos.
Conflicto. Presencia contemporánea, en la misma persona, de dos
motivaciones de carácter opuesto pero de igual intensidad.
Crisis de angustia. Consiste en la aparición
repentina de la ansiedad en su máxima intensidad. La típica crisis se presenta
generalmente de modo repentino, sin síntomas previos de aviso. Se acompaña de
síntomas corporales de pánico: taquicardia, palpitaciones, respiración
acelerada, sensación de ahogo o falta de aliento, náuseas o molestias
abdominales, mareo, desmayo o aturdimiento, palidez, manos y pies fríos,
sensación de opresión precordial que en ocasiones llega a ser dolor precordial,
sudoración, parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo), miedo a
perder el control o "volverse loco" y miedo a morir.
Culpa, sentimiento de. Experiencia dolorosa que
deriva de la sensación más o menos consciente de haber transgredido las normas
éticas personales o sociales.
Desarrollo psicosocial. Crecimiento de la
personalidad de un sujeto en relación con los demás y en su condición de
miembro de una sociedad, desde la infancia y a lo largo de su vida.
Efecto de halo. Tendencia de un observador a efectuar una evaluación
tendenciosa (ya sea positiva o negativa) de otra persona basándose en
características de ésta que, si bien son notorias, carecen de pertinencia
respecto de lo que debe evaluar.
Empatía. Estado mental en el que un sujeto se identifica con otro
grupo o persona, compartiendo el mismo estado de ánimo.
Espacio vital. Espacio físico y psíquico que todo ser vivo precisa para
su normal desarrollo.
Estereotipo;
vinculado estrechamente con el concepto de prejuicio, el estereotipo consiste
en una idea o visión – extendida y arraigada- no crítica respecto de un
fenómeno, categoría social, grupo o institución social. El estereotipo
dificulta una comunicación auténtica entre individuos pertenecientes a grupos
disímiles al generar expectativas de conducta generalmente negativas respecto
del alter (otro)
Estresante psicosocial. Cualquier acontecimiento
o cambio vital que pueda asociarse temporalmente (y quizá causalmente) al
inicio, ocurrencia o exacerbación de un trastorno mental.
Estereotipo. En psicología social se llama estereotipo a un conjunto
fijo de atributos que el observador de un grupo determinado adjudica a todos
sus integrantes.
Fantasía. Libre actividad del pensamiento por la cual premisas y
conclusiones pueden ignorar la realidad. También mecanismo de defensa por el
que las imágenes mentales inventadas producen satisfacciones sustitutivas
irreales.
Frustración. Situación en la que se halla el sujeto cuando encuentra un
obstáculo que no le permite satisfacer un deseo o alcanzar una meta.
Hábito. Tendencia a actuar de una manera mecánica, especialmente
cuando el hábito se ha adquirido por ejercicio o experiencia. Se caracteriza
por estar muy arraigado y porque puede ejecutarse de forma automática.
Idealización. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y
amenazas de origen interno o externo atribuyendo cualidades exageradamente
positivas a los demás.
Identificación. Mecanismo psíquico inconsciente que induce a un sujeto a
comportarse, pensar y sentir como otro que actúa como su modelo.
Inadaptación social. Estado en el que el
sujeto establece unas relaciones conflictivas con su entorno social.
Intuición. Forma de conocimiento directo caracterizada por la
inmediatez y la contemporaneidad.
Logoterapia. Es una clase de psicoterapia
destinada a ayudar a la persona con problemas a redescubrir el sentido de su
vida, que ha perdido. Su creador fue el Psiquiatra vienés Víctor E. Frankl y en
España hay una gran y desconocida lisgta de discípulos suyos.
Mecanismo de defensa. Proceso psicológico
automático que protege al individuo de la ansiedad y de la conciencia de
amenazas o peligros externos o internos. Los mecanismos de defensa mediatizan
la reacción del individuo ante los conflictos emocionales y ante las amenazas
externas. Algunos mecanismos de defensa (p. ej., proyección, dicotomización, y
"acting out") son casi siempre desadaptativos. Otros, como la
supresión y la negación, pueden ser desadaptativos o adaptativos en función de
su gravedad, inflexibilidad y el contexto en el que ocurran.
Negación. Mecanismo de defensa por el que se rechazan aquellos
aspectos de la realidad que se consideran desagradables. El individuo se
enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o extemo
negándose a reconocer algunos aspectos dolorosos de la realidad externa o de
las experiencias subjetivas que son manifiestos para los demás.
Nivel de aspiración. Meta que el sujeto se
establece a sí mismo al realizar una tarea determinada.
Odio. Emoción reactiva frente a una persona o una vivencia que
hiere o amenaza.
Olvido. Incapacidad del individuo para rememorar un fragmento de
información que está seguro que existe en su memoria.
Omnipotencia. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y
amenazas de origen interno o externo pensando o actuando como si dispusiera de
poderes o capacidades especiales y fuera superior a los demás.
Pensamiento mágico. Creencia errónea de que
los propios pensamientos, palabras o actos causarán o evitarán un hecho
concreto de un modo que desafía las leyes de causa y efecto comúnmente
aceptadas. El pensamiento mágico puede formar parte del desarrollo normal del
niño.
Personalidad. Estructura psíquica de cada individuo, la forma como se
revela por su modo de pensar y expresarse, en sus actitudes e intereses y en
sus actos. Son patrones duraderos de percibir, relacionarse y pensar acerca del
ambiente y de uno mismo. Los rasgos de personalidad son aspectos prominentes
que se manifiestan en una amplia gama de contextos sociales y personales
importantes. Los rasgos de personalidad sólo constituyen un trastorno de
personalidad cuando son inflexibles y desadaptativos y provocan malestar
subjetivo o déficit funcional significativo.
Personalidad autoritaria. El
individuo con personalidad autoritaria presenta habitualmente los siguientes
rasgos: obediencia ciega a la autoridad, cumplimiento estricto de normas
rígidas, expectativa de lealtad incondicional por parte de sus subordinados,
hostilidad frente a los miembros de otros grupos y admiración hacia los poderosos.
Proyección. Mecanismo de defensa que el individuo se enfrenta a
conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo atribuyendo
incorrectamente a los demás sentimientos, impulsos o pensamientos propios que
le resultan inaceptables. Consiste en proyectar cualidades, deseos o
sentimientos que producen ansiedad fuera de sí mismo, dirigiéndolos hacia algo
o alguien a quien se atribuyen totalmente.
Prejuicio.
Actitud, creencia u opinión que no se basa en una información o experiencia
suficiente como para alcanzar una conclusión rotunda. Literalmente se define
como un "juicio previo". Actitud en virtud
de la cual un individuo manifiesta, explícita o implícitamente, algún tipo de
hostilidad o rechazo hacia otro individuo, grupo o categoría social por poseer
determinados atributos o características más o menos comprobables (etnia,
religión, discapacidad, género, etc).
El prejuicio genera
distancia social, dificultando gravemente la comunicación dado que el sujeto no
importa como persona potencialmente valiosa en sí misma sino que se la
encasilla dentro de un determinado estereotipo (negro, latinoamericano,
judío, árabe, católico, rumano, etc.) El prejuicio deviene discriminación
cuando estos estereotipos se trasladan a nivel de sociedad global, emergiendo
obstáculos estructurales en determinados grupos o individuos de cara a la
obtención de bienes sociales. (prestigio, poder, respeto).
Si bien el
prejuicio supone por lo general una carga negativa, también puede dar el prejuicio
positivo en tanto actitud de simpatía hacia tipos de individuos o grupos
determinados.
Otras veces el
prejuicio obedece a ciertas expectativas de rol (por ejemplo, el funcionario
público o burocrático). Es muy difícil excluir el prejuicio de las
relaciones interpersonales dada su función de mecanismo de defensa psicológico,
en tanto actitud a-crítica y apriorística individual (sin ninguna
fundamentación y tomado como primordial por quien lo practica).
Además, ante una
realidad social compleja y cambiante, que exige respuestas cada vez más
rápidas, las categorizaciones y representaciones de la realidad que ofrecen los prejuiciosos ordenan,
de manera sencilla y grosera dicha realidad, aunque a un coste elevado que
corresponde a la pérdida de profundidad en las relaciones sociales y en la
comprensión del “otro”.
El prejuicio, al igual que todo estereotipo, implica un serio obstáculo
a la libertad y a los derechos del otro.
Rol. En psicología social se considera que el rol es la
personalidad pública de cada individuo, vale decir, el papel más o menos
predecible que asume con el objeto de amoldarse a la sociedad de la que forma
parte.
Síndrome. Agrupación de signos y síntomas basada en su frecuente
coocurrencia, que puede sugerir una patogenia, una evolución, unos antecedentes
familiares o una selección terapéutica comunes.
Socialización. Proceso por el que un individuo desarrolla aquellas
cualidades esenciales para su plena afirmación en la sociedad en la que vive.
Sublimación. Forma de desplazamiento en el que la energía se desvía hacia
un objeto que tiene unos valores ideales. El individuo se enfrenta a conflictos
emocionales y amenazas de origen interno o externo canalizando sentimientos o
impulsos potencialmente desadaptativos en comportamientos socialmente
aceptables (p. ej., deportes de contacto para canalizar impulsos agresivos).
Supresión. Mecanismo de defensa en que el individuo se enfrenta a
conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo evitando
intencionadamente pensar en problemas, deseos, sentimientos o experiencias que
le producen malestar.
Trastorno de la personalidad. Es
un tipo de trastorno conductual que se caracteriza por provocar considerables
problemas para la adaptación social. La persona que padece el trastorno de
personalidad no siempre ni forzosamente se siente perturbada, pero en cambio
los demás a menudo la consideran perturbadora o molesta.
Voluntad de sentido. Según Viktor Frankl, la
voluntad de sentido es el impulso innato a encontrar un significado y propósito
en la propia vida.
Xenofobia. Fobia a las personas desconocidas.
Para terminar, permítanme ilustrar este artículo con dibujos del genial Quino que hablan por sí mismos.
Bibliografía:
(1997) Bruno, F. J. Diccionario de términos psicológicos fundamentales. Barcelona. Paidós Studio.
(1997) DSM-IV, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. APA. Barcelona. Masson.
(1997) Martínez-Romero Gandos, José "Sentido de vida, trabajo y desempleo", En Revista "Logo: teoría, terapia, actitud", año 12, nº 25, nov. 1997, p. 38-41.
(2001) Brie, Roberto J. y del Acebo Ibáñez – Diccionario de sociología, Editorial Claridad, Buenos
Aires,
(2003) Martínez-Romero Gandos, José “Logoterapia y procesos migratorios en España”, publicado en Nous, Boletin de Logoterapia e Análisis Existencial, Asociación Española de Logoterapia, Madrid, Boletín Nº 7 – Otoño 2003 I.S.S.N. 1575-488X.
(2003) Martínez-Romero Gandos, José“Psicodiagnóstico de una Persona migrante: aporte de la Logoterapia. Trabajo presentado en las VII Jornadas-Encuentro de la Asociación Española de Logoterapia, 4 y 5 de octubre de 2003, Madrid, Spain.
(2004) Martínez-Romero Gandos, José “Emigración de retorno a Galicia. Identidad cultural de hijos y nietos”, publicado por la Asociación Galega de Saúde Mental, Ourense, Galicia, en el marco de las XIV Xornadas de Psiquiatría, Psicoanalise e Literatura, 24 de abril de 2004. . I.S.B.N.: 84-931678-8-6 (D.L.: OU/229/2004)